domingo, 18 de diciembre de 2011

Rumbo Trazado...

Yo no buscaba, sólo transitaba por aquellos escarpados rincones de mi travesía. Hacía un tiempo que había emprendido este trayecto buscando tesoros, buscando aventuras huyendo de una realidad que me parecía mezquina. Nunca imaginé que estarías entre tantas posibilidades. Nunca imaginé que serías tú quién terminaría siendo la razón de mi desgracia y la consecuencia de mi presunta muerte.
Los días eran simples acontecimientos sucesivos y arrogantes, se transcurrían ordenados en series predecibles, los eventos fortuitos eran amados combatientes de guerras perdidas que regresaban ilesos. Yo no ansiaba nada, había perdido las ganas de vivir, de asombrarme, de amar, de desear. Había caido en una búsqueda sin fuerzas, en una búsqueda sin metas, sin intenciones ni objetivos.
Me embarqué en un puerto alicaido y vestusto. Zarpé una mañana en un navío sin nombre, dispuesta a cruzar mares y conocer tierras desconocidas. La tierra prometida no era mi destino, quería conocer los confines no conocidos, el fin de mundo, mi propia odisea. Mi singladura no era conocida, incierta y flamante. Cada día, cada noche era calculada por mi brújula caótica, mi Norte estaba extraviado, y eso me hizo vurlnerable.
Después de tantos naufragios y espejismos, regreso a mi puerto. En la piel y en el alma bregaduras que me recuerdan las travesías de mi desenfreno, de tanta pasión, de tantas noches sin luna. Hoy regreso con las velas henchidas, con el rumbo trazado. Regreso a mí. Regreso en mi búsqueda. Regreso donde me dejé esperando.
Traigo botines de guerra, traigo recuerdos de tabernas y batallas, de brindis y amistad; baules de tesoros, y la cicatriz de tu recuerdo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Cobardía y Orgullo

            Misteriosas y lejanas me persiguen tus miradas como dos estrellas fijas,
            como dos estrellas tristes, como dos estrellas blancas! (Poe)


Él no sabe que existo, su cobardía y orgullo me olvidaron y mi silencio se hizo distancia insoslayable. Recuerdo antes de él, cuando mi piel no tenía cicatrices, tampoco las tenían mi alma. No eres tú quién a quién extraño, extraño todo lo que tu presencia inundaba, lo que tu presencia contenía.

Estuve a punto de correr hasta tu puerta, sin orgullo, sin cobardías, desprovista de todos mis prejuicios, incluso de mi pasado. Cuántas veces quise desaparecer del mapa, perder la brújula y naufragar. Cuando la esperanza mustia comienza a apagarse, comienza a desaparecer, comienza a morir.Me fui conformando con tan poco de él, que no era capaz de reconocer la pobreza y soledad en las que me había recluído.Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu cobardía

Las sepias se diluyen con el calor de mis manos mezcladas con lágrimas que no sé de dónde provienen. Fue dificil aceptar que todo fue en vano. Fue dificil reconocer que me había encarcelado voluntariamente. Que todo había sido un desperdicio de esfuerzo, de ilusiones y esperas. Que nunca nunca lo que esperaba ocurriría. Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu aparición repentina...Cada palabra tuya una mentira alevosa, disfrutas con macabra pasión el proceso de destruir mi ciudad con sus murallas desprotegidas...Mi maldita memoria que funciona con criterios injustos, me hace recordarte pero al mismo tiempo olvidar tus desaires y cobardías

Lo miraba con mis ojos pletóricos de Ayer, para él sólo había Ahora mismo














viernes, 16 de diciembre de 2011

La sentencia de sus labios

Esa noche me alegré de verle regresar, pero él notó la tristeza en las pupilas de Ella. Le preguntó por la razón de su tristeza, Ella mintió, confesó la mala ocurrencia de mezclar los nocturnos de Chopin con los versos de E. Allan Poe.  Este afán de mantenerse aferrado a su recuerdo comenzaba a ser una larga tortura sin sentido, comenzaba a gestarse el agotamiento dando paso a la desesperanza. Nada peor que la desesperanza, la resignación de dejarse morir, de evitar seguir en esta lucha, en este afán. Sabía que este regreso sería otro más condicionado a sus caprichos, un aparecer para luego huir, migajas para un hambriento deseo forzado a no esperar nada, no exigir nada.

Estaba ebrio, comenzó a relatar lo que había pensado esa noche que tanto yo veneraba, aquella noche de octubre en mi mente capturada. Recordó los detalles, los atuendos, los diálogos. Fue en ese momento en que recibí la primera estocada: "miraba tus libros añosos, esos libros vetustos que esa noche llevabas entre tus manos". Así fue. Esa noche encontré un vendedor ambulante deshaciéndose de esos tesoros, uno de ellos era un texto  impreso en  Alemania en 1875, en perfectas condiciones, con hermosos grabados. Me sentía como un pirata exhibiendo su botín. Como una niña feliz, sin darme cuenta de los nubarrones amenazantes, la tormenta que se avecinaba. Con su orgulloso talante agregó: "miraba tus libros y mientras hablabas radiante de tu tesoro, pensaba en cuántas manos habían sostenido ese libro, hojeado esas páginas, cuántas manos! cuántas historias! al igual que tú, tan parecidos tus libros y tú". No esperaba esa sentencia de muerte. Mi respiración comenzó a acelerarse. Semidesnuda no podía cubrir mi cuerpo de mi vergüenza. Su crueldad, nunca la imaginé tan despiadada, tan temible, tan destructiva.

Nada pude contestar.Sus palabras sentenciaron la Verdad, ésa que siempre sospeché; yo prefería la incertidumbre intermitente al dolor provocado por la certeza final...Versos tristes... Versos moribundos. Esta noche estoy enmudecida...mis versos afónicos resbalosos entre lágrimas y ecos torturantes... Esta noche muere toda la poesía con tu nombre atado a mis versos... 


Esta noche he muerto con tus palabras. Ahora comprendía su distancia, sus excusas, sus evasivas. Desde su posición, desde su orgullo yo... yo era...yo soy... yo no podía ser, yo nunca sería...

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Flores de la Melancolía

Hoy no tengo palabras, no quiero recordar ni pensar. Hoy las metáforas me son esquivas, no hay retórica. Mis versos están extenuados, perdidos, cansados. No viene a mi la ilusión, esta noche la Poesía guarda silencio. Sólo tengo mis fotografías, aquellos momentos capturados. Esta noche admiro la belleza de las flores, no son las Flores del Mal, no lo son. Son las Flores de mi Melancolía, mi única compañía.

 










Mi condena

Había comenzado ese largo camino del olvido, aquel que pavimentado de retrocesos te exije cada día un sacrificio, una ofrenda de fe para no perder la esperanza que es posible volver a sonreir, volver a arriesgarse, volver a intentarlo.
Había ordenado con precaución los fragmentos, los trozos de mi universo que habían quedando dispersos desde tu ausencia repentina. Nunca pensé en atarme a tu recuerdo, simplemente ya había ocurrido cuando me percaté. Noche tras noche esperaba el milagro que la ilusión me cegaba reconocer. Las advertencias estaban señaladas en gigantes letreros luminosos. Avanzar era un peligro, y sin embargo, corrí todos los riesgos pensando que al final cada sacrificio, cada penitencia, tendría una gratificación, un galardón con tu nombre fraguado.
Fue dificil aceptar que todo fue en vano. Fue dificil reconocer que me había encarcelado voluntariamente. Que todo había sido un desperdicio de esfuerzo, de ilusiones y esperas. Que nunca nunca lo que esperaba ocurriría.
Y cuando ya casi lo lograba, tu maldad infinita colpasó mi resignación. Volviste con ese afán miserable y autocomplaciente. Me buscaste sólo para sentir que tu tiranía aún era poderosa para someterme, y yo frente a ti temblando, pero con la mirada cubierta por el manto de las lágrimas premonitorias, es un espejismo, como aparece se irá, llevándose mi sosiego, la escasa paz que he logrado. "Si nada de mi quereís, por qué os acercais a mi?"...Lo miraba con mis ojos pletóricos de ayer, para él sólo había presente, pulsión, necesidad y sabía que yo podía contener, recibir, acoger su existencia.
Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu aparición. Me fui conformando con tan poco de él, que no era capaz de reconocer la pobreza y soledad en las que me había recluído. Fuiste egoísta y cruel, la vanagloria de tu masculinidad abyecta,  y yo? yo sigo siendo siendo tonta e ilusa, una combinación tan ventajosa para ti y nefasta para mi. Mi maldita memoria que funciona con criterios injustos, me hace recordarte pero olvidar tus desaires, tus cobardías.Mi maldita porfía, esa que se empeña en alegrarse cada vez que te ve regresar. Cada palabra tuya una mentira alevosa, disfrutas con macabra pasión el proceso de destruir mis defensas, sitiar mi ciudad con sus murallas desvanecidas. Esperanzas para un moribundo? Sal para un sediento? sólo vienes para no llegar, provocando ese roce indiscreto sin tomarme pero sin dejarme ir. Maldita cobardía sumada en combinación letal con mi espera absurda.
¿Sabes lo que provocas? lo sabes, por eso lo haces. Necesitas confirmar tu tiranía. Tener la certeza que cuando quieras, estoy.
A veces la tristeza no podemos contenerla en el breve espacio interior.
A veces la tristeza termina siendo más grande que el amor.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Sin cómplices...

Tantas veces he prometido que hay esfuerzos que no emprenderé, que he perdido la cuenta . Prometí evitar los riesgos ya advertidos, pero aún así, una y otra vez, como una fuerza gravitacional imposible de eludir, caigo en tus trampas, me enredo en tus embustes, que necesito creer, como si ya no quedara nada a qué aferrarse.

Probablemente la soledad de mi paisaje, la tristeza de estos días nublados, facilite esta obsesión por mantener tu recuerdo. Como un ritual de recordarte, para no perder el rumbo, para constatar que alguna vez mis sueños se hicieron reales, que tenían forma corpórea, que habitaban el cuerpo carnal, que tenías nombre, voz y piel, aroma y textura, palabras e historia.

No eres tú, me niego a que seas tú. No eres tú a quién recuerdo, recuerdo lo que provocabas, recuerdo palabras hilvanadas como sonetos, tus metáforas. No te recuerdo, sino la pasión contenida y desbordada que nos arrojaba al abismo de nuestras ansias. Recuerdo lo que deseaba, las ansias de estar ahí, la última vez en que deseé que el tiempo detenido y el espacio condensado. La última vez que odié el amanecer, la última vez que anhelé el momento no terminara.

Ahora ya no me afano. Ahora ya no escucho, cada nombre es pasajero y cada momento es pasado, aunque esté transcurriendo. Ahora, ya no me esfuerzo en escuchar, ni en acariciar, ni en entregar más de lo necesario. Ahora me alejo antes de acercarme, ahora abandono el lugar de los hechos antes de perpetrar el delito, ya no tengo cómplices, ya ni siquiera los busco.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Preguntas para las que no tengo respuesta

Dame una señal, una esperanza, y muevo tu mundo otra vez...y ahora qué? qué hago con este recuerdo maldito derretido en mi memoria? impregnado en mis huesos?  còmo encuentro el camino de regreso si aùn estoy atrapada en tu recuerdo maldito?.

Laberinto de pasos en procesión, interminables, consecutivos que deambulan en mi mente buscando tu recuerdo. Atesoro versos, sonetos y églogas y con cada uno de ellos te invoco, te recuerdo, te acaricio. En mi mente, en mis oscuros subterráneos, es el escenario de mi existencia infinita, no tengo ojos ahí, sólo me quedan miradas. Algún día, Alguna de estas noches, Volverás, Tal y como hasta ahora has hecho. Pero seré yo quién dejará de estar, Después de tanto esperar.

Otra noche triste, iluminada de oscuridad profunda que emerge de mi alma y resalta a contraluz con el brillo de mi ventana. Esta noche leeré en voz alta estrofas con tu aroma, versos con tu aliento y rimas con tu sonrisa. Poesía amiga, consuelo reconfortante. Para apagar la luz abrazando mi almohada y soñarte en mis sábanas, o yo en las tuyas. Cada compás atiborrado de silencios prolongados, esperando la nota final que tarda demasiado.

Fui huracán. Fui tornado. Fui tormenta en tus manos, y ahora, Silencio y Sequía, árida geografía de ausencias. 

Mis formaciones cóncavas expulsaran mis sedimentos profundos derretidos por tus laderas...tu boca la usé para beber mentiras dulces. Dispuesta a tus órdenes, sometida a tus sentencias, convicta de tus pasiones, prisionera del sudor de tu cuerpo, encadenada a tu deseo. El pecado de tu cuerpo; La abominación de tu carne sudada; La aberración de la humedad de tus abismos; Incendiando mi confesión penitente. Quiero musitar una letanía rozando con mis labios blasfemos el crucifico de tu cuerpo, una y otra vez, compulsiva y religiosamente...

Arácnida tejedora de mis pretensiones de envolverte en mis caricias, envenenándote con besos lascivos, atrapando el cansancio de tu cuerpo. Naufragando, agitada por el vaivén de tus olas, vientre; de tus manos, ráfagas; de tu aliento, tormenta; de tu proa, hecha mía. Me deslizo en las sombras de tus acantilados; me derrito sobre las planicies de tu pecho y sumergida en tus manantiales, disfruto tu paisaje. Quiero desaparecer sumergida en el oleaje de tus piernas...Hacerme un violín, mis piernas, las cuerdas tensadas, y tú, el arco que arranca las armonías desde lo profundo de mis entrañas...Sommelier de tus fluidos, Alquimista de tus elementos, Nigromante de tus instintos. Serás un diestro matarife, con cada estocada trozos de mí, esparcidos sobre ti. Al compás de tu aliento frenético, mis caderas tomaban posesión de tus territorios rebeldes. Deseos incontrolables de someterte con caricias con forma de mordazas invisibles...y besos látigos.Arando tu espalda con mis manos, regando tu siembra con deshielos de mis adentros. Quiero amanecer, arrojada por la marea baja de tu abdomen, varada en tu orilla, encallada en las aguas superficiales de tu geografía...Qué mal debemos pagar cuando quedamos encadenados a las mazmorras del eterno recordar. Y si...invoco un sueño perverso, imaginando que torturo tus carnes con besos látigo? Con caricias-ataduras?

Y ahora amortajada, ese criminal insomnio invadió mi oscuridad...El amanecer inevitable se acerca, aunque me resista...Cada soneto inconcluso fraguado con los gélidos ósculos de su partida definitiva...Cada estrofa hilvanada con la seda de sus caricias...Cada verso tiene encadenado su nombre...Èl no sabe que aún existo. Su orgullo me olvidó y mi silencio se hizo distancia eterna. Errática, sin el rumbo trazado. Zozobrando en el delirio de tus caricias naufragio. Encallada en las rocas de tu costa remota...

domingo, 9 de octubre de 2011

Claustro. El exilio de tu mirada

Hace unas semanas comencé a desdibujarme y rehacer un boceto inconcluso que me tenía afanada. Se ha hecho complejo buscar nuevas significaciones para palabras que aún desafiantes llevan encadenados como prefijos tu nombre. Comencé a enredarme en buscar una definición para la que no me alcanzan las cualidades, menos aún las certezas. Cabizbaja he recorrido los escasos espacios disponibles y lúcidos en mi mente, aquellos espacios que no tienen secuelas de excesos ni perdiciones.

Trazo las primeras débiles líneas de un perfil desfigurado. La soledad me abraza con su manto gélido. Tantas noches esperando tu abrazo, que he aprendido a contentarme con el viento de tu ausencia, las ráfagas provenientes de tierras lejanas que me susurran dónde te encuentras. Dibujo mis ojos abiertos, decretando de esta forma la imperiosa necesidad de la cordura. No más fantasías, no más devoción.

Esta noche acompañada de la luna, me resigno a aceptar este escenario, este personaje, estas ausencias sucesivas. Tal vez no sean ausencias, sino los preámbulos entre uno y otro acto. Tarde o temprano el telón caerá. La simpleza de aceptar ...



Las sepias se diluyen con el calor de mis manos mezcladas con lágrimas que no sé de dónde provienen. Quizás sean rezagadas nómadas de las tierras que algunas vez poblamos y nutrimos de amores y palabras, y hoy erosionadas de silencio y sequía extinguen la vida de nuestras fantasías en cuerpos humanos. Acurrucada en el regazo de mis propias palabras, aquí en mi espacio oculto, aquel espacio que alguna vez eclipsaste con tu presencia luminosa.

sábado, 8 de octubre de 2011

Fe de Erratas

Estos días su sombra me persigue. Hubiese preferido no alterar el orden de los acontecimientos. Las cosas al fin decantaban, este acomodo según las fuerzas gravitatorias me permitían alcanzar algún grado de sosiego en tanto tumulto, en tanto caos reinante. Por qué su simple aparición fantasmal me provoca estas reacciones en cadena? qué le lleva a perturbar mi mundo pequeño, insignificante frente a su supernova lejana? qué lo motiva a acercarse cuando creo haberme alejado lo suficiente para no sufrir de su influjo...
No me atrevo a especular. No me atrevo siquiera a pensar una explicación. Qué sentido tiene? prefiero el abandono en el incierto devenir, no buscar certezas que sólo ahondarán el miedo a desfragmentarme en pequeñas trazas de mí. 
Prefiero en las palabras, anidarlo en los puntos seguidos. Ya no pretendo precipitarme en puntos finales, en el fondo siempre he deseado que vuelva las veces que quiera cual cometa orbitando mi tierra. Tal vez al negar su presencia, comience a perder la ilusión de su regreso.

martes, 4 de octubre de 2011

Claustro Voluntario

Hay momentos en que volver a tu recuerdo no es una forma de evocarte, de hacerte presente. No, no lo es. Se trata de una estrategia para no perder el rumbo en estos derroteros confusos que me obligan a extraviarme del trayecto que en algún momento me imaginé. Un mapa con tu silueta detallada que me recuerde que así era lo que soñaba, que todas aquellas cosas que idolatraba podían ser contenidas en forma humana.
No te estoy recordando, sólo acaricio tus pestañas, bambalinas de tus oscuridades con pupilas vigilantes. Acaricio tus largos cabellos azabaches turbante de tus cruzadas y galeones. 
Tal vez, algún día.
Tal vez, en otra vida,
Tus besos los he extraviado. Mejor es no saborearlos.


(Mi mirada se dirigió al calendario, la noche aquella de octubre...las imágenes amenazantes intentaron emerger. Volví a aquel lugar como un narrador omnisciente y ...todo sigue intacto, cada fragmento nuestro sigue ahí, sobre las sábanas, sobre los muros y ventanas; así podemos recordar esa madrugada de octubre, para después, cerrar la puerta y abandonar el lugar. Caminar por la calle y no reconocernos.)

sábado, 24 de septiembre de 2011

Oscuros Subterráneos

Hoy es un extraño marcador en mi calendario. Casi siempre lo olvido. Me he dedicado a deambular errática por los laberintos de "Ayer", "de antes", de "aquel entonces", de "cuando estabas tú", que de algún modo, mis proyectos, mis ansias comenzaron a transformarse en estos híbridos sin-futuro aparente. Este afán porfiado de aferrarme a los recuerdos, una forma retorcida de Diógenes encapsulado en millones de fragmentos, en trozos, en momentos vividos que sólo subsisten por la energía de mis invocaciones, por la devoción de mis palabras.
Respiro agitada, y una brisa de noche acaricia mis mejillas frías. Las lágrimas se han transformado, glaciares comienzan a instalarse en mis adentros. Comienzo a perder la sensibilidad de mis cavilaciones, el control comienza a ser dominado por mis reflexiones tiranas. Se acaba mi tiempo. Me dispongo a ordenar este caos circundante. Este mundo tenebroso que me he construido como una forma de protegerme de tantas desilusiones amontonadas con nombre y apellido, con fechas, con aromas, con lugares y no-lugares.
Inhalando recuerdos
exhalando olvidos...
Si pudieras ver este sótano!, un espacio agitado, confuso, son tantos fragmentos arremolinados con ráfagas de viento que acarrean más y más trozos de pasado,  restos inmortales, fotografías decoloradas, mechones de cabello, libretas de notas, cartas sin remitente, flores secas, libros apolillados, arañas, lágrimas, direcciones, postales, manuscritos, partituras, vinilos, muñecas...
Encontré tantas cosas, y lloro frente a la impotencia de no poder reconstruirlas, de que mis manos no alcanzan para abrazar todos los fragmentos, para darles un sentido, para atesorarlos y que no se destruyan, no se pierdan, que no me abandonen.
Me duermo dentro de mí, sollozando esta amargura que no encuentra miel ni abrigo. Cansada de ser sombras, de estar oculta, pero con un tremendo miedo a brillar, a ser vista, a caminar bajo la luz del sol. Ni te imaginas lo que intentado. No puedo confesar lo que he pensado.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Bambalinas

No sabía a dónde ir. Tuve que salir corriendo porque algo dentro de mí explotaría. Corrí a mi refugio, a este espacio oscuro que me ha servido tantas veces de guarida en las tormentas. Llueve, llueve a cántaros, furiosamente, mis mejillas son un diluvio. Empapada y temblando de frío. Mis labios tiene un acerbo lacerante, me cuesta tragar saliva por el agrio sabor de mis palabras pronunciadas. Esta noche debería mirar las estrellas, observar la luz viajando desde hace tanto, tanto, que tal vez ella ya no existe y yo sólo soy testigo de su muerte. Así es esta historia, terminando desde el principio, sin certezas. Nos encontramos, nos reconocimos. Siempre he sabido quién eres, puedo verte entre millones de destellos. Sé oirte, puedo saber quién eres sin verte, cubierto de oscuridad. Pero no puedo derrotar las desesperanzas que te rodean, no puedo transgredir tus límites, tus distancias. Esperé. Esperé. Lo he hecho tantas veces, que ya no noto cuando adopto esa posición de espera resignada. Esta noche me he ataviado del abrigo de mis melancolías, ayer estaba dispuesta a todo, renovada de ímpetus, pero esta noche, por esta noche no quiero pensar. Abrazaré mi confidente almohada, y lo imaginaré abrazado a ella. Yo abrazada a mi poesía, un copa de champagne y mi último cigarrillo.

Olvido!, es lo único que necesito!, embriagarme de olvido, sumergirme en él y nunca más recordar, vaciar la mente de cada detalle, de cada fragmento amado y venerado. Destrozar las cavernas de esta conciencia infame que me encadena al cepo del tormento perpetuo, errante buscando, buscando, buscando...

¿Qué debería hacer? no es lo que debería, es lo queda, es la reducción de las posibilidades y luego el proceso lógico de asumir lo evidente, no hay más opciones que una, aquella que más odio, aquella que se ha vuelto un kharma. El único imperativo posible es dejar de lado lo que quisiera, lo que amaría, lo que desearía.

Este lugar se ha vuelto mi cárcel, y sin embargo la celda con las puertas abiertas me recibe cada noche.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Gramática de Ausencias. Morfosintaxis de Olvidos

Las páginas de este libro se han ido confundiendo, alternadas, zigzagueantes, brincan de un extremo a otro y arremolinadas me confunden, pierden la numeración, se amotinan en mi contra con el mezquino afán de mantener la secuencia de los hechos relatados. Yo dubitativa, no siendo capaz de abarcar tantos acontecimientos, tantos recuerdos burlones, tantas esperanzas y sensaciones. Me confundo, retrocedo, avanzo y me pierdo. Si tan sólo me arriesgara de una vez! pero las advertencias a los ciclos; el miedo a caer; el camino desecho hacia atrás; el temor al abandono; ésos y muchos más me agrietan el alma. Es como si cada hecho fuese disolviendo la caliza de mi corazón ardiente con cataratas de vinagre, de tragos amargos consecutivos, imparables.

Han sido años de puntos suspensivos, esos malditos que dejan espacios para el silencio, la repetitiva espera, cobijada de recuerdos que se han transformado en mi mortaja mortuoria. He olvidado qué se siente enumerar sentimientos, descubrirlos con la sorpresa, con la viveza de la inexperiencia, la curiosidad del neófito que incauto y crédulo se entrega en cada párrafo, que atesora cada metáfora en su alma, que la hace real al leerla en voz alta. El poder de la palabra, el decreto de las brujas, que con sus sortilegios y conjuros que convierten en realidad aquella fantasía no confesada.

Estoy impávida, dominada por la inercia de los años. Mi alma sedienta no se atreve a dar otro paso, el miedo a los espejismos. En mi cabeza las palabras se niegan a aproximarse, caótico ejército sublevado.

Debo no pensar. Debo obligarme a guardar votos de silencio.

Algo bueno en estos días... Capturé un atardecer, y lo bauticé con tu nombre, y esperé a que el último rayo de luz desapareciera. Cuando eso ocurrió susurré aquellas palabras que tantas veces no tuvieron sentido: "Au revoir, monsieur..."; había llegado aquel mágico momento que tanto esperaba y que había renunciado a buscar. Mirando el horizonte me despedí de él, de sus barcos, de sus galeones, de sus cruzadas. Respiré profundo. Lo había logrado al fin.

Ahora, con todos los fragmentos recuperados y enumerados, comienzo la sintaxis una vez más. Necesito esbozar, trazar líneas imaginarias de los contornos de este paisaje. Caminar sin prisa buscando los puntos y comas, los renglones ordenados en los que tal vez, sólo tal vez, capture la semántica de mis nuevas palabras, de nuevos significados. Olvidaré la etimología de recuerdos, observaré la gramática de mis sentimientos. Reescribiré los pie de páginas, quizás de este modo, resignifique estas vivencias. No es el olvido el que deberíamos ansiar con desesperación, es el significado de estos recuerdos su posición en el índice de los hechos, en el sumario de intenciones.

lunes, 22 de agosto de 2011

Morfina y Maquillaje

Yo no debería hacer caso omiso a mis desconfianzas, es un acto insensato. No debería. Tantas veces me advierte acerca del riesgo de volver a sentir, de asomarme a la ventana y creer ingenuamente que "tal vez". Estoy disimulando mientras escribo, en cada tecla un pensamiento gotea sobre mi mollera como una tortura y susurra "tonta, tonta". ¿ A tan patética condición podemos llegar que aceptamos las migajas de atención convirtiéndolas en una esperanza? ¿ cómo es que convertimos una pequeña chispa en la oscuridad en una hoguera colosal que abriga moribundas esperanzas enterradas aún vivas?.
Escalofríos recorren mi espalda, clavando sus afiladas garras en mi escasa fortaleza. Había luchado tanto para levantarme, para volver a caminar con dignidad, al menos frente a los demás, casi podía respirar una vez más sin sentir ese huracán destructivo dentro mis entrañas, arrasando todo a su paso, destruyendo los escasos fragmentos míos adosados a mi lucidez. Perdí el equilibrio sólo por el simple hecho imprudente de mirar a mi alrededor, respondiendo a una voz que pareció llamarme, que pronunció mi nombre, y mi sonrisa se dibujó sobre mis labios. Era un delirio egoísta y mezquino, que cansado de vagar en su mundo coincidió por simple casualidad en el mío. Ni siquiera era un fantasma, ni siquiera tenía forma definida, ni siquiera era un recuerdo, era una alucinación que me había inventado, endulzada con tanta soledad. Ni siquiera se imagina el daño causado, la corrosión de lágrimas oxidadas, de miradas evaporadas.
Cuando pierdes la esperanza, cuando estás llena de olvido, no debería doler tanto otra indiferencia, otra ausencia repentina. Se supone que ya sabes cómo es esto, las reglas del juego tácito, de las palabras que se dicen, pero que esconden sus significados en los silencios. 
No volveré a esperar milagros, 
                                      ni amaneceres, 
                                                ni posibilidades, 
                                                         ni certezas, 
                                                               ni incertidumbres. 


No quiero más nombres, 
                               ni llamadas, 
                                 ni mensajes, 
                                          ni ilusiones. 


(Transparencia? quién susurró la palabra transparencia?).

Mi error fue creer que ...eras agua fresca, tantas aguas estancadas han inundado mis esperanzas. Little girl blue... mi canción vuelve a sonar en mis oídos, se ha albergado en mi alma, y de este modo me acaricia cuando siento esta tristeza que me desgarra. Un abrazo, a veces uno se conforma con un roce que convierte con desesperación en un abrazo. Qué estaba pensando? ("tonta, tonta").
Ella había comenzado a maquillarse, eligió sus ropas con delicadeza, intentando no ocultarse de los rayos del sol, brillar aunque sea sin luz propia. Era una obligación levantarse, imperativa!. Una ducha fría contracturó sus carnes, y lavó sus lágrimas que amenazaban con lanzarse en caída libre.Ordenó sus cabellos y calzó sus tacones de charol, no se quedaría llorando por lo que ya sabíamos que sería así (son profecías que se cumplen antes de ese adiós que nunca llega). La que solía ser -indignada pero contenida- evitaba encender un cigarrillo. Había sido mudo testigo de este suicidio en pequeñas dosis de Ella, y se mantenía en su rol de observador. No sería cómplice de este mezcla de lágrimas cristalizadas y autocompasión.
Esta vez pude ser valiente.
Esta vez no lloré.
Esta vez, caminaré en silencio hacia la salida.
No más espejismos,
No más delirios.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Epitafio para tu Ausencia

Han sido años, aquellos días en los que esperaba por ti con el rostro empapado en ansias. Se han ido sumado hasta formar años de lenta espera, de tristezas contenidas, de crueldades en forma de preguntas con respuestas enmudecidas, de posibilidades que nunca llegaron a ser dado que fueron abortadas por la realidad colosal.
De una casualidad surgió uno entre miles. El estaba ahí, y debo reconocer que he perdido las fuerzas para continuar resistiéndome al olvido. Definitivamente es así, no olvidamos. El olvido es la distorsionada idea de que podemos volver a empezar, sentirnos renovados una vez más. Anhelamos el olvido porque es la promesa que jamás se cumple, el plazo que jamás concluye, el día ansiado y nunca vivido. Ese ha sido El. Un ser endemoniado a quién conocí sin haberle visto, a quién amé con una intensidad que robó todas mis fuerzas, robó mis ansias, vació todo para rellenarlo con su presencia única invasora.
Yo vi sus ojos antes que perdieran ese brillo, antes que en su caída arrastrara su mundo (y el mío). Fue casi mío, fui su obsesión, cuando mi nombre estaba en sus labios  impregnado en su alma, como un sello, una marca indeleble. Hoy estoy tan lejos de El. A veces con mis recuerdos trato de alcanzarlo, rozar sus cabellos, acariciar sus manos, y besarle con la mirada lejana, susurrando en sus oídos mi nombre. En algún momento creo reconocer el destello en sus ojos, aquel con el que antes me imaginó. ¿Por qué vuelvo una y otra vez a tu tumba? Por qué aún tu ausencia me condena a tu recuerdo lacerante?. Acaso tengo que resignarme a esta existencia condenada a tu ausencia? ¿y si te dejo encadenado al recuerdo y soy yo quién se olvida de Ella, de aquella que sigue aferrada a los imposibles, que continúa persiguiendo espejismos en el árido desierto de tu geografía?.

viernes, 5 de agosto de 2011

Fragmentos de ayer...

La existencia de una manta acogedora se transforma en una mortaja mortuoria. Cada una de mis sonrisas se deslavaron de felicidad y opacadas eclipsaron mis noches eternas. Dejé de fumar, la Muerte y el Insomnio, -cómplices adictos- se habían fumado uno a uno todos mis cigarrillos. Los sorprendí in fraganti, con sus rostros hilarantes y desvergonzados buscando las botellas de Ron - que escondidas - evitaban el colpaso bohemio y taciturno, aquellos momentos impulsivos. Este robo había evidenciado mi soledad. Fumar al menos me permitía compartir las bocanas con mis monólogos. De esta manera, la guitarra había ganado interés frente a la ausencia de nicotina. Sus cuerdas generaban una vibración envolvente, provocando ráfagas de recuerdos, imágenes casi olvidadas, aromas de recuerdos. 

Fue una locura. Esa noche en mis delirios compulsivos terminé limpiando mi refugio mundano, mi escondite. De este modo, y con total frenesí, comencé fregando las murallas, los muebles, los rincones, las puertas, las ventanas. Como esparciendo amnesia, como dominada por un brote esquizofrénico deliraba por borrar el pasado, depurar la memoria, invocar el olvido. ¿Cómo logras finalmente olvidar?, si te has afanado una y otra vez repasado cada escena mental? cuando al olfatear tus manos aún están impregnadas de ayer? cuando todavía quedan tesoros esparcidos en la playa de mi naufragio, cuando aún el brillo de tus ojos destella en la oscuridad absoluta de mis cavernas.

Después de la rendición total inicié la torpe sentencia de imponer el Olvido. Todo se volvió sedición.

viernes, 22 de julio de 2011

Tras mi Ventana...

Esta noche mi pecho arde. Siento la melancolía apoderarse de mis vísceras, que despedaza con sus garras afiladas desgarrando jirones de piel, amasijos de carne, y yo inmovilizada, observo impávida la escena desde la indefensión de mi tristeza. 
Hace tanto que he perdido el rumbo, que ya no me afano en buscar trayectos. Estos últimos meses me he conformado con reunir las fuerzas suficientes para respirar, para caminar por el Parque Forestal disfrutando del sendero pavimentado en hojas amarillentas húmedas de invierno. Acaricia mis mejillas la brisa fría susurrando entre mis cabellos lo evidente, eso que no quiero nombrar.
Supe su nombre, su verdadero nombre. Tantas noches lo había llamado de otra forma que fue un momento extraño. En mis sueños era EL, así simplemente. ¿Cuántas veces habríamos caminado por el mismo sendero?, ¿coincidido en el mismo lugar?, ¿cruzarnos sin vernos?. Pronuncio tu verdadero nombre y mi alma comienza a encontrar sosiego, ya lo sabía, no eres tú.
Comienzo a retroceder hacia la única salida, aquella que había rehuido en otras noches pasadas, en mi porfía de encontrar otras posibles. Perdí la esperanza, mi lámpara que iluminaba mi oscuridad. Extravié mi alforja y mendrugos endurecidos. Antes me acompañaba tu ausencia. Antes me acompañaba tu recuerdo, tu hermosa geografía. Antes me reconfortaba el sonido de tus palabras. Comienzo a enloquecer, duele tanto...

lunes, 18 de julio de 2011

Perdida...

Otra noche más, otro día menos. Lentamente las cosas decantan, al igual que los sentimientos. Aquello que brillaba e iluminaba mis oscuridades, comienza a perder su brillo. Fui perdiendo las semánticas, fue perdiendo los conceptos. Las metáforas comenzaron a hacerse esquivas, las hiperboles me evitan, me menosprecian los renglones. Todo se desfragmenta y pierde el otrora sentido. ¿Cuál es el significado de todo esto? ¿cuáles son los propósitos de esta búsqueda sin encuentros?, sólo con pérdidas, sólo con esperas.

Debería aceptar que todo fue una amalgama de errores y desaciertos. Que todo estuvo mal, que todo lo sentido, lo ansiado, lo anhelado fue producto de esperanzas pueriles, de insensatos arrebatos.

martes, 5 de julio de 2011

Al borde de la cornisa...

Huí. Corrí lo más rápido que mis alicaidas fuerzas permitieron. Corre, corre, huye presurosa. No mires hacia atrás!. Emprendí la frenética carrera hasta mi escondite, este mi espacio sórdido y repleto de recuerdos, de telarañas, de fragmentos rotos y astillados de mis emociones. Por unos días me confundí, pensé que podía olvidarlo todo, que tal vez, que quizás, otra vez. No aprendo, no aprendo. Reiteraba mi juego macabro, ése de caminar por el borde, desafiando el abismo, la incertidumbre de volver a caer. Ni siquiera vi sus ojos, probablemente ví lo que deseaba ver, me precipité a sentir haciendo del alma el combustible para seguir, de no aceptar esta monotonía, esta soledad que me va apagando lenta y mortalmente.
Vi sólo el resplandor de un caminante anónimo entre esta multitud inhumana.
Cerraré los ojos, me obligaré a aceptar mi paisaje, el silencio de mi historia sin capítulos, sin puntos suspensivos. De regreso a mis amantes Baudelaire y Chopin.
Me confundí. Perdón. Un tropiezo en la muchedumbre de tantos sin rostro sin nombres.
Casi creí reconocerlo. Vamos en direcciones distintas.
Au revoir, Monsieur.
Esta tarde de invierno simplemente, estoy triste.

viernes, 24 de junio de 2011

El Camino de Regreso a tu Puerta

Debo confesar que fui cobarde. Las gotas de lluvia no sólo empaparon mi cuerpo, inundaron mi alma quebradiza, ahogándola en lágrimas que cristalizadas se disolvían en un vértigo onírico y febril. Recorrí tantos lugares! tantas calles que no recuerdo! rostros, nombres susurrados y momentos fugaces! fragmentos de recuerdos para intentar olvidar. Intenté alejarme, huir, salí al mundo para no continuar esperando lo que no ocurriría, me inventé esta tortura, esta estupidez y ahora? ahora ? acaso hay un ahora? dónde estoy?, sino frente a tu puerta sin atreverme a tocarla.
Me tuviste en tus manos, una palabra tuya y yo hubiese dejado todo, todo, estupidamente todo, intensamente todo, humanamente todo, inconmensurablemente todo, todo. Hasta quedar vacía, cansada, derrotada, extenuada sobre ti. Habiendo bebido de ti, habiendo despertado sin dejar de observar tu geografía.
Me enamoré de palabras, sólo de palabras. Tú no existías, fui yo quién te hizo real, con cada estrofa, con cada metáfora, fuí yo quién te guiaba, fui yo quién le dio formas y contenidos a tu imagen, a tu silueta. Te bauticé con un nombre, te ungí de amores, te embriagué de mis entrañas. Te hice real por esa noche, por esas noches.
Durante largo tiempo, obsesionada, retrocedía a tu recuerdo, lo convertía con mis sortilegios en una reminiscencia, una palabra tuya y la magia, la ilusión -la burda ilusión- me convencían como ninfas a dejarme envolver por la adicción de la irrealidad, el opio de un amor, la toxicidad de conjugar erróneamente los tiempos. Conformarme con ser un arlequín. Ahí comencé a morir y mis fantasías se marchitaron. Llegaba el invierno.
Durante aquellos soleados días, tu recuerdo me acompañaba. Esta noche fría de invierno me permite encontrar la certeza, lo sé. Lo siento aquí, al respirar, al escuchar mis pensamientos. Ahora ni tu recuerdo me acompaña, porque nunca estuviste, porque todo esto, todos estos párrafos, todos estos renglones, cada frase, cada palabra te transformaron, te dieron el soplo de vida. Te inventé Hermoso, Grande, Caballero Cruzado, Mío.
No se trata de que no me quieras, como hubiese anhelado.
No se trata de que no estás, a mi lado
No se trata de que no quieres venir, a mí
No existes. Yo ?...yo sí, existo y corro el riesgo.

viernes, 27 de mayo de 2011

Principio de Incertidumbre

Esta tarde transcurrió vertiginosa, las personas entraban y salían, hablaban y fumaban, el ruido de esta colmena se mezclaba con los acordes de Muddy Waters. LLegué - atrasada como siempre- y me ubiqué con mis pertrechos, libros y lápices sobre la misma mesa de aquel Café. Saludé a todos y regalé una sonrisa y mi elección habitual me acompañó, aromatizando ese pequeño espacio, con toques de macchiato.
 Atrapada en mis lecturas de cuando en vez observaba de reojo las ventanas. La luz del día comenzaba a ceder a la noche, que amenazante, permitía que las mesas fuesen coronadas con pequeñas flamas pentecostés que iluminaban los rostros de los clientes afanados. Ellos continuaban sus charlas y de sus bocas serpenteaban señales de humo.
"El observador por el mero hecho de ser testigo influye en la realidad que está observando", ¿de qué forma podría influir en ella, esa la realidad arrogante y majadera, ella la realidad indolente y yo escondida en este pequeño espacio?. Aquí, donde el tiempo se pierde, retrocede y burlón se detiene en momentos suicidas.
Ansío la llegada de las lluvias invernales, quiero las veredas lavadas de los pasos que una y otra vez me traen de vuelta.
La cafetería comienza a cerrar. Sólo quedan el humo de quienes ya no están y mis recuerdos.
Mañana puede que llueva...

viernes, 6 de mayo de 2011

Noche...

Esta noche se ha vuelto veleidosa y engreída, me ha tomado por sorpresa y yo cansada del día no he opuesto resistencia alguna. He deseado empujarle con fuerza, desafiarla y rebelarme a su embrujo, pero caigo humillada, sometida de asombros, tratando de entrever en su manto nocturno las respuestas que tanto busco y aun no encuentro.
Perdida otra noche más, perdida deambulando por pasillos, armarios y rincones, buscando fragmentos que alguna vez fueron parte de una vida que se desfragmenta desde tu ausencia. Quisiera no nombrarte, quisiera ampararme en la noche, cobijarme en sus brazos y no tener que pensarte.
Otra noche triste, iluminada de oscuridad profunda que emerge de mi alma y resalta a contraluz con el brillo de mi ventana. Duermes?, la tristeza emerge en forma de escalofrío desde mi vientre directo a mi pecho, y dos estalactitas desde mis ojos...duermes? y recordé el golpeteo de tu corazón cuando me refugiaba sobre tu pecho.
Espeleología de mi Alma...aquella cubierta de capas residuales de explosiones tras explosiones, deformando en cada una de ellas mis relieves, profundizando la fosa de mi mente.

sábado, 30 de abril de 2011

Alma desnuda

Esta noche será de poesía, ella y yo desnudas cubiertas de nuestra complicidad. Esta noche acariciaré mi alma y disfrutaré la compañía de mi soledad. Nada más necesitaré que tu sonrisa, un guiño de tus ojos, el roce sobre mis mejillas en señal de aprobación. Esta noche leeré en voz alta estrofas con tu aroma, versos con tu aliento y rimas con tu sonrisa.
Esta noche te disfrutaré, mi soledad, mi poesía amada y Alfonsina Storni

Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
que puede ser un lirio, una violeta,
un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
y ruge cuando está sobre los mares
y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares
dioses que no se bajan a cegarla;
alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
con sólo un corazón que se partiera
para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
dice al invierno que demora: vuelve,
caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
en tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
a campo abierto, sin fijar distancia
y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
de un suspiro, de un verso en que se ruega,
sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
y negando lo bueno el bien propicia
porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
palpar las almas, despreciar la huella,
y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
como los vientos vaga, corre y gira;
alma que sangra y sin cesar delira
por ser el buque en marcha de la estrella.
                                               (Alma Desnuda)

Yo soy esa mujer que vive alerta,
tú el tremendo varón que se despierta
en un torrente que se ensancha en río,
y más se encrespa mientras corre y poda.
Ah, me resisto, mas me tiene toda,
tú, que nunca serás del todo mío.
                                         (Fragmentos de Caprichos)

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

                                                               (Dolor)

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.

Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.

                          (Dientes de flores, cofia de rocío...)

Este fue su último poema, antes de caminar hacia el mar...

viernes, 29 de abril de 2011

Redención

Hace días que intentaba convocar una tregua, planeaba mi rendición. Hace tiempo que mi vida se ordenaba en un caos aparentemente predecible. Ella había muerto. La que solía ser tomaba el control de mis decisiones, nada quedaba al azar, todo se ordenaba en rutinas y expectativas al menos a corto plazo. La idea era rehabilitarse, volver a sonreir. Me acostumbraba a tu ausencia, y esta noche te asomaste a mi ventana. ¿Qué quieres de mi? recuerdo tu geografía -dijiste - mis montañas, mis acantilados... y un torbellino me precipitaba, un monzón de verano amenazante inundaba los frágiles brotes de arrozales. Me sentía caer, volvía a sentir su respiración rozando mi cuello y yo temblando en sus brazos de gigante... Me aferraba a mi alicaido orgullo que clamaba empujándome en sentido contrario, ¿para qué? ¿para volver a sentir que no me toma y no me deja? ¿para volver a ansiar mendrugos para un alma sedienta? ayuno para un incontrolable sed de ti. Para apagar la luz abrazando mi almohada y soñarte en mis sábanas, o yo en las tuyas; para revivir cada momento, cada detalle, cada palabra?. El no sabe ay! cuanto remeció mi vida. Soy la que gesta su vástago ahí donde ya no hay matriz alguna, se engendra de mi melancolía, de mi soledad, de su ternura. Cuando nazca será sólo mío, nacido de mis carnes, nutrido de mis pechos otrora generosos.
Es cierto que olvidé su calle, pero a veces me sorprendo queriendo encontrarla. Llevo varios minutos mirando la pantalla, el cursor parpadea como obligándome a continuar esta confesión para recibir mi exculpación....mi redención... Sé lo que debo hacer, ahora sólo necesito el valor.

lunes, 25 de abril de 2011

Despedida

Hace años que este lugar fue mi refugio. Comencé a construirlo como una forma de sobrevivir a lo que sentí era mi muerte. Hoy me parece cada vez más extraño, cada vez que entro ya no calma mi tristeza, al contrario, la acrecienta como si fuera una avalancha incontenible de recuerdos depredadores hambrientos de mi. Creo que esa es la primera señal de mi proceso de sanación.
Tengo miedo a partir, y cerrar la puerta trás de mi.
¿...y si tu recuerdo me persigue?
¿y si en vez de encerrarlo aquí lo llevo incrustrado bajo la piel, encadenado al alma?
¿y si regreso una y otra vez y este lugar se vuelve tu altar?
¿y si no te puedo olvidar ?
¿y si me engaño pensando que tengo la fuerza de dejar pasar el tiempo para cerrar los ojos y olvidar  tu nombre?
y si ...?

lunes, 11 de abril de 2011

Fuera de Foco

Las imàgenes emergìan veloces, aceleradas y difusas. Mi mente estaba en un estado de evaporaciòn, mi cuerpo no respondìa a mis ruegos, no era capaz de moverse, de sacarme de ese estado de catatonia. Mi respiración ahogaba mis gemidos reprimidos, la voluntad empobrecida sòlo alcanzaba para no gritar, el silencio tomaba la forma de una mordaza empapada en acervo sabor. No querìa moverme, simplemente permanecer en ese estado de no ser, de no estar, de respirar sin vivir, sin esperanzas, sin sueños. He vaciado mi cabeza de todo aquello que me daba historia, que me recordaba quièn era, quièn habìa sido, quièn deseaba ser. Pedazos de mì flotaban en el interior, como fotones caprichosos colpasando con mi oscuridad que cual hoyo negro succionaba las escasas ganas de aferrarme a seguir aquì.

jueves, 7 de abril de 2011

Otra noche...

Regresé una vez màs a su recuerdo, pero esta vez a hurtadillas, para tratar de no sentir vergüenza. No puedo avanzar sin retroceder, este devenir contradictorio de mis sentimientos, me ha llevado lenta y mortalmente a un estado permanente de insomnio emocional, a una deriva de pulsiones y arrebatos incontenibles por la represa de la cordura, del sano juicio. Desde su ausencia las cosas han dejado de ser, para convertirse en un latente esperar. Esperar?. Otra noche màs de espera, otra noche de luna creciente. Desde mi balcòn la noche oscura me abraza en silencio. Comienzo a aceptar lo que tanto temìa. Comienzo a resignarme, y donde tu recuerdo era inmenso el eco de mis palabras colisiona con el vacìo de tu ausencia.
No estàs, comienzo a acostumbrarme a la compañìa de tu ausencia.
No estàs, me acompaña el recuerdo de tu partida, tu perfil en mis sàbanas.
Tu geografìa, otrora fèrtil, hoy se torna àrida y desolada.

lunes, 4 de abril de 2011

Espejismos

Hoy recorría la ciudad atestada de ruidos, aromas e imágenes. La verdad me dejaba arrastrar por una marea incontenible de rostros humanos y seudohumanos desfigurados por la monotonía y el calor sofocante. La gente siempre es la misma, extraña, transpirada, idiotizada. Ya casi no los veo, se han vuelto transparentes dejando visible la arquitectura vetusta de un pasado esplendoroso, un pasado similar al mío. En esa multitud, inmersa flotando a la deriva por el oleaje humano divisé por unos segundos una espalda amplia, un barba emergente y largos cabellos azabaches, se me paralizó el alma en un segundo, petrificada la respiración se hacía sofocante, el aire cambiaba a estado gel, mis pupilas dilatadas intentaban encontrar sus ojos esquivos...me pareció reconocerlo con su caminar de gigante silencioso, el sol acariciaba su piel y las gotas de sudor como polen eran liberadas para perfumar el aire viciado de la ciudad. Casi pude acariciar la sombra de sus pasos, todo lo que sentía reflotó en este naufragio, todo lo que había arrojado al mar, esperando que al decantar con ello mi memoria se vaciara de partículas en permanente suspensión. No era él, pero el simple acto de su presencia en forma de espejismo alteraba mi voluntad, mi aparente sosiego frágil y vulnerable.
No volverá, pero no sólo él se ha marchado, sino soy yo quién continúa aferrada a su recuerdo.

No puedo, simplemente no puedo continuar así,

viernes, 25 de marzo de 2011

Sentada en el Andén....

Mis manos frías intentan acariciar el teclado, y un escalofrío recorre mi espalda obligándome a arquear mis hombros. Esta es otra noche solitaria, silenciosa, ataviada de nubes grises que comienzan a advertir la llegada del otoño. Tengo mi mente cansada, no quiero pensar ni me esfuerzo en buscar las palabras correctas ni las figuras retóricas ideales para lo que intento nombrar. Sólo me limito a transcribir desesperadamente, golpear cada tecla con pequeñas dosis de violencia liberada, como si eso de alguna mágica manera este acto pudiese exorcisar el alma, liberarla de este desasosiego. Sé que en otras ocasiones me he mentido, engañándome con la idea de guardar una secreta esperanza. Inventando explicaciones seudoracionales que - una vez más - alimentan mis anhelos de que Él volverá. En otros momentos, con altas dosis de crueldad, intento doblegar mi estupidez enfrentando los hechos, simplemente no me quiere.
Supongo que hay miles de consejos, que existen miles de seudo explicaciones y ritos mágicos para esta locura. Yo misma me miro en el espejo y reniego de mi estupidez. Un capricho enfermizo por alguien que en estricto rigor no existe, un alguien para quién yo no existo más que en la forma de una fotografía y un breve recuerdo en movimiento.
Esta es la última entrada a esta bitácora con su nombre atado a mis labios. Debo reconcer que lo extraño, que su ausencia con el paso de los días se ha hecho agotadora, ha restado bríos a mis rutinas, lo he comparado y buscado en la gente anónima de la ciudad, he caminado por sus calles temiendo que la casualidad se burle de mi una vez más.  Llevo meses esperando, y lo seguiría haciendo, hasta me he acostumbrado a que cada día tenga esa patética razón de ser, pero no me queda tiempo para seguir vigilando en el muelle  por un barco que jamás zarpó con un rumbo trazado hacia mi.
Sé que seguiría impávida, mirando el horizonte, y es esa certeza la que me aterra. He soñado con él y esos sueños han sido más terribles que su ausencia, porque de alguna manera me seducen cada noche para conformarme con esa presencia onírica que subsana la realidad.

Debo tomar el próximo tren. No llevo equipaje y no quiero mirar atrás.

jueves, 20 de enero de 2011

Declaración de Intenciones

Me declaro incompetente. Incapaz de tolerar la estupidez, la vanagloria burda, la majadería cretina y burlona, que jamás será simil a la sabia simpleza y la convicción certera.

Me declaro cansada de los ruidos monótonos de conversaciones frívolas, de las sonrisas gastadas de hipocresías y malicias intencionales.
Me declaro en guerra contra la rutina, las imposiciones, los prejuicios y los rótulos antojadizos.
Me declaro en ruina moral, por ello no juzgo, no pregunto, no acuso a nadie, a ninguno. Soy culpable de disfrutar, de observar, de provocar, de sonreir y acariciar. Soy cómplice con los ojos cerrados, sólo mi corazón es delator enmudecido.

Decreto para mi alma noches de silencio con baños de luz de luna.
Decreto para mi memoria el bálsamo que suavice mis heridas de batalla.
Decreto para mis labios el vino embriagante de labios sinceros.

Prisionera de decisiones mías, mías sólo mías.
Esclava de consecuencias que no enmendaría, que descaradamente repetiría con alevosía y premeditación.
Orgullosa de ser Culpable y con humildad aceptar mi condena.
Mi condena, sólo mía, mía y mía.

miércoles, 19 de enero de 2011

Fragmentos de Mí

Hace un año... que no escucho su voz. Hace un año fue la última vez que naufragué entre sus brazos en la tormenta que me ha llevado a perder el rumbo trazado. Tengo la certeza de mi magna estupidez. Lo sé. No intento defender mi falta de cordura. Cuando era niña Chopin y Dumas marcaron de una forma profunda mis preferencias, los nocturnos me cautivaban y por unos momentos me hipnotizaban evitando los descalabros que mi inquieta conducta provocaba; Dumas por su parte, me presentó un personaje que sólo al repasar estos escritos he notado sorpresivamente el parecido, Marguerite Gautier. Qué ironía !, que macabra ironía. Sólo esta noche me doy cuenta...

martes, 18 de enero de 2011

Ausencias...

Esta noche mi espalda fría y mis manos inquietas se resisten a someterse a un acuerdo de paz, todo en mí es un disturbio incontenible, todas mis ansias se alzan en rebeldía, mi razón intenta establecer un estado de sitio, e imponer por la fuerza un orden quebrantado, un caos provocado por mis entrañas revolucionadas, clamores de venganza y revueltas de hastío. Me siento sitiada, rendida, cansada de una guerra interna sangrienta y violenta. Me he aniquilado, un exterminio sin-sentido de mi misma a manos de un Yo tirano y enajenado. No tengo escapatoria de este ghetto autoimpuesto, los vallados no son necesarios cuando ya has perdido las fuerzas para huir. Las masmorras se han tornado mi refugio y en ellas intento esconderme de la que solía ser. A veces escucho sus llamados desquiciados llamándome, y yo cierro los ojos y guardo silencio, prefiero que me piense muerta y no se entere que me he desquiciado, que basta que él aparezca y todo vuelve a derrumbarse. Por qué no me dejas ir? por qué no puedo cumplir esta condena y volver a ser libre de ti? No me tomas, y no me dejas. Estás, pero no vienes.

Esta noche, Victor Hugo me acompaña....sus versos son mis preguntas...

Canción II (Victor Hugo)


Si nada de mí queréis,
¿por qué os acercáis a mí?
Y si así me enloquecéis,
por qué me miráis así?

Si nada de mí queréis,
¿por qué os acercáis a mí?
Si nada intentáis decir,
¿por qué mi mano apretáis?

Del hermoso porvenir,
de la dicha en que soñáis,
si nada intentáis decir,
¿por qué mi mano apretáis?

Si queréis que aquí no esté,
¿por qué pasáis por aquí?
sois mi afán y sois mi fe;
tiemblo al veros ¡ay de mí!
Si queréis que aquí no esté,
¿por qué pasáis por aquí?