domingo, 4 de noviembre de 2012

La Locura, el refugio de las certezas

Mi mente comienza a morir de cansancio, no fue el tiempo genocida, no fue el invierno de la indiferencia, no fue tu silencio ensordecedor. Yo hubiese permanecido inmutable aguardando lo que no sucedería. No pude resistir, cobarde comencé a ceder, intenté conformarme con el recuerdo, con la fantasía; pero impotente tuve que observar impávida cómo la Locura se enseñoreaba de mis tristezas, de todo lo que me rodeaba.

Tanto esperé por ti ! pero no me quejo, esa espera permitió que disfrutara de tu recuerdo templario. Cobijó mi Melancolía, nutrió mis versos, tu ausencia me acompañaba mientras regresaba cada noche a casa. Fuiste la razón que convertí en mi fantasía, al menos pude construirla de una breve realidad. No amo a alguien que no existe, amo una fantasía que construí a partir de la sombra de un Templario que alguna vez existió, más real de lo que pude dimensionar. Por eso cada vez que la Razón baja la guardia, me deslizo como esta noche por entre medio de los recodos de la frágil memoria, aquella memoria que optó por renunciar a seguir buscando para venerar lo que ocurrió en los efímeros instantes de una noche.

Fue una forma de inmolar mi pasado, usando tu recuerdo como combustible. Fue una forma de suicidar mis esperanzas, atándolas a las anclas de la resignación.

jueves, 11 de octubre de 2012

Magdalena...

Fue inevitable. El tiempo no fue el culpable, tampoco las intenciones, ni la inercia, ni las esperanzas. Simplemente, las cosas tomaron su rumbo, la fuerza gravitacional verdadera arquitecta de nuestros universos, de nuestros destinos.
Ya no siento pena, ni soledad, ni tristeza. Dejé de creer, dejé de dormir. Obsesionada por los detalles de un momento que afanada en una porfía quise convertir en una eternidad. Tal vez lo logré, te hice inmortal sin pretenderlo, sin saber, sin sospechar que esta inmortalidad implicaría mi necrosis emocional.

No sé por qué testaruda me aferré a un recuerdo, eras uno más, pero por alguna razón que intento descubrir, te convertí en el único. Me encadené a una espera que sabía inútil, que sabía absurda, siempre supe que no volverías. Pero quise enamorarme del único hombre que me miraba con desprecio. Tal vez era mi forma flagelante de purificar mis pecados, tal vez quería convertirme en Penélope y esperar que el tiempo se encargara de mis pecados, de todas mis transgresiones. Amar a un hombre que no existía, que inventé a partir de sus palabras. Obsesionarme con unos detalles insignificantes, y convertirlos en tesoros. Convertirlo en mi Caballero Andante, imaginarlo siempre desde lejos, y yo sólo una Magdalena.

No me avergüenza ser quién fui, tampoco en quién me convertí. Hay noches en que lo imagino antes, antes de todo. Lo imagino si nos hubiésemos encontrado cuando aún no existían todas aquellas cosas que luego nos separaron. Fantaseaba si hubiésemos sido amigos,  cómplices, vecinos. Si nos hubiésemos conocido en algún bar, en un café. Si nunca hubiese sido estúpidamente sincera, si te hubiese enamorado de mí mientras cantaba con mi guitarra, mientras era quién fui alguna vez. 

Desde ahora dejaré tu recuerdo en este lugar, como si fuese este espacio oscuro tu tumba. Imaginaré que alguna mujer te adora, que duerme y te sueña, y que tú la amas a ella. Imaginaré que a veces recuerdas mis versos y te preguntarás qué fue de mi alocada existencia. Este lugar no es tu tumba, es la mía.

Cada vez que paso por ese Hotel, miro aquella ventana de la habitación N°2, mi sombra quedó atrapada en los cristales.

sábado, 22 de septiembre de 2012

La primavera ha llegado. Se ha anunciado con pompas y majestuosidad. No he podido retener ni postergar su llegada con ninguna de mis excusas. Creo que he comenzado a morir justo en el momento en que perdí las esperanzas, cuando comencé a resignarme. Ya no estás ni siquiera como fantasma, ni siquiera como fantasía a la cual acudir cuando la soledad me lastima, cuando ya no puedo seguir. La desolación de este paraje es devastadora, todo ha dejado de brillar, todo se ha ido fragmentando, el deterioro del paso del tirano tiempo.
Toda una vida esperando lo que nunca ocurrió, y ahora desde este desesperanza amarga ya no puedo continuar.
Todo el triunvirato ha sucumbido a la desgracia. Ella fue asesinada por la Misma y la que Solía Ser demente se ha suicidado en un arranque desesperado por terminar con esta agonía de insomnios y esperas. La Misma terminó vencida por la monotonía, resignada, ida.

domingo, 9 de septiembre de 2012

La Resignación vestida de Luto

Como una sombra, agazapada, escondida, he dejado que tu recuerdo permanezca en esta vida. He ido amalgamando todos los trozos de recuerdo que he ido encontrando, a medida que deambulo entre el estar y el ir, entre el retroceder y el imaginar, completando los diálogos con monólogos, terminando los compases y las acciones, retocando los detalles de la obra inconclusa. He aquí tu sombra sigue brillando en mis oscuros pensamientos, en los subterráneos de mi mente cansada.

Con el paso de los días, con el peso de las noches, he terminado aceptando el sino que me condena a esta espera. Ya no te espero tras la ventana inmóvil, ya no te espero entre mis sábanas frías e insomnes. Sólo miro el calendario y espero los días viernes, tal vez vengas, tal vez vaya, tal vez Hoy, tal vez mañana. Esa ha sido la letanía musitada por mis labios. Ya no me afano, cuando la soledad lastima, cuando la melancolía corroe, cuando el cansancio amenaza, me deslizo entre los recovecos de tu recuerdo, me sumerjo en tu sombra, naufrago en tu fantasía. De este modo, en silencio y paciencia, me resigné. Comencé a morir. Sin afanes, sin agravios, sin reproches, sin excusas. 

Noche a noche, comenzó a morir lentamente, se apaga este fulgor de mi alma, se debilita aquella mirada. No te he dejado de esperar. La ventana sigue abierta de par en par, pero sólo me visita la noche, y de cuando en vez la Luna. Cuando llegan tus mensajes por un momento la mirada brilla otra vez, como aquellas noches cuando tus manos sostenían mi alma, cuando toda mi existencia se derretía sobre tu cuerpo. Cada palabra tuya, dosis de morfina que alivian el paso de los días. 

Tengo miedo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Pie de Página

Las noches, cada una de ellas regresa ataviada de sus traslúcidas enaguas para envolverme en una fría caricia enviada por Doña Muerte. Son en ellas en las que te busco a través de la neblina de mis ojos cansados de esperas inútiles, esperas entumecidas de adoptar la posición silenciosa y resignada de la paciencia.

Pensaba, mientras el cigarrillo lo compartía a medias con Doña Vida...dónde estarás? te imagino, casi puedo recorrerte sólo con mis suspiros. Tan lejos, tan cansados, estos días nos han distanciado tanto, de tantas formas. Pero intento sobrevivir sin afanes, adopté esa costumbre de nutrirme como una adictiva y placentera sensación recurrir a tu recuerdo cada vez que la soledad lastima, cuando los días se hacen tristes, cuando la lluvia amenazante se confunde con mis lágrimas. No pretendo -como antes- conquistarte, esperar que regresaras en cuerpo y alma, que existiera un milagro, que me buscaras y que me amaras. Pretensiones tontas, pretensiones ilusas. Ahora te recuerdo, y a tan poco me acostumbré, que es suficiente sólo pensarte. Te recuerdo una y otra vez, y eso fue lo que logró que en mi mente te arraigaras como una existencia fantasmal. De esta forma, tengo algo de ti, nutrido desde aquel tiempo en que despertaba en tu mente, esos días en que me buscabas. Hay quienes deben amar sólo contemplando, observando desde lejos. Otros deben conformarse con resignarse a amar confundiendo gratitud y costumbre. Yo te tuve entre mis manos, pude acariciarte, fusionarme derretida sobre tu pecho ardiendo, fraguada entre tus piernas, devorando hambrienta tus carnes, en cada beso raptando tu aliento y bebiendo de tu cuerpo para calmar la sed que jamás pensé en mitigar. Pude dialogar contigo, conocer tu mundo, tus libros, tus cruzadas, tus indiferencias, tus confidencias. Dialogar, hablar de todo, escucharte o leerte con atención.

Sé que nunca creerás ni leerás estas confesiones, preguntaste aquella noche algo, que no me atreví a contestar, la verdad. La verdad fue que entre tantas historias, entre tantos nombres, cuando había perdido la esperanza de amar de una forma que pudiera idolatrar, apareciste tú. Por eso en aquel silencio disolví todas mis barreras, todas mis desconfianzas e indiferencias, todos mis resistencias y fortalezas. Por una noche, quise ser honesta, mostrarme sin maquillaje alguno, sin caretas, sin disfraces. Necesitaba una razón para seguir creyendo en algo, para seguir escribiendo poesía, para que la realidad tuviera alma, para no dejar de soñar. Tú me diste lo que necesitaba para que la Fantasía no muriera para aquella existencia obligada, para este ángel caído.

Comienza el fin. Esta historia de sobrevivencia comienza su inmortalidad. 


miércoles, 15 de agosto de 2012

Monólogo con tu ausencia

Me gustaría esta noche imaginar que deambulas por mi refugio, que estás cerca rozando mis cabellos, respirando cerca de mis oídos, que tu aliento en forma de brisa recorre mi espalda, provocando una avalancha de sensaciones corporales inquietas y temblorosas. Me gustaría imaginarte fumando un cigarrillo Lucky Strike en el balcón mientras el invierno enfría nuestra piel sólo para entregarnos la excusa perfecta para buscarnos en un abrazo. Quiero imaginarte cerca, porque desde hace mucho he atesorado tu sombra secuestrada en mi memoria.

Me gustaría esta noche imaginar que me lees, que me piensas, que de cuando en vez regresas a este recuerdo, a esas noches, a nuestros diálogos, a nuestra complicidad. Me gustaría creer que a veces no importa el tiempo del calendario, ni los años ya pasados, ni las promesas rotas, ni los sueños frustrados. Dejé de buscar, porque encontré a quién buscaba. Ya no lamento que no haya sido recíproco, que haya sido a destiempo, que fuera un imposible. No es lo mismo haber amado a un hombre por costumbre, por resignación, por gratitud, no es lo mismo haber amado a un hombre convertido en fantasía sin jamás haber besado sus labios. Yo elegí amar aunque eso conllevara el riesgo de perder, de esperar, de no entender, de llorar. Lo que se ha convertido en mi consuelo es que pude hacerlo real, pude ser bendecida con tus caricias, mi alma tembló mientras tus manos la invadían. No me importa que no se repita todas las noches, no importa que no camine a tu lado. Sé que me recuerdas, sé que también me transformé en tu fantasía. Sabes mi nombre, y hay noches en que lo susurras. 

Me gustaría imaginarte esta noche, esperándome entre mis sábanas. Enredarme contigo en el mismo sueño, derretirnos en el mismo fraguado. Correría el mismo riesgo, sabiendo que tras tus despedidas siempre hay un largo tiempo de ausencia. Fue real, y eso para mi es suficiente porque ha sido mi memoria la que se ha encargado de mantener presente, intacto, inmortal aquel recuerdo que capturó tu aroma, tu sabor, tus movimientos, tus gestos, tu sonrisa burlona, la textura de tu barba... Maldita memoria! cruel castigadora de mis desvelos! Gestante de mis insomnios, de todos mis ganas de encontrarte, de todas mis ansias de devorarte entre mis abrazos, entre mis piernas, entre mis manos.

Duerme, y serán mis pestañas las que acaricien tus ojos cerrados, depositando en ellos dos besos en vez de monedas sobre tus párpados somnolientos.

Duerme, mientras respiro tu aliento sosegado.

Duerme, tú tan lejos y yo tan insomne...

domingo, 29 de julio de 2012

Epitafio para nuestra ausencia

La tarde transcurre arrebatando todo lo que alguna vez tornaba este paraje en mi paisaje amado. Ya no tiene sentido aferrarse a las sombras de los edificios, ni a las caricias de las ramas de los árboles batientes, ni a las calles tapizadas de nuestros pasos ausentes. El sol se refleja en las ventanas y me cuesta tanto no salir volando a través de ellas. Un remolino de pensamientos y lágrimas intentan suicidarse, una caída libre que los libere de esta espera que se ha vuelto un proceso de fermentación de la existencia, aquella que alguna vez brillaba con colores brillantes, hoy yace sumergida en el fondo del pozo de estas miserias.
No importa nada, nada brilla, nada posee aquel encanto que alguna vez, que alguna vez amé tanto. Tu recuerdo Templario se volvió una droga, que me hacía esperar, esperar por lo que nunca llegaría, esa fue la razón por la que te escogí, porque nunca volverías. De esta forma tortuosa te volví mi tesoro, un tesoro que no poseía pero que me hacía sentirte cerca.

No tiene sentido, pero eso nunca fue un problema, porque nunca pretendí que lo tuviera. Quizás el objetivo fue siempre la carencia de propósito, de futuro, de posibilidad. Muchos ostentan un amor de esos que disfrutan a diario, que se nutre de mutuas intenciones, de cuidados y detalles. Yo no tengo nada, ni un vestigio, sólo recuerdos de una noche. Una tonta, eso soy.

En otras ocasiones me he despedido, hoy no lo haré. Tal vez eso me reintegre algo de orgullo, algo de coherencia. 

Comienza a morir mi personaje, una parte ya se había suicidado, la otra había sido asesinada por la realidad, por la lógica y esta última parte del triunvirato corre la peor de las suertes, la más macabra de las sentencias, es condenada a resignarse.


lunes, 16 de julio de 2012

La Batalla...

Cansada de rumiar recuerdos, acerbo lacerante que macera esperas resignadas a la muerte. Una ventana que acarrea brisas invernales que entibian mis ya frías ansias de quererte. Si supieras, si tan sólo alguno de estos deseos te alcanzara, te rozara con suavidad como mis dedos tímidos sobre tu carne sudada. Pero las ansias no son más que deseos, etéreos destrozados por las fauces de la realidad cáustica. 

Quiero que seas voz y carne otra vez, quiero que vengas, me mires y venzas. Quiero que tus tropas se preparen para la batalla mientras tus ojos planean la estrategia para el asedio. Sobornaré a mis vigías, dejaré las puertas abiertas y los puentes extendidos, todo preparado para tu llegada. Quiero verte cabalgar desde lejos, y correr a tu encuentro, ataviada sólo por mis ansias nostálgicas. Quiero verte gigante, con tu armadura resplandeciente, el yelmo y mandoble brillantes. Pauperes Conmilitones Christi...




sábado, 14 de julio de 2012

Portulano Caótico

De tanto esperar, terminé olvidando lo que esperaba. Adoptando la postura de la paciencia, observando el tiempo burlón atrapado en mi memoria, y la fantasía susurra tu nombre. Hay noches que me obligo a no recordar, a reemplazar las coordenadas, pero a menudo este baluarte es arrasado por tus ejércitos, basta una sombra tuya para que todas mis resistencias caigan rendidas. Esperé tanto, te imaginé mil veces desde lejos, te acaricié tres mil veces al borde de tus sueños, cinco mil veces caminando por tu calle custodiando tu marcha, diez mil veces hojeando un libro, y que al menos una vez hayas posado tu mirada sobre aquel libro con el Rey Transparente y treinta mil veces escribiendo versos con tu nombre bordado en ellos.

Cuando había reunido fuerzas para asesinar tu recuerdo, apareces..

Escribías aquellas palabras que tanto deseaba, ni te imaginas cuánto las esperaba...pero ahora soy yo la cobarde. Me acostumbré tanto tanto a tu ausencia y esperar que regresaras por segundos, como espejismos en el desierto, que no logro reconocer que ahora estás ahí. La incertidumbre aprendida que no hay certezas, que no es cierto, que me lo imagino, que me lo invento, que vas y vienes, que desaparecerás otra vez y que yo seguiré tras la ventana...

martes, 26 de junio de 2012

Manos Frías

Nada de esto, tan atesorado tiene sentido. Los días continúan transcurriendo y no he podido mantenerlos hilados en el calendario. He perdido no sólo las ilusiones, los impétus que alguna vez vibraron dentro de mí, he perdido aquello que brillaba en mí, aquello que me definía, que me daba alguna claridad en medio de tanta muerte, de tantas mentiras.
Hoy cantaba y por un segundo recordé quién era, una canción que aprendí en mi adolescencia y que acariciaba mi garganta al ser entonada. Por un segundo la que Solía Ser brilló, por un segundo pude verla hermosa, empoderada, capurando el espacio con su voz potente, con versos hermosos.

No regreses, por favor no regreses.
Déjame con mi recuerdo tuyo acurrucada en mis oscuridades iluminadas por la fantasía de haberte encontrado, de haber disfrutado de saber que existías, de haber caminado a tu lado, de haber dormido entre tus sueños, de haberte abrazado. No tengo nada más que recordar, nada que exigir, nada que esperar.

Tengo tu recuerdo, Templario. No necesito nada más, sé que nada más podrías dar.

Cada noche espero su llegada, y cada noche es una derrota más. Mis manos frías, mis lágrimas otra vez, las lavandas perfumadas de ayer. Cada noche escribo estos renglones tristes, hasta que se acaben las noches, o se acaben los renglones...


sábado, 23 de junio de 2012

Mi Cadalso

Este lugar ha cambiado tanto, se ha transformado incesantes veces, manteniendo su calor de refugio durante las tormentas. El aroma es único, madera. Madera en las paredes y pisos, maderas en forma de estantes ordenados y generosos, madera en la escalera serpiente y maderas en las hojas de mis amados libros. Todo aquí tiene aroma a otoños, aquí nunca es primavera. Cada vez que las lágrimas amenazantes, las nostalgias estivales o las melancolías invernales aparecen y colocan en riesgo el sosiego de mi mirada, entonces acudo sin demora, subo escaleras para sumergirme en este abismo sin tiempo, en este espacio incoherente, construido desafiando las reglas de la  física, del tiempo, de las normas, de mis miedos.
Este lugar donde ya no quedan ventanas, ni espacios definidos, ni límites precisos. Se ha edificado con todos los escombros de una mente errática, de ideas que se nutren solas y que a veces moribundas paren bastardas nutridas de esperanzas. Oh si supieras! si tan sólo supieras como he desnudado mis vergüenzas, cómo he flagelado mis orgullos.
En este lugar todo rebrota cómo si fuese la tierra fértil deseosa de semillas para germinarlas, pero a veces se transforman en sólo rocas, testimonios mudos de silencios ensordecedores. He perdido tanto, extraviado en este lugar. La misma ventana cada noche.
La fe debe ser el lugar donde mueren todas las certezas, donde muere la curiosidad reemplazada por antojadizas respuestas.
Yo ya lo sospechaba, cada noche duele menos, una forma de morfina que no sólo alivia el dolor sentido, sino que además permite anidar delirios, divagar tras su fantasía, imaginarlo. Ahora sólo me resta imaginarlo, comienzo a olvidar el sonido de su voz, el braille de su cuerpo prosas inconexas, perdiendo su gramática, ahora sólo me queda el pianissimo de su voz entrecortada.
Mis recuerdos están cansados de recordarte. Mis recuerdos comienzan a deteriorarse por el tiempo tirano, genocida de esperanzas moribundas.
No sé a quién espero. Un templario que a veces me recuerda y todo resucita, pero me recuerda de tan lejos que esta distancia ha ido destruyendo mi cordura. No puedes esperar a quién no quiere llegar -grita la Misma desesperada. La que solía ser desde la muerte de Ella espía en secreto el camafeo con la fotografía robada de Él, el Templario.

miércoles, 20 de junio de 2012

Tormentas y Tempestades

Había perdido la cuenta de aquellos fragmentos dispersos que testaruda mantenía cohesionados como recuerdos, lo cierto es que ya tenían forma, sólo desteñidos contenidos. Oh! nuestra mente, tan traicionera ella, tan antojadiza y testaruda! tan caprichosa que nos desafía a entenderla. Tan inmensa, que peligroso es partir en su búsqueda.
Terminé odiando más las preguntas que las respuestas. Finalmente, la comodidad y el aburrimiento se encargan de menguar nuestra curiosidad y la rutina se encarga con frialdad de nuestra capacidad de asombro.
Evito llegar a ese punto en que intento evaluar, llegar a conclusiones. Prefiero aferrarme a débiles hipótesis, seguir buscando posibilidades, no descansar ante conclusiones. Me asusta concluir, me asusta la idea del fin. 
Estos días nublados me recuerdan la soledad del bosque y sus aromas, la humedad permanente y el silencio inmenso y acogedor. Comencé a perder el interés por los ruidos, por la ciudad y sus luces, por la gente en manada, por los amigos, sin darme cuenta me transformaba en un anacoreta, sin búsqueda, sólo con la obligación de la sobrevivencia.
De esta forma el relato comienza a terminar. No hubo final feliz, ni momento culmine. No hubo funeral ni llantos, no hubo reencuentro ni olvidos. De esta forma extraña y paradójica aprendí a vivir de esta forma, sin más ataduras, sin cicatrices, sin promesas, sin expectativas.
Caminar sin intentar llegar a ninguna parte, aunque retorne al punto de inicio, aunque llegue a ese punto que no quería llegar, aunque no tenga idea de dónde he llegado. A la deriva, así estoy.

viernes, 15 de junio de 2012

Aquella Improbabilidad

Quiero imaginar tu rostro mientras musitabas aquellas palabras, no quiero pensar en las palabras mismas, ni en su morfosintaxis, ni en su melodía, sólo quiero cerrar mis ojos e imaginar tu rostro susurrando su sonido. Te fuiste convirtiendo en mi fantasía, ahí, siempre conmigo, atesorada en mi memoria, rodeado de aquellas noches que te bauticé de deseos, que me coronaste de glorias. Quise imaginar tu rostro, y al cerrar mis ojos, acariciarte con mis pestañas, quemaría tus naves cargadas de botines de guerra, de todas mis incertidumbres, todas mis ansias de buscarte.

Recuerdas como te miraba idolatrando tus movimientos? no lo sospechabas. No querías creerme. No querías apostar y perder, lo sé. Preferiste dejarme en esta torre rodeada de fantasmas, rodeada de estos recuerdos sin ti. Tú siempre me tuviste, porque me mantuve en esta espera. Fue esta espera la que me permitió tejer estas mortajas, fue esta espera la que me permitió procurar mantener las luces encendidas por si tal vez, en algún momento, quisieras regresar por ese camino que alguna vez te llevó lejos.

No me importa que no regreses. No me importa que esta vez sea otra de tantas en que pensé que "hoy quizás", no me importa que otra noche invoque mi sueño esquivo imaginándote, no importa que me haya acostumbrado a tu ausencia acompañándome sólo de lo que fueras, de pequeños fragmentos robados. Es lo que tengo, es la pobreza que hoy me rodea. Si hoy me ofreces nada, palabras que ni siquiera tienen sonido, pero que atesoro. Me dio fuerzas, me alimentó en horas hambrientas. No lo sabes, pero fue tu recuerdo en que cada noche se sentaba al borde de mi cama y me arropaba. El recuerdo que yo construía, no me digas que no eras tú, no me quites esa fantasía. No me importa que no regreses, porque nunca te dejé ir, tu recuerdo encadenado lo dejé a mi testaruda memoria.


martes, 12 de junio de 2012

Poesía ebria...

Fue así como nos fuimos olvidando de nostros mismos, nos fuimos olvidando de todas esas sensaciones, convicciones y certezas que pensamos alguna vez que serían inamovibles. La vida, así comenzó a volverse esquiva, idiota, malhumorada.  Terminé en ruina moral, enriquecida sólo de ausencias y nostalgias. Nunca hubiese imaginado que estas trampas estarían ocultas en el camino, finalmente las sospechas no sirven de consuelo ni de penitencia.

Hay momentos en que Chopin suena más triste que otras noches, hay momentos en que quisiera borrar la memoria, pero ahí está impertérrita, inmutable, odiosa y sarcástica.

lunes, 11 de junio de 2012

Desde Lejos

El tiempo se encarga de diluir los recuerdos fraguados en sal y agua. La tristeza finalmente nunca te abandona, al parecer agazapada se encarga de permanecer oculta. Las noches comenzaron a ser mis aliadas, algunas me acarician hasta reconciliarme con mi sueño esquivo. Dejé de evocar recuerdos para espantar los insomnios malévalos, que a veces traicioneros en forma de pesadillas me hacían visitar aquella puerta y aquel balcón.

Este tiempo de crisálida ha sido más lento de lo que esperaba, pensaba que la sanación llegaría más rápido, más instantaneamente. Cuando deseas con tantas fuerzas simplemente olvidar.

Algún día seré mariposa, sólo necesito dormir profundamente.

jueves, 7 de junio de 2012

Los navíos en el Muelle

Desde lejos los navíos extienden sus arados con los que lastiman las grietas en el mar, los veo desde lejos imaginando que van y vienen, que contienen historias, personas, olvidos y ausencias repartidos en los muelles en los que atracan y desembarcan. Confieso que tengo un temor irracional al mar y sus misterios, a la profundidad de su inmensidad, a los secretos sumergidos que nunca respirarán. No sé por qué esa angustia inexplicable a la profundidad del mar, no lo sé. Me aferro a la tierra, soy un habitante de mesetas, de acantilados y planicies, pero alejada de la costa, de los arrecifes y de altamar.  El vaivén de un navío me recuerda aquellas veces que naufragué sobre su pecho. escribí "tu pecho" y tuve que hacer el esfuerzo de borrarlo y corregirlo primero en mi mente, "su pecho". A través del lenguaje comienzo a construir esta distancia que en mi mente era siempre proximidad.
Continúo desde mi ventana mirando los barcos alejarse, del mismo modo, que mis recuerdos se sumergen en la noche oscura del olvido. Las anclas de la fantasía, aquellas que te estancan y no te dejan ir. Se oye la voz del contramaestre, a levar anclas, dejaremos este puerto y sus amores, todos sus recuerdos contenidos en una postal sin destinatario.
Volver a sonreír. He ahí la obligación de este día.

miércoles, 6 de junio de 2012

Reconciliación

Los días y las noches. Interminables que en momentos los confundía en una alocada agenda que los trasladaba en horario y luminosidad. Con el tiempo me fui acostumbrando a ello, hasta que decidí detenerme, era el momento. Había tardado tanto en llegar, que ahora que ya estaba aquí me era dificil reconocerle. Llegaba mi tiempo de resignación, el perdón de mis pecados, la amnistía de mis transgresiones.

viernes, 1 de junio de 2012

Habrá un segundo

No te imaginas, ni siquiera lo sospechas. No lo sabes, ni quisieras saber. Lo escribiré porque amenaza con estallar en mis entrañas y llevarse lo poco que va quedando de mí. No lo sabes, ni lo quieres oír. Este exilio ha menguado mis fuerzas, ha erosionado esta geografía que antes florecía cual vergel bendecido. Todo comenzó a perder la luz que tu presencia entregaba. 

Habrán momentos en que podré volver a este lugar, donde ahora entierro el féretro de tu recuerdo. No tengo opciones, se acabaron. Me aferré a todas las posibilidades, pensando que en alguna de ellas podría encontrarte. Me quedé quieta observando el tiempo, imaginándote desde lejos, acariciando tus palabras que en forma de eco recluidas quedaron en esta celda voluntaria. Ni siquiera puedo culparte, qué sentido tendría? 

Habrán momentos en que volveré a esta sepultura. Traeré lirios y jazmines, besaré tus labios en esta tumba que he construido con la fantasía de tus batallas. Te imaginaré victorioso, condecorado de honor sobre tu armadura impecable. Ya no quedan palabras, sólo nos restan los silencios. Se acabó el tiempo de siembra y cosecha, ha llegado el invierno. Pero, cerrarás los ojos y ahí estaré, me haré brisa, seré recuerdo esperando por ti, sólo recuerdo. Al igual que tú, debo zarpar desde este lugar, sólo que voy retrasada. 

Volveremos, cada aniversario.
Volveremos y otra vez beberemos de nuestros labios.
Volveremos, y otra vez haremos eterna una noche, cubiertos de penumbras y sudor.
Volveremos, sólo en nuestra memoria. La realidad tirana decidió nuestra suerte, y apostamos a perder.


Hay noches, que cuando sueño contigo, prefiero despertar.

lunes, 28 de mayo de 2012

El ático

Fue un impulso, una corriente eléctrica desbordante, que sobrecargo mi sistema psicomotor, necesitaba subir esas escaleras, correr a refugiarme a mi espacio, ese útero acogedor que con sus murallas de madera y tejas crujían para acogerme, nutrirme, reparar mi daño irreversible. Todo estaba tal cual lo había dejado, tantas cosas clasificadas, sin guardar, sin archivar, amontonadas, dispersas, ordenadas. Voy encontrando memorias, fragmentos, trozos de mi, trozos de mi deambular por esta vida, por estos años. Fotografías decoloradas, libros miles de ellos atiborrados, cartas jamás enviadas.

Amanecer

Fue una larga noche estrellada. Desde mi ventana, rumiando mi insomnio, he podido abrazar el amanecer y ver desaparecer la luna. Me he rodeado de mis silencios, de esta soledad que luego del dolor causado, ha comenzado a reconciliarse conmigo.
He podido descubrir secretos simbolismos en mis sueños, en mis miedos, en mis tristezas.

Lluvias

Este lugar bendito que ha sido mi baluarte y mi remanso tantas noches insomnes, mi capullo fragante repleto de mis amados libros, mis arañas y la luna que me acaricia por la ventana. Este ha sido mi refugio estos años, tantos años! años! y yo aquí con el tiempo detenido, el invierno se quedó conmigo, en mi tristeza las lluvias eternas, lluvias! hermosa lluvia! una bendición que limpiaba mi rostro confundiendo mis lagrimas con las gotas del cielo, enjuagando mi rostro cansado de llorar.
Terminado el Funeral, regresé a mi ático, lucía distinto. En mis oídos a lo lejos aún las teclas del piano estaban atrapadas en aquella melodía. Me obligaba a no recordar, era una tortura, pero era mayor el dolor de estar atada al recodar. Para sobrevivir era imprescindible olvidar.

Ciclo Lunar

Estos días se han hecho cada día menos digeribles. Hay comenzado a amontonarse con amenazas de secuestro y lapidación, alternando con momentos de paz y embrutecimiento. Ya no hay prisa, no hay compromisos por cumplir. El calendario comenzó a esquebrajarse. El teléfono agotado dejó de sonar. Rara vez me acercaba a la ventana. Comenzó la desidia asociada a la metamorfosis, aquella que obligatoria toma el control de tu vida, cuando tú has perdido el control sobre ella.

Con el tiempo, las heridas no encontraron alivio ni cura, quedaron permanentemente expuestas a la infección del alma. Frente a esto, sobrevivir o resignarse. Opté por resignarme.

Cómo sería? Cómo me hubiese gustado que fuera todo?. Qué valentía hay que tener para reconocer que si las cosas hubiesen sido como yo hubiese querido finalmente la cobardía no me dejaría asumirlo con toda propiedad. Si me hubieses amado, si no me hubieses dejado ir, finalmente hubiese sido yo quién te habría abandonado. Adivinaste lo que yo no había llegado a pensar. Mientras me aferraba al encanto de descubrirte tú me mirabas reconociendo en mi sonrisa delatora la verdad oculta junto a todas mis mentiras. Tú no fuiste el cobarde, ni yo orgullosa. Tú fuiste el valiente que huyó porque reconoció antes que yo mi canallada ulterior. Nos amaríamos pero yo no cambiaría, una mujer como yo nunca lo hace. Retomaría mi esencia zigzagueante, mi arrebatos impredecibles para ser arrastrada a las incertidumbres, y tú no querrías eso, no podrías soportarlo.

Boleto de Ida y Regreso, Sólo de Ida...

Los días! Oh los días! tan inclementes ellos, tan soberbios, tan monstruosamente altivos e indolentes; transcurren sin piedad alguna, me torturan, me mancillan, se burlan de mi paciencia, menosprecian mis esperas con burlas y lisonjas. No me esperan, transcurren rápido y sin misericordia me abandonan a mi suerte; sólo en las noches alcanzo algo de paz y resignación, el silencio y la oscuridad ayudan a que mis heridas se conviertan por unas horas en cicatrices, y recuerdo, y recuerdo. Recuerdo aquellos días en que despertar era una bendición, abrir los ojos y brillar con la luz solar, cuando todo estaba dispuesto, cuando todo era una probabilidad, cuando estábamos tan lejos, que aún éramos libres porque el universo aún podía bendecirnos con la posibilidad de no encontrarnos, de nunca coincidir.
Dónde estabas? qué hacías? quién te amaba? quién te acompañaba? Estábamos lejos, desconocidos, así debimos haber permanecido, en un estado anónimo, sin encontrarnos jamás. Haber transitado por calles vacías, habernos sumergido con lágrimas y saciado en risas sin habernos rozado jamás, sin habernos perdido en nuestras pupilas, sin habernos sonreído jamás.

He aquí, mis penosos recuerdos, mis cicatrices y mis errores, todos amontonados, todos sin sentido, todos esparcidos en este caos que me rodea, que me ahoga, que me desconcierta. Algún día, seré valiente. Una de estas noches haré una hoguera alimentada con el combustible de estas melancolías corrosivas y tóxicas, con todos estos fragmentos oníricos, con promesas roídas, con mis ansias de besarte, con mis recuerdos húmedos, con todo aquello que alguna vez nos retorció el alma con suspiros, con deseos, con murmullos, con nuestros nombres, con nuestras pasiones alguna vez encendidas, y hoy tan apagadas.

viernes, 2 de marzo de 2012

el último capítulo

Estos días me han entregado un prisma distinto para observar esta realidad que se ha comenzado a escapar de mi voluntad. Hace meses que había perdido el rumbo trazado. Comienzo a redirigir este navío. Si bien, no encontré lo que buscaba, regreso a puerto con una extraña sensación de Paz. No sé si será cansacio, resignación o alguna forma de templanza.
Las cosas fueron, no fueron, o simplemente aprendí a aceptarlas.
En este tiempo, miles de cosas ocurrieron, situaciones, personas, anécdotas, miedos, lágrimas y risas. Mi personaje ha sufrido un intento suicida, dos  asesinatos, dos duelos, tres operaciones. Deambuló por los bordes de un precipicio, bailó con Doña Muerte, se enamoró de un Templario.

Comienza a terminar este blog, este relato en voz alta. Ella ha muerto y la que solia Ser confesó sus pecados. La Misma perdió la razón.

No hay un final feliz, el triste final en cambio fue soñar con él, y querer despertar porque sabía que debía hacerlo.

Los hechos relatos son ficción, nadie vive una vida realmente sincera, todos nos mentimos. Lo terrible es cuando al mentirnos a nosotros mismos, surge el triunvirato.

El Caballero templario nunca regresó. La Misma probablemente lo sigue esperando en el mismo lugar, la misma ventana durante el mes de octubre. Ella fue sincera,  hermosamente sincera y eso acarreó su triste final, enamorada, enferma y romántica, uan Gautier fuera de época, empeñada en sentimientos corrosivos y con una memoria que terminó siendo su tortura. La que solía ser había tramado esta rebelión.

Buscando el rumbo...

No tenía dónde ir. Estoy perdida, ni siquiera me encuentro. La única certeza que poseo es este vacío. Como un adicto rendido regreso a mi refugio, intentado buscar alivio temporal a esta angustia.Escucho un par de canciones de la Piaf e inevitablemente regreso al barrio Lastarria y sus cafés. Regreso a la misma silla y las velas encendidas. Es lo único que me queda, fragmentos de recuerdos con lo que alimento la inanición de mis días y el insomnio de mis noches. Como una compulsión comienzo a recordar y a escribir, y las lágrimas, las infatigables lágrimas.

Me avergüenzo de todo esto. Quisiera volver sobre mis pasos, borrar todo, comenzar otra vez, y aún con ese imposible milagro, tal vez sólo sería para regresar a ese pasado y volver a cometer los mismos errores con la intención de también volver a encontrar la misma desgracia, los mismos poemas, los mismos desaciertos.

Hay momentos en los que mi alicaído orgullo se levanta y me fortalece; sólo lo logra cuando la maldita melancolía me olvida por unos instantes. 

Esta vez las lágrimas fueron reconfortantes, un alivio.
Supongo que eso ayuda. Supongo que tampoco es cierto, pero...

martes, 28 de febrero de 2012

Réquiem Nocturno

Habito en un espacio-tiempo deforme y lúgubre. Aquí estoy enterrando un poco más de dos años de ésta que con alarde y orgullo llamo mi Vida. Estoy cansada, resignada y cansada. Triste y cansada. Sobre todo cansada. Ya no quedan esperas, ni desvelos, ni premuras, ni deseos. Todo ha sido devastado por la erosión de las lágrimas, la soledad y el tiempo. Fui otra más que intentó el imposible y sucumbió a la paciencia que se transformó en locura. Perdí los límites, me permití ser arrastrada por mi propia imprudencia, sin estimar los riesgos, sin prever los resultados predecibles.

Intento concentrarme en el silencio dentro de mí, pero no es silencio lo que concentro, es una erupción volcánica retenida, burbujeante, cándente; que amenaza con destruir todo lo que he construido, toda esta paz momentanea de segundos, de versos, de pequeños intentos de cordura. Todo lo que alguna vez me hizo brillar hoy mustio me recuerda la fragilidad, la vacuidad, la mortalidad.

Se acabaron las lágrimas, la sequía también las ha agotado. 

El funeral transcurría lento, parsimonioso. Chopin rompía el silencio con aquella pieza nocturna amada. El triunvirato estaba destruido. La Misma lloraba descontroladamente pero tampoco corrían lágrimas por sus mejillas. La que solía ser inmutable observaba el féretro aterciopelado rodeada de lilium asiático, su flor favorita, siempre augurando su propia muerte. Ella pálida, fue ataviada con un lencería francesa que ella amaba y que sólo en una ocasión vistió. Sus largos cabellos adornaban su rostro volvieron a ser azabaches en contraste perfecto con su piel láctea. 

La que solía ser, rompió el silencio: Hay algo que debes saber.

lunes, 27 de febrero de 2012

Poema Refugio

Triste.
Profundamente triste.
Lágrimas inundación que agitan una tormenta.
Lágrimas que brotan desde el alma en deshielo.
Ahogando mis esperanzas
ahogando mis desvelos.

Triste,
Ya no quedan días soleados
ni cartas por recibir,
ni tesoros corsarios.
El alma errante, confundida de ayer,
encadenada a lo evidente.

Triste.
Resignada a estas noches.
Recluida a las sombras.
Silenciada de confesiones sinceras.
Mordaza para mis labios penitentes!

Traicionaré mis fantasías fútiles,
las incineraré de Razón,
Adiós poemas refugio,
Adiós versos protección.

domingo, 26 de febrero de 2012

Fantasías

Hoy sentí vergüenza. Vergüenza de desnudar el alma en un arrebato de honestidad. Yo pensaba que siendo sincera desde el principio, uno se evitaba después el horror que con el paso del tiempo comienzas a desenmascarar a un desconocido que crees conocer. Por eso, cometí la peor estupidez: "Mostrarme con excesiva honestidad, sin caretas, sin mentiras, sin frases hipócritas" para que el otro construya una silueta congruente con quién uno es, no una deformación. Crasso error. Crasso y lamentable error.
Todos quieren una fantasía, perfecta, inmaculada, virginal y hacen caso omiso a las imperfecciones, aunque sospechen de ellas. Ciertamente algunos prefieren el maquillaje de los vicios, de los detalles, de las dudas, de los celos. No existen mientras no los confieses. Si lo confiesas, los hacen reales para ellos. Ese fue mi error, mostrarle a él quién yo era, no vio ni quiso creer en quién me transformaba, no por él, sino por lo que él provocaba.


Con el tiempo, las noches y los días, aquellos que se suceden con inclemencia, autoritarios que van y vienen a su antojo caprichoso.

Hoy asesinaré mis verdades. Ahogadas en mentiras. Esta noche enmudeceré mis verdades. Amordazadas con mentiras. Esas lágrimas suicidas que en vez de lanzarse en caída libre, prefieren asfixiarse en el alma. Callar, aprender a callar. Nunca más, nunca más! La Verdad debe ser muda cuando de amantes se trata.

Cuando se pierde hasta el último residuo de esperanza, ¿qué nos queda para seguir?. Cuando la sonrisa exiliada se niega a regresar...Desde este momento seré con el presente cuidadosa, reservada, casi sobreprotectora...El pasado alimentará en silencio mis versos, el presente enmudecerá mi realidad

Hoy confirmé algo que deseaba que fuera real, hoy confirmé que yo también habito en sus fantasías, que aún me recuerda, que habito ese recuerdo que uno de cuando en vez acaricia en las noches. Confirmé que él también después del encuentro en altamar, después de aquella embestida, pirateó mi silueta, y escondida estoy entre sus tesoros corsarios. Hay noches estivales que regresa a mí, y en la misma fantasía, yo regreso también; salvo por un detalle, yo nunca me fui, quedé atrapada en ese lugar voluntariamente. Comencé a conformarme con una silueta fantasma, y eso era suficiente, no exigía más.

Hoy, tanto terminé odiando el hoy porque insistía en habitar el Ayer.
y ahora no sé como regresar al mañana, se me hace difícil seguir el ritmo, va demasiado rápido y me retraso a cada instante.

Seremos fantasía. Las fantasías no se hacen reales, por eso son fantasías.
Fuimos dos noches, ésas fueron nuestras fantasías. Fuimos honestidad absoluta, descarnada, fuimos humanos desnudos en cuerpo y en mente, sin máculas de hipocresía. Eso es una irrealidad, eso es una mutación, es un hecho improbable y eso no se repite.

Nadie imagina lo que siento en este instante, siento el alma fragmentada en millones de trozos que no intento unir, los dejo disgregarse para aliviar el paso de los días.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Dosis de Resignación

Cada día me cuesta más esfuerzo retornar a este lugar, otrora mi refugio, hoy se torna mi tortura. Tan difícil que se ha hecho el simple acto de dar vuelta la página, terminar el libro, avanzar a otro capítulo. Ese afán tozudo de aferrarme a la fantasía de la inexistencia, algo que fue y que el tiempo trituró en sus fauces hambrientas. Fue transformado, desecho y rearmado. Soy yo la que se aferra a la remota posibilidad, que aún siendo altamente improbable me alivia la agonía de la certeza rotunda.

Resignación. Cuánto odiaba esa palabra! Cuánto odiaba esa inercia de la aceptación silenciosa!. Y sin embargo, ésa ha sido la alternativa en la que me he visto acorralada, pese a todos mis desesperados y rebeldes esfuerzos para doblegar el Destino que imponía finalmente su voluntad. Tanto buscarte, para sólo contemplar cómo debía aprender a continuar sin ti, aún sabiendo que existías.

Supongo que ése debe ser mi consuelo, el bálsamo que suavice mis heridas. Esta fantasía que aún atesoro, ocurrió; el hombre que soñaba, existía; tenía un nombre, respiraba, vivía. Ya no importa si fue correspondido, o no; si importó o no, si me amó, o sólo me olvidó. Ya no busco esas respuestas que sólo agregan sal a mis heridas. Todo lo que soñaba habitaba un cuerpo, y pude recorrer toda su geografía; pude conjurar mis hechizos en su piel, beber de sus fraguadas entrañas, derretir su sudor en un almizcle imperecedero. Fue real, ocurrió y el acto de recordar fue la forma de seguir disfrutando de una noche, convertida en mil noches de insomnio solitario.

Esa noche debí sospechar que el amanecer dejaría caer el telón final.
Mi memoria traicionera ha sido la que fatal ha repetido cuadro a cuadro las escenas atiborrada de detalles deliciosos. Tuve la opción de reemplazarle, de continuar buscando sin comparaciones. Pero ya no tenía sentido, había un nombre, un momento que deseaba repetir. Hay eventos aleatorios improbables, pero nos aferramos a la superstición, a la Fe, al Amor para ilusionarnos con el milagro, el milagro que nos redima, que nos transforme, mientras aquello ocurre la maldita esperanza nos inyecta la morfina necesaria para seguir, para insistir, para suicidarnos en pequeñas dosis diarias de resignación.

Acto X: Fragmentos de Memoria

Intentando dar con el tiempo perdido, en algún lado debe estar, junto con todas las cosas extraviadas, un anillo de plata en la arena del desierto camino a cualquier parte, un cuaderno atiborrado de canciones clandestinas, un diario de vida con tapas azules, un manojo de cartas sin remitente, un peluche con ojos negros plásticos que me seguían...un acerbo de palabras atragantadas, de ideas que no prosperaron, de sueños que se hicieron pesadillas...

Dónde quedó ese tiempo? ese tiempo con sol de verano, cuando los relojes los desarmaba para descubrir el enigmático sonido interminable de sus secretos y no eran una amenaza para llegar a ningún sitio puntualmente... Los hibiscos rojos convertidos en damas en un salón de baile sobre la mesa del comedor añoso y oscuro...

Recuerdo las ollas, el hollín de la cocina, el olor a madera, las ígneas brasas transformando olores y sabores...

Recuerdo a Marcelo y a Gabriel, mis primeros amigos, cómplices de travesuras con sudor a inocencia e ingenio curioso, a juegos con camiones de madera y montañas creadas por el movimiento geológico de sacos de semillas... revoloteando y persiguiendo histéricas gallinas....caída la noche, la inflexible reprimenda que no se hacía esperar, la abuela seria y parsimoniosa preparaba el ritual del baño, en una palangana enlozada con golpe que había dejado una negra cicatriz.... restregaba mis rodillas y sus hilos grisáceos prematuros se balanceaban hacia mis ojos inquietos....todo era tan grande e inalcanzable....

Recuerdo una noche...estrellada y hermosa, mientras la vieja ante una artesa de madera tarareaba melodías espirituales, mientras enjuagaba la miseria cotidiana de los días sobre las ropas vetustas... Yo observaba sus manos arrugadas y brillantes, que agitaban el detergente convertido en burbujas celestes tornasolados...Mientras el cielo con lucero y estrellas se pigmentaba de negro y los pinos alrededor nuestro entre sus flecos se entonaba la música del silencio.... y yo la escuchaba absorta, anonadada frente a la hermosura de la noche...

Cuando vine a despertar, no me di cuenta del tiempo de sueño... Recuerdo la casa aquella, una cobija con ositos Teddy y soldados de madera, tal vez detalle delator del secreto e inconfeso deseo de un varón como primogénito. Piso de madera y cortinas blancas, murallas verdes y celestes en una estructura de madera abandonada por la voluntad y la juventud.

En un intento desesperado por no olvidar, para evitar que los recuerdos me abandonen y sentirme una vez más, del mismo modo aquel... Un desesperado intento de sobrevivencia...

Recuerdo una mañana, parecía invierno, una despedida en una céntrica calle, un abrigo rojo y unas pequeñas manitos intentando llegar a la ventanilla, él de pie, se veía tan triste, evitaba mirarme, siguió así muchos años después. Creo que nunca más fue feliz. La amó tanto, que su partida definió el destino de sus días. Creo que sobrevivió a un accidente que dudo de su casualidad, a veces creo que fue un desesperado intento de olvidarle.

Recuerdo la casa de los Abuelos, los aromas, las rosas amarillas, las cortinas, la madera brillante del suelo.  Recuerdo los aromos, el viento colándose por entremedio de los pinos, provocando un silbido que me hacía  fantasear con el viento jugando a ser niño.

Recuerdo, recuerdo tantas cosas!
Tantos días sin prisa!
Lentos días y sosegadas noches amparada y protegida.

Cierro los ojos.
Respiro.
Regreso a Casa.
Regreso a Casa.

Tiempo Perdido -- Primer Intento

Intentando dar con el tiempo perdido, junto con todas las cosas extraviadas...un anillo de plata en la arena del desierto, un cuaderno atiborrado de canciones, un diario de vida con tapas azules, un manojo de cartas sin destinatario, un peluche con ojos de plástico que me seguían, un acerbo de palabras atragantadas, de ideas que no prosperaron, de sueños que se hicieron pesadillas...

Dónde quedó ese tiempo, con sol de verano? cuando los relojes los desarmaba para descubrir sus secretos y no para correr para no llegar a ninguna parte... Los hibiscos rojos cargados de polen y abejas, la casa con olor a pan amasado, la luna bañándose en el río. Dónde quedaron los fragmentos de lo que alguna vez cohesionados nos hizo tan humanos? tan brillantes y tan altivos?

Dónde fueron a dar tantas promesas pronunciadas con el corazón palpitante desgarrando el alma desnuda? dónde quedaron mis ansias naufragas de encallar en los arrecifes de tus caricias clandestinas? dónde quedaron disueltas mis fantasías de Poemas, mis sonetos y versos?


jueves, 19 de enero de 2012

Cuándo y Cuándo

Recuerdas esos días en que despertaba en tus pensamientos? aquellas mañanas en que mi silueta se deslizaba por tus mesetas irrigando tu simiente? Recuerdas esos instantes en que mi voz se entrecortaba al oir tus susurros lejanos a través del teléfono? Recuerdas aquellos momentos en que deseábamos derretirnos en sábanas cómplices? degastarnos entre jadeos, evaporarnos en caricias. Cuando estabas tan presente, tan cerca, tan mío. Cuando nada importaba más. Cuando aún sobrevivían las ilusiones, cuando aún podíamos volar.

Hay días que te recuerdo más de lo necesario. Hay mañanas que al despertar el reflejo de tu perfil se dibuja en mi almohada. Hay tardes en las que aún observo el camino esperando tu regreso. Las noches se tornan tortura en dosis letales de ausencia.

Cuándo, cuándo sólo dime cuándo podré cerrar los ojos sin verte atrapado en mis recuerdos? Cuándo, cuándo podré dormir sin soñarte? Cuándo y cuándo podré vivir sin sobrevivirte?

