martes, 26 de junio de 2012

Manos Frías

Nada de esto, tan atesorado tiene sentido. Los días continúan transcurriendo y no he podido mantenerlos hilados en el calendario. He perdido no sólo las ilusiones, los impétus que alguna vez vibraron dentro de mí, he perdido aquello que brillaba en mí, aquello que me definía, que me daba alguna claridad en medio de tanta muerte, de tantas mentiras.
Hoy cantaba y por un segundo recordé quién era, una canción que aprendí en mi adolescencia y que acariciaba mi garganta al ser entonada. Por un segundo la que Solía Ser brilló, por un segundo pude verla hermosa, empoderada, capurando el espacio con su voz potente, con versos hermosos.

No regreses, por favor no regreses.
Déjame con mi recuerdo tuyo acurrucada en mis oscuridades iluminadas por la fantasía de haberte encontrado, de haber disfrutado de saber que existías, de haber caminado a tu lado, de haber dormido entre tus sueños, de haberte abrazado. No tengo nada más que recordar, nada que exigir, nada que esperar.

Tengo tu recuerdo, Templario. No necesito nada más, sé que nada más podrías dar.

Cada noche espero su llegada, y cada noche es una derrota más. Mis manos frías, mis lágrimas otra vez, las lavandas perfumadas de ayer. Cada noche escribo estos renglones tristes, hasta que se acaben las noches, o se acaben los renglones...


sábado, 23 de junio de 2012

Mi Cadalso

Este lugar ha cambiado tanto, se ha transformado incesantes veces, manteniendo su calor de refugio durante las tormentas. El aroma es único, madera. Madera en las paredes y pisos, maderas en forma de estantes ordenados y generosos, madera en la escalera serpiente y maderas en las hojas de mis amados libros. Todo aquí tiene aroma a otoños, aquí nunca es primavera. Cada vez que las lágrimas amenazantes, las nostalgias estivales o las melancolías invernales aparecen y colocan en riesgo el sosiego de mi mirada, entonces acudo sin demora, subo escaleras para sumergirme en este abismo sin tiempo, en este espacio incoherente, construido desafiando las reglas de la  física, del tiempo, de las normas, de mis miedos.
Este lugar donde ya no quedan ventanas, ni espacios definidos, ni límites precisos. Se ha edificado con todos los escombros de una mente errática, de ideas que se nutren solas y que a veces moribundas paren bastardas nutridas de esperanzas. Oh si supieras! si tan sólo supieras como he desnudado mis vergüenzas, cómo he flagelado mis orgullos.
En este lugar todo rebrota cómo si fuese la tierra fértil deseosa de semillas para germinarlas, pero a veces se transforman en sólo rocas, testimonios mudos de silencios ensordecedores. He perdido tanto, extraviado en este lugar. La misma ventana cada noche.
La fe debe ser el lugar donde mueren todas las certezas, donde muere la curiosidad reemplazada por antojadizas respuestas.
Yo ya lo sospechaba, cada noche duele menos, una forma de morfina que no sólo alivia el dolor sentido, sino que además permite anidar delirios, divagar tras su fantasía, imaginarlo. Ahora sólo me resta imaginarlo, comienzo a olvidar el sonido de su voz, el braille de su cuerpo prosas inconexas, perdiendo su gramática, ahora sólo me queda el pianissimo de su voz entrecortada.
Mis recuerdos están cansados de recordarte. Mis recuerdos comienzan a deteriorarse por el tiempo tirano, genocida de esperanzas moribundas.
No sé a quién espero. Un templario que a veces me recuerda y todo resucita, pero me recuerda de tan lejos que esta distancia ha ido destruyendo mi cordura. No puedes esperar a quién no quiere llegar -grita la Misma desesperada. La que solía ser desde la muerte de Ella espía en secreto el camafeo con la fotografía robada de Él, el Templario.

miércoles, 20 de junio de 2012

Tormentas y Tempestades

Había perdido la cuenta de aquellos fragmentos dispersos que testaruda mantenía cohesionados como recuerdos, lo cierto es que ya tenían forma, sólo desteñidos contenidos. Oh! nuestra mente, tan traicionera ella, tan antojadiza y testaruda! tan caprichosa que nos desafía a entenderla. Tan inmensa, que peligroso es partir en su búsqueda.
Terminé odiando más las preguntas que las respuestas. Finalmente, la comodidad y el aburrimiento se encargan de menguar nuestra curiosidad y la rutina se encarga con frialdad de nuestra capacidad de asombro.
Evito llegar a ese punto en que intento evaluar, llegar a conclusiones. Prefiero aferrarme a débiles hipótesis, seguir buscando posibilidades, no descansar ante conclusiones. Me asusta concluir, me asusta la idea del fin. 
Estos días nublados me recuerdan la soledad del bosque y sus aromas, la humedad permanente y el silencio inmenso y acogedor. Comencé a perder el interés por los ruidos, por la ciudad y sus luces, por la gente en manada, por los amigos, sin darme cuenta me transformaba en un anacoreta, sin búsqueda, sólo con la obligación de la sobrevivencia.
De esta forma el relato comienza a terminar. No hubo final feliz, ni momento culmine. No hubo funeral ni llantos, no hubo reencuentro ni olvidos. De esta forma extraña y paradójica aprendí a vivir de esta forma, sin más ataduras, sin cicatrices, sin promesas, sin expectativas.
Caminar sin intentar llegar a ninguna parte, aunque retorne al punto de inicio, aunque llegue a ese punto que no quería llegar, aunque no tenga idea de dónde he llegado. A la deriva, así estoy.

