domingo, 18 de diciembre de 2011

Rumbo Trazado...

Yo no buscaba, sólo transitaba por aquellos escarpados rincones de mi travesía. Hacía un tiempo que había emprendido este trayecto buscando tesoros, buscando aventuras huyendo de una realidad que me parecía mezquina. Nunca imaginé que estarías entre tantas posibilidades. Nunca imaginé que serías tú quién terminaría siendo la razón de mi desgracia y la consecuencia de mi presunta muerte.
Los días eran simples acontecimientos sucesivos y arrogantes, se transcurrían ordenados en series predecibles, los eventos fortuitos eran amados combatientes de guerras perdidas que regresaban ilesos. Yo no ansiaba nada, había perdido las ganas de vivir, de asombrarme, de amar, de desear. Había caido en una búsqueda sin fuerzas, en una búsqueda sin metas, sin intenciones ni objetivos.
Me embarqué en un puerto alicaido y vestusto. Zarpé una mañana en un navío sin nombre, dispuesta a cruzar mares y conocer tierras desconocidas. La tierra prometida no era mi destino, quería conocer los confines no conocidos, el fin de mundo, mi propia odisea. Mi singladura no era conocida, incierta y flamante. Cada día, cada noche era calculada por mi brújula caótica, mi Norte estaba extraviado, y eso me hizo vurlnerable.
Después de tantos naufragios y espejismos, regreso a mi puerto. En la piel y en el alma bregaduras que me recuerdan las travesías de mi desenfreno, de tanta pasión, de tantas noches sin luna. Hoy regreso con las velas henchidas, con el rumbo trazado. Regreso a mí. Regreso en mi búsqueda. Regreso donde me dejé esperando.
Traigo botines de guerra, traigo recuerdos de tabernas y batallas, de brindis y amistad; baules de tesoros, y la cicatriz de tu recuerdo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Cobardía y Orgullo

            Misteriosas y lejanas me persiguen tus miradas como dos estrellas fijas,
            como dos estrellas tristes, como dos estrellas blancas! (Poe)


Él no sabe que existo, su cobardía y orgullo me olvidaron y mi silencio se hizo distancia insoslayable. Recuerdo antes de él, cuando mi piel no tenía cicatrices, tampoco las tenían mi alma. No eres tú quién a quién extraño, extraño todo lo que tu presencia inundaba, lo que tu presencia contenía.

Estuve a punto de correr hasta tu puerta, sin orgullo, sin cobardías, desprovista de todos mis prejuicios, incluso de mi pasado. Cuántas veces quise desaparecer del mapa, perder la brújula y naufragar. Cuando la esperanza mustia comienza a apagarse, comienza a desaparecer, comienza a morir.Me fui conformando con tan poco de él, que no era capaz de reconocer la pobreza y soledad en las que me había recluído.Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu cobardía

Las sepias se diluyen con el calor de mis manos mezcladas con lágrimas que no sé de dónde provienen. Fue dificil aceptar que todo fue en vano. Fue dificil reconocer que me había encarcelado voluntariamente. Que todo había sido un desperdicio de esfuerzo, de ilusiones y esperas. Que nunca nunca lo que esperaba ocurriría. Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu aparición repentina...Cada palabra tuya una mentira alevosa, disfrutas con macabra pasión el proceso de destruir mi ciudad con sus murallas desprotegidas...Mi maldita memoria que funciona con criterios injustos, me hace recordarte pero al mismo tiempo olvidar tus desaires y cobardías

Lo miraba con mis ojos pletóricos de Ayer, para él sólo había Ahora mismo














viernes, 16 de diciembre de 2011

La sentencia de sus labios

Esa noche me alegré de verle regresar, pero él notó la tristeza en las pupilas de Ella. Le preguntó por la razón de su tristeza, Ella mintió, confesó la mala ocurrencia de mezclar los nocturnos de Chopin con los versos de E. Allan Poe.  Este afán de mantenerse aferrado a su recuerdo comenzaba a ser una larga tortura sin sentido, comenzaba a gestarse el agotamiento dando paso a la desesperanza. Nada peor que la desesperanza, la resignación de dejarse morir, de evitar seguir en esta lucha, en este afán. Sabía que este regreso sería otro más condicionado a sus caprichos, un aparecer para luego huir, migajas para un hambriento deseo forzado a no esperar nada, no exigir nada.

Estaba ebrio, comenzó a relatar lo que había pensado esa noche que tanto yo veneraba, aquella noche de octubre en mi mente capturada. Recordó los detalles, los atuendos, los diálogos. Fue en ese momento en que recibí la primera estocada: "miraba tus libros añosos, esos libros vetustos que esa noche llevabas entre tus manos". Así fue. Esa noche encontré un vendedor ambulante deshaciéndose de esos tesoros, uno de ellos era un texto  impreso en  Alemania en 1875, en perfectas condiciones, con hermosos grabados. Me sentía como un pirata exhibiendo su botín. Como una niña feliz, sin darme cuenta de los nubarrones amenazantes, la tormenta que se avecinaba. Con su orgulloso talante agregó: "miraba tus libros y mientras hablabas radiante de tu tesoro, pensaba en cuántas manos habían sostenido ese libro, hojeado esas páginas, cuántas manos! cuántas historias! al igual que tú, tan parecidos tus libros y tú". No esperaba esa sentencia de muerte. Mi respiración comenzó a acelerarse. Semidesnuda no podía cubrir mi cuerpo de mi vergüenza. Su crueldad, nunca la imaginé tan despiadada, tan temible, tan destructiva.

Nada pude contestar.Sus palabras sentenciaron la Verdad, ésa que siempre sospeché; yo prefería la incertidumbre intermitente al dolor provocado por la certeza final...Versos tristes... Versos moribundos. Esta noche estoy enmudecida...mis versos afónicos resbalosos entre lágrimas y ecos torturantes... Esta noche muere toda la poesía con tu nombre atado a mis versos... 


Esta noche he muerto con tus palabras. Ahora comprendía su distancia, sus excusas, sus evasivas. Desde su posición, desde su orgullo yo... yo era...yo soy... yo no podía ser, yo nunca sería...

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Flores de la Melancolía

Hoy no tengo palabras, no quiero recordar ni pensar. Hoy las metáforas me son esquivas, no hay retórica. Mis versos están extenuados, perdidos, cansados. No viene a mi la ilusión, esta noche la Poesía guarda silencio. Sólo tengo mis fotografías, aquellos momentos capturados. Esta noche admiro la belleza de las flores, no son las Flores del Mal, no lo son. Son las Flores de mi Melancolía, mi única compañía.

 










Mi condena

Había comenzado ese largo camino del olvido, aquel que pavimentado de retrocesos te exije cada día un sacrificio, una ofrenda de fe para no perder la esperanza que es posible volver a sonreir, volver a arriesgarse, volver a intentarlo.
Había ordenado con precaución los fragmentos, los trozos de mi universo que habían quedando dispersos desde tu ausencia repentina. Nunca pensé en atarme a tu recuerdo, simplemente ya había ocurrido cuando me percaté. Noche tras noche esperaba el milagro que la ilusión me cegaba reconocer. Las advertencias estaban señaladas en gigantes letreros luminosos. Avanzar era un peligro, y sin embargo, corrí todos los riesgos pensando que al final cada sacrificio, cada penitencia, tendría una gratificación, un galardón con tu nombre fraguado.
Fue dificil aceptar que todo fue en vano. Fue dificil reconocer que me había encarcelado voluntariamente. Que todo había sido un desperdicio de esfuerzo, de ilusiones y esperas. Que nunca nunca lo que esperaba ocurriría.
Y cuando ya casi lo lograba, tu maldad infinita colpasó mi resignación. Volviste con ese afán miserable y autocomplaciente. Me buscaste sólo para sentir que tu tiranía aún era poderosa para someterme, y yo frente a ti temblando, pero con la mirada cubierta por el manto de las lágrimas premonitorias, es un espejismo, como aparece se irá, llevándose mi sosiego, la escasa paz que he logrado. "Si nada de mi quereís, por qué os acercais a mi?"...Lo miraba con mis ojos pletóricos de ayer, para él sólo había presente, pulsión, necesidad y sabía que yo podía contener, recibir, acoger su existencia.
Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu aparición. Me fui conformando con tan poco de él, que no era capaz de reconocer la pobreza y soledad en las que me había recluído. Fuiste egoísta y cruel, la vanagloria de tu masculinidad abyecta,  y yo? yo sigo siendo siendo tonta e ilusa, una combinación tan ventajosa para ti y nefasta para mi. Mi maldita memoria que funciona con criterios injustos, me hace recordarte pero olvidar tus desaires, tus cobardías.Mi maldita porfía, esa que se empeña en alegrarse cada vez que te ve regresar. Cada palabra tuya una mentira alevosa, disfrutas con macabra pasión el proceso de destruir mis defensas, sitiar mi ciudad con sus murallas desvanecidas. Esperanzas para un moribundo? Sal para un sediento? sólo vienes para no llegar, provocando ese roce indiscreto sin tomarme pero sin dejarme ir. Maldita cobardía sumada en combinación letal con mi espera absurda.
¿Sabes lo que provocas? lo sabes, por eso lo haces. Necesitas confirmar tu tiranía. Tener la certeza que cuando quieras, estoy.
A veces la tristeza no podemos contenerla en el breve espacio interior.
A veces la tristeza termina siendo más grande que el amor.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Sin cómplices...

Tantas veces he prometido que hay esfuerzos que no emprenderé, que he perdido la cuenta . Prometí evitar los riesgos ya advertidos, pero aún así, una y otra vez, como una fuerza gravitacional imposible de eludir, caigo en tus trampas, me enredo en tus embustes, que necesito creer, como si ya no quedara nada a qué aferrarse.

Probablemente la soledad de mi paisaje, la tristeza de estos días nublados, facilite esta obsesión por mantener tu recuerdo. Como un ritual de recordarte, para no perder el rumbo, para constatar que alguna vez mis sueños se hicieron reales, que tenían forma corpórea, que habitaban el cuerpo carnal, que tenías nombre, voz y piel, aroma y textura, palabras e historia.