miércoles, 11 de enero de 2012

Doxología

Me imagino lágrimas, de tristeza, melancolía, alegrías, de amantes, de madres, hijos, despedidas, redención, todas lágrimas. Ciertamente es en el rocío donde encuentro paz...para aquellos días de tormentas. Comienzo a mirar el mar... Encontraste la paz que buscabas en las caracolas marinas? En las profundidades? En la oscuridad? Y si...lo sigo intentando? Porfiando, Esperando, Y si...corro el riesgo? El riesgo de la locura, de Penélope transformada en Alfonsina. Y si...tan sólo nos desprendiéramos de estos lastres... Yo, de este cobarde orgullo; y tú, de tu orgullo cobarde.
Esta noche me acompañan un libro, un cigarrillo y una ventana con brisas marinas... (Ninguno se atreve a musitar tu nombre). Prisionera de mi memoria, Maldita memoria, Remembranzas con tu aroma, Recuerdos con el sonido de palabras. Esclava del evocar En soledad. Suicido en pequeñas dosis literarias...
No lo sabes, Ni lo recuerdas. Olvidaste antes de mirar atrás. Mientras yo continúo inmóvil, En el mismo lugar, En el mismo ayer... Hay un solo atardecer capturado en mi memoria, el mismo cuyo amanecer capturó tu ausencia... Mis ojos contienen lluvias del sur...que inundan las pestañas en ríos con tu nombre, desbordados
Comienzo a borrar mis huellas... Lo que fue, Lo que alguna vez creímos real, Fragmentos dispersos Por el olvido vientos... Huracanes y tormentas, Sobre estas pupilas cansadas de vigilias y esperas... Deslizo mis dedos, Enredados en tus cabellos... Mis caricias silentes, Penitentes deseos, Inconfesables ansias, Moribundas esperanzas. Con mis versos ebrios de melancolía te acaricio desde lejos...
Con la brisa de la tarde, Arremolinada de mis suspiros, Viajan palabras y recuerdos, Para un hombre Cuyo nombre, Olvidar espero... Sombras, Me hice sombras, Para acariciarte, Sin nunca poder tocarte.
Tantas certezas apolilladas y en desgracia dispersas sobre derroteros de incertidumbres... Quiero otoños...en mi mirada aún sobrevive el otoño con sus aromas terrosos y maderas húmedas...
Poesía...quieres dormir conmigo? Poesía cómplice, Poesía asesina, Poesía amante, Poesía amiga. El poeta triste, El poeta suicida. Estrofas aullidos, Versos prohibidos. Esa noche murió toda la poesía con su nombre atado a mis versos...
El silencio de tu ausencia, retumba en mis pensamientos. Con sus ausencias, con sus melancolías, con sus atuendos de insomnio y una lágrima suicida... Debería embriagar tu recuerdo... No eres tú a quién extraño, extraño todo lo que tu presencia inundaba, lo que tu presencia contenía.
Mis poemas dispersos, Mi tristeza derramada. No hay motivos, No hay palabras. Se acabaron los versos con tu nombre atado a ellos... Frígida de adverbios, desinteresada en sustantivos... Sólo en los verbos encuentro conjugaciones placenteras...
La trampa de una nostalgia corrosiva y obsesiva... infinitas preguntas...infinitas posibilidades...y ninguna certeza.
Cada palabra mía eran pruebas de vida, Cada respuesta tuya, muerte presunta.
Cansada de inútiles esperas, Cansada de tantas excusas, Cansada de mentiras tras mentiras. Me rindo. Pierdo. Vencida. Soy Naufragio. Tierra firme, tras naufragios del alma. Espejismo, esperanza vana
Mis catacumbas están repletas de tus promesas muertas... Las lágrimas ya no son aluviones de nostalgia. Hoy la sequía erosiona tu permanente ausencia... Cuando se acaben las esperanzas, sólo me quedarán las ausencias... Viento del norte, Lluvias del sur, Tierra húmeda Lirios y amapolas Sea mi tumba, mi lecho eterno Y oir en las noches, el crujir de cielos.
Recuerdo antes de él, cuando mi piel no tenía cicatrices, tampoco las tenía mi alma. Él no sabe que existo, su cobardía y orgullo me olvidaron y mi silencio se hizo distancia insoslayable.
Estuve a punto de correr hasta tu puerta, sin orgullo, sin cobardías, desprovista de todos mis prejuicios, incluso de mi pasado.
Ese desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el cataclismo de tu aparición repentina…
Las sepias se diluyen con el calor de mis manos mezcladas con lágrimas que no sé de dónde provienen. Comenzaré eligiendo las hebras para tejer mi mortaja. Algarabía de risas y recuerdos atrapados en estos versos sin esperanzas. Podría deslizar mis pensamientos hasta el borde de tu presencia, rondarla, sin traspasarla...que sepas que estoy ahí, al acecho... Seclusión de fantasías con aromas perdidos, No es tu piel, no es tu abrigo, Son los instantes mezquinos la condena, mi presidio. La locura del encierro, Los barrotes de mi desdicha, Mi cadalso es mi memoria, Mi tormento tu olvido. Melancolía criminal, Tristeza canalla. Insomnio cómplice, Funesta esperanza. Insomnio tejedor de elucubraciones, almohada consejera funesta, Cada suspiro fugitivo de mis penas, condenada a eternas esperas. Cada hilera contenida de noches, Lunas, caricias y sábanas. Otra hilera torcida de ausencias, Lluvias, soledad y nubarrones. Hilando las hebras para un telar de recuerdos trenzados con mis lágrimas... Las brisas costeras susurran, Aquella melodía con palabras tuyas. promesas moribundas, Baldías esperanzas.


Noche,
Como aquella.
Noche,
En que fuimos;
Noche,
Cuando amamos,
Noche, Noche de verano.


Mordazas con besos, Cepo con mis abrazos, Encadenado con mis piernas, Ataduras con caricias, Prisionero de mis amores. Un cigarro, una copa de vino y un libro...acariciada por brisas marinas y acompañada de tu ausencia.
Calendario inmutable, marcando aquel día. Un funeral de lágrimas un duelo, repentina partida. El tiempo miserable, mi alma marchita. Los días invernales, la lluvia evoca tu ausencia. Las noches estivales reclaman tu presencia. Cuando eras sonrisa, cuando eras calor y sudor, cuando eras diálogo, sonido y presencia. Luego, Fuiste vacío, ausencia repentina.
Besaré mis manos, Suspiran las brisas, Alguna vez fuimos amados, Alguna vez fuimos risas. Esta noche sombría, El alma agoniza, Sin despedida. No hay despedida Muere lenta el alma querida. Y yo silente, enjuago las heridas, de un amor que solo agoniza... Las rimas se han ido, Ma abandonaron los sonetos. Las palabras te han seguido, Y yo me he quedado con los restos. Desfallecida mirada de ojos tristes. Ya no hay sonetos, Ya no hay pulcros lienzos. Las melodías escapan a mis versos. Me haré por un instante, la que fui. Colosal, radiante de amaneceres. Nutrida de amores, Acariciada de deseos. Mustia sombra, Congojas parturientas de sinsabores. Aquí te espero,Cómplice de nuestros desvelos.
Te has dado cuenta que cada verso mío es una forma orgullosa de acariciarte a la distancia? Y ahora qué? y ahora hacia dónde? y ahora para qué? Cataclismo de preguntas inquietas...
A menudo por las noches te visito en tu cama usando mis palabras... Te has dado cuenta que cada verso mío es una forma orgullosa de acariciarte a la distancia?

martes, 10 de enero de 2012

Doxología para mi Muerte

De cuando en vez, regresaré a este momento, para besar tu sombra y en secreto venerar tu recuerdo. Acepto la realidad. Seremos un episodio, un recuerdo, una noche de verano, un amanecer y una despedida. Durmiendo en tus brazos, acariciada con el aliento de tus palabras. Así te recuerdo, expuesto, bendito, Mío. Hay tardes en que la melancolía me acecha sin piedad y con una fiereza que me aterra. Sus tentáculos cual férreas sogas aprisionan mi sosiego. Cada Noche es una proeza de sobrevivencia, sobrevivir a tu recuerdo, a tu lacerante recuerdo.

Mis versos marchitos,
Poemas inconclusos,
Besos furtivos;
Amante Maldito.

Tantas Palabras!
Tantas Promesas!
Tantas Pasiones!
Hechas alevosas mentiras.

A veces siento que me resigno, que me sumerjo en esta desdicha, habituándome al paisaje de tu ausencia. Tan dificil ha sido esta sanación y asumir tu decisión. Cuando me enamoraba sin medir las consecuencias de un juego macabro, en el que sólo mis apuestas eran como perdedor. Pero hoy dudo de esto, quién ganó? quién ha perdido? ganamos algo o lo perdimos todo?.

Hay tardes en que me siento perdida. Pensaba que con el tiempo todo pasaría, todo decantaría, seguiría su curso y el olvido cicatrizaría las heridas. El tiempo pasa, arrasando mis esperanzas, mis días, mis ansias, mis calendarios, mis agendas, mi insomnio, pero tu recuerdo permanece. Mi vacío se hace inmenso devorando los escasos fragmentos sobrevivientes a ti.

Asumo que opté por renunciar a la búsqueda. Tanto deambular buscando rostros, buscando un nombre, buscando un amante, comencé a perderme en los callejones de la indiferencia, de las mentiras, de tanta hipocresía, de tanta farsa, de tanta palabrería. Fue ahí cuando apareciste, como una anunciación, como un remanzo en la oscuridad de mis noches eternas, de mis inviernos inclementes y sombríos.

Opté por no renunciar a mi lapis philosophorum, aferrándome a mis escasas certezas, inundada de todas mis incertidumbres.