sábado, 30 de abril de 2011

Alma desnuda

Esta noche será de poesía, ella y yo desnudas cubiertas de nuestra complicidad. Esta noche acariciaré mi alma y disfrutaré la compañía de mi soledad. Nada más necesitaré que tu sonrisa, un guiño de tus ojos, el roce sobre mis mejillas en señal de aprobación. Esta noche leeré en voz alta estrofas con tu aroma, versos con tu aliento y rimas con tu sonrisa.
Esta noche te disfrutaré, mi soledad, mi poesía amada y Alfonsina Storni

Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
que puede ser un lirio, una violeta,
un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
y ruge cuando está sobre los mares
y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares
dioses que no se bajan a cegarla;
alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
con sólo un corazón que se partiera
para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
dice al invierno que demora: vuelve,
caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
en tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
a campo abierto, sin fijar distancia
y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
de un suspiro, de un verso en que se ruega,
sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
y negando lo bueno el bien propicia
porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
palpar las almas, despreciar la huella,
y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
como los vientos vaga, corre y gira;
alma que sangra y sin cesar delira
por ser el buque en marcha de la estrella.
                                               (Alma Desnuda)

Yo soy esa mujer que vive alerta,
tú el tremendo varón que se despierta
en un torrente que se ensancha en río,
y más se encrespa mientras corre y poda.
Ah, me resisto, mas me tiene toda,
tú, que nunca serás del todo mío.
                                         (Fragmentos de Caprichos)

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

                                                               (Dolor)

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.

Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.

                          (Dientes de flores, cofia de rocío...)

Este fue su último poema, antes de caminar hacia el mar...

viernes, 29 de abril de 2011

Redención

Hace días que intentaba convocar una tregua, planeaba mi rendición. Hace tiempo que mi vida se ordenaba en un caos aparentemente predecible. Ella había muerto. La que solía ser tomaba el control de mis decisiones, nada quedaba al azar, todo se ordenaba en rutinas y expectativas al menos a corto plazo. La idea era rehabilitarse, volver a sonreir. Me acostumbraba a tu ausencia, y esta noche te asomaste a mi ventana. ¿Qué quieres de mi? recuerdo tu geografía -dijiste - mis montañas, mis acantilados... y un torbellino me precipitaba, un monzón de verano amenazante inundaba los frágiles brotes de arrozales. Me sentía caer, volvía a sentir su respiración rozando mi cuello y yo temblando en sus brazos de gigante... Me aferraba a mi alicaido orgullo que clamaba empujándome en sentido contrario, ¿para qué? ¿para volver a sentir que no me toma y no me deja? ¿para volver a ansiar mendrugos para un alma sedienta? ayuno para un incontrolable sed de ti. Para apagar la luz abrazando mi almohada y soñarte en mis sábanas, o yo en las tuyas; para revivir cada momento, cada detalle, cada palabra?. El no sabe ay! cuanto remeció mi vida. Soy la que gesta su vástago ahí donde ya no hay matriz alguna, se engendra de mi melancolía, de mi soledad, de su ternura. Cuando nazca será sólo mío, nacido de mis carnes, nutrido de mis pechos otrora generosos.
Es cierto que olvidé su calle, pero a veces me sorprendo queriendo encontrarla. Llevo varios minutos mirando la pantalla, el cursor parpadea como obligándome a continuar esta confesión para recibir mi exculpación....mi redención... Sé lo que debo hacer, ahora sólo necesito el valor.

lunes, 25 de abril de 2011

Despedida

Hace años que este lugar fue mi refugio. Comencé a construirlo como una forma de sobrevivir a lo que sentí era mi muerte. Hoy me parece cada vez más extraño, cada vez que entro ya no calma mi tristeza, al contrario, la acrecienta como si fuera una avalancha incontenible de recuerdos depredadores hambrientos de mi. Creo que esa es la primera señal de mi proceso de sanación.
Tengo miedo a partir, y cerrar la puerta trás de mi.
¿...y si tu recuerdo me persigue?
¿y si en vez de encerrarlo aquí lo llevo incrustrado bajo la piel, encadenado al alma?
¿y si regreso una y otra vez y este lugar se vuelve tu altar?
¿y si no te puedo olvidar ?
¿y si me engaño pensando que tengo la fuerza de dejar pasar el tiempo para cerrar los ojos y olvidar  tu nombre?
y si ...?

lunes, 11 de abril de 2011

Fuera de Foco

Las imàgenes emergìan veloces, aceleradas y difusas. Mi mente estaba en un estado de evaporaciòn, mi cuerpo no respondìa a mis ruegos, no era capaz de moverse, de sacarme de ese estado de catatonia. Mi respiración ahogaba mis gemidos reprimidos, la voluntad empobrecida sòlo alcanzaba para no gritar, el silencio tomaba la forma de una mordaza empapada en acervo sabor. No querìa moverme, simplemente permanecer en ese estado de no ser, de no estar, de respirar sin vivir, sin esperanzas, sin sueños. He vaciado mi cabeza de todo aquello que me daba historia, que me recordaba quièn era, quièn habìa sido, quièn deseaba ser. Pedazos de mì flotaban en el interior, como fotones caprichosos colpasando con mi oscuridad que cual hoyo negro succionaba las escasas ganas de aferrarme a seguir aquì.

jueves, 7 de abril de 2011

Otra noche...

Regresé una vez màs a su recuerdo, pero esta vez a hurtadillas, para tratar de no sentir vergüenza. No puedo avanzar sin retroceder, este devenir contradictorio de mis sentimientos, me ha llevado lenta y mortalmente a un estado permanente de insomnio emocional, a una deriva de pulsiones y arrebatos incontenibles por la represa de la cordura, del sano juicio. Desde su ausencia las cosas han dejado de ser, para convertirse en un latente esperar. Esperar?. Otra noche màs de espera, otra noche de luna creciente. Desde mi balcòn la noche oscura me abraza en silencio. Comienzo a aceptar lo que tanto temìa. Comienzo a resignarme, y donde tu recuerdo era inmenso el eco de mis palabras colisiona con el vacìo de tu ausencia.
No estàs, comienzo a acostumbrarme a la compañìa de tu ausencia.
No estàs, me acompaña el recuerdo de tu partida, tu perfil en mis sàbanas.
Tu geografìa, otrora fèrtil, hoy se torna àrida y desolada.

lunes, 4 de abril de 2011

Espejismos

Hoy recorría la ciudad atestada de ruidos, aromas e imágenes. La verdad me dejaba arrastrar por una marea incontenible de rostros humanos y seudohumanos desfigurados por la monotonía y el calor sofocante. La gente siempre es la misma, extraña, transpirada, idiotizada. Ya casi no los veo, se han vuelto transparentes dejando visible la arquitectura vetusta de un pasado esplendoroso, un pasado similar al mío. En esa multitud, inmersa flotando a la deriva por el oleaje humano divisé por unos segundos una espalda amplia, un barba emergente y largos cabellos azabaches, se me paralizó el alma en un segundo, petrificada la respiración se hacía sofocante, el aire cambiaba a estado gel, mis pupilas dilatadas intentaban encontrar sus ojos esquivos...me pareció reconocerlo con su caminar de gigante silencioso, el sol acariciaba su piel y las gotas de sudor como polen eran liberadas para perfumar el aire viciado de la ciudad. Casi pude acariciar la sombra de sus pasos, todo lo que sentía reflotó en este naufragio, todo lo que había arrojado al mar, esperando que al decantar con ello mi memoria se vaciara de partículas en permanente suspensión. No era él, pero el simple acto de su presencia en forma de espejismo alteraba mi voluntad, mi aparente sosiego frágil y vulnerable.
No volverá, pero no sólo él se ha marchado, sino soy yo quién continúa aferrada a su recuerdo.

No puedo, simplemente no puedo continuar así,