No eres tú, me niego a que seas tú. No eres tú a quién recuerdo, recuerdo lo que provocabas, recuerdo palabras hilvanadas como sonetos, tus metáforas. No te recuerdo, sino la pasión contenida y desbordada que nos arrojaba al abismo de nuestras ansias. Recuerdo lo que deseaba, las ansias de estar ahí, la última vez en que deseé que el tiempo detenido y el espacio condensado. La última vez que odié el amanecer, la última vez que anhelé el momento no terminara.

Ahora ya no me afano. Ahora ya no escucho, cada nombre es pasajero y cada momento es pasado, aunque esté transcurriendo. Ahora, ya no me esfuerzo en escuchar, ni en acariciar, ni en entregar más de lo necesario. Ahora me alejo antes de acercarme, ahora abandono el lugar de los hechos antes de perpetrar el delito, ya no tengo cómplices, ya ni siquiera los busco.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Preguntas para las que no tengo respuesta

Dame una señal, una esperanza, y muevo tu mundo otra vez...y ahora qué? qué hago con este recuerdo maldito derretido en mi memoria? impregnado en mis huesos?  còmo encuentro el camino de regreso si aùn estoy atrapada en tu recuerdo maldito?.

Laberinto de pasos en procesión, interminables, consecutivos que deambulan en mi mente buscando tu recuerdo. Atesoro versos, sonetos y églogas y con cada uno de ellos te invoco, te recuerdo, te acaricio. En mi mente, en mis oscuros subterráneos, es el escenario de mi existencia infinita, no tengo ojos ahí, sólo me quedan miradas. Algún día, Alguna de estas noches, Volverás, Tal y como hasta ahora has hecho. Pero seré yo quién dejará de estar, Después de tanto esperar.

Otra noche triste, iluminada de oscuridad profunda que emerge de mi alma y resalta a contraluz con el brillo de mi ventana. Esta noche leeré en voz alta estrofas con tu aroma, versos con tu aliento y rimas con tu sonrisa. Poesía amiga, consuelo reconfortante. Para apagar la luz abrazando mi almohada y soñarte en mis sábanas, o yo en las tuyas. Cada compás atiborrado de silencios prolongados, esperando la nota final que tarda demasiado.

Fui huracán. Fui tornado. Fui tormenta en tus manos, y ahora, Silencio y Sequía, árida geografía de ausencias. 

Mis formaciones cóncavas expulsaran mis sedimentos profundos derretidos por tus laderas...tu boca la usé para beber mentiras dulces. Dispuesta a tus órdenes, sometida a tus sentencias, convicta de tus pasiones, prisionera del sudor de tu cuerpo, encadenada a tu deseo. El pecado de tu cuerpo; La abominación de tu carne sudada; La aberración de la humedad de tus abismos; Incendiando mi confesión penitente. Quiero musitar una letanía rozando con mis labios blasfemos el crucifico de tu cuerpo, una y otra vez, compulsiva y religiosamente...

Arácnida tejedora de mis pretensiones de envolverte en mis caricias, envenenándote con besos lascivos, atrapando el cansancio de tu cuerpo. Naufragando, agitada por el vaivén de tus olas, vientre; de tus manos, ráfagas; de tu aliento, tormenta; de tu proa, hecha mía. Me deslizo en las sombras de tus acantilados; me derrito sobre las planicies de tu pecho y sumergida en tus manantiales, disfruto tu paisaje. Quiero desaparecer sumergida en el oleaje de tus piernas...Hacerme un violín, mis piernas, las cuerdas tensadas, y tú, el arco que arranca las armonías desde lo profundo de mis entrañas...Sommelier de tus fluidos, Alquimista de tus elementos, Nigromante de tus instintos. Serás un diestro matarife, con cada estocada trozos de mí, esparcidos sobre ti. Al compás de tu aliento frenético, mis caderas tomaban posesión de tus territorios rebeldes. Deseos incontrolables de someterte con caricias con forma de mordazas invisibles...y besos látigos.Arando tu espalda con mis manos, regando tu siembra con deshielos de mis adentros. Quiero amanecer, arrojada por la marea baja de tu abdomen, varada en tu orilla, encallada en las aguas superficiales de tu geografía...Qué mal debemos pagar cuando quedamos encadenados a las mazmorras del eterno recordar. Y si...invoco un sueño perverso, imaginando que torturo tus carnes con besos látigo? Con caricias-ataduras?

Y ahora amortajada, ese criminal insomnio invadió mi oscuridad...El amanecer inevitable se acerca, aunque me resista...Cada soneto inconcluso fraguado con los gélidos ósculos de su partida definitiva...Cada estrofa hilvanada con la seda de sus caricias...Cada verso tiene encadenado su nombre...Èl no sabe que aún existo. Su orgullo me olvidó y mi silencio se hizo distancia eterna. Errática, sin el rumbo trazado. Zozobrando en el delirio de tus caricias naufragio. Encallada en las rocas de tu costa remota...