viernes, 15 de junio de 2012

Aquella Improbabilidad

Quiero imaginar tu rostro mientras musitabas aquellas palabras, no quiero pensar en las palabras mismas, ni en su morfosintaxis, ni en su melodía, sólo quiero cerrar mis ojos e imaginar tu rostro susurrando su sonido. Te fuiste convirtiendo en mi fantasía, ahí, siempre conmigo, atesorada en mi memoria, rodeado de aquellas noches que te bauticé de deseos, que me coronaste de glorias. Quise imaginar tu rostro, y al cerrar mis ojos, acariciarte con mis pestañas, quemaría tus naves cargadas de botines de guerra, de todas mis incertidumbres, todas mis ansias de buscarte.

Recuerdas como te miraba idolatrando tus movimientos? no lo sospechabas. No querías creerme. No querías apostar y perder, lo sé. Preferiste dejarme en esta torre rodeada de fantasmas, rodeada de estos recuerdos sin ti. Tú siempre me tuviste, porque me mantuve en esta espera. Fue esta espera la que me permitió tejer estas mortajas, fue esta espera la que me permitió procurar mantener las luces encendidas por si tal vez, en algún momento, quisieras regresar por ese camino que alguna vez te llevó lejos.

No me importa que no regreses. No me importa que esta vez sea otra de tantas en que pensé que "hoy quizás", no me importa que otra noche invoque mi sueño esquivo imaginándote, no importa que me haya acostumbrado a tu ausencia acompañándome sólo de lo que fueras, de pequeños fragmentos robados. Es lo que tengo, es la pobreza que hoy me rodea. Si hoy me ofreces nada, palabras que ni siquiera tienen sonido, pero que atesoro. Me dio fuerzas, me alimentó en horas hambrientas. No lo sabes, pero fue tu recuerdo en que cada noche se sentaba al borde de mi cama y me arropaba. El recuerdo que yo construía, no me digas que no eras tú, no me quites esa fantasía. No me importa que no regreses, porque nunca te dejé ir, tu recuerdo encadenado lo dejé a mi testaruda memoria.


martes, 12 de junio de 2012

Poesía ebria...

Fue así como nos fuimos olvidando de nostros mismos, nos fuimos olvidando de todas esas sensaciones, convicciones y certezas que pensamos alguna vez que serían inamovibles. La vida, así comenzó a volverse esquiva, idiota, malhumorada.  Terminé en ruina moral, enriquecida sólo de ausencias y nostalgias. Nunca hubiese imaginado que estas trampas estarían ocultas en el camino, finalmente las sospechas no sirven de consuelo ni de penitencia.

Hay momentos en que Chopin suena más triste que otras noches, hay momentos en que quisiera borrar la memoria, pero ahí está impertérrita, inmutable, odiosa y sarcástica.

lunes, 11 de junio de 2012

Desde Lejos

El tiempo se encarga de diluir los recuerdos fraguados en sal y agua. La tristeza finalmente nunca te abandona, al parecer agazapada se encarga de permanecer oculta. Las noches comenzaron a ser mis aliadas, algunas me acarician hasta reconciliarme con mi sueño esquivo. Dejé de evocar recuerdos para espantar los insomnios malévalos, que a veces traicioneros en forma de pesadillas me hacían visitar aquella puerta y aquel balcón.

Este tiempo de crisálida ha sido más lento de lo que esperaba, pensaba que la sanación llegaría más rápido, más instantaneamente. Cuando deseas con tantas fuerzas simplemente olvidar.

Algún día seré mariposa, sólo necesito dormir profundamente.

jueves, 7 de junio de 2012

Los navíos en el Muelle

Desde lejos los navíos extienden sus arados con los que lastiman las grietas en el mar, los veo desde lejos imaginando que van y vienen, que contienen historias, personas, olvidos y ausencias repartidos en los muelles en los que atracan y desembarcan. Confieso que tengo un temor irracional al mar y sus misterios, a la profundidad de su inmensidad, a los secretos sumergidos que nunca respirarán. No sé por qué esa angustia inexplicable a la profundidad del mar, no lo sé. Me aferro a la tierra, soy un habitante de mesetas, de acantilados y planicies, pero alejada de la costa, de los arrecifes y de altamar.  El vaivén de un navío me recuerda aquellas veces que naufragué sobre su pecho. escribí "tu pecho" y tuve que hacer el esfuerzo de borrarlo y corregirlo primero en mi mente, "su pecho". A través del lenguaje comienzo a construir esta distancia que en mi mente era siempre proximidad.
Continúo desde mi ventana mirando los barcos alejarse, del mismo modo, que mis recuerdos se sumergen en la noche oscura del olvido. Las anclas de la fantasía, aquellas que te estancan y no te dejan ir. Se oye la voz del contramaestre, a levar anclas, dejaremos este puerto y sus amores, todos sus recuerdos contenidos en una postal sin destinatario.
Volver a sonreír. He ahí la obligación de este día.

miércoles, 6 de junio de 2012

Reconciliación

Los días y las noches. Interminables que en momentos los confundía en una alocada agenda que los trasladaba en horario y luminosidad. Con el tiempo me fui acostumbrando a ello, hasta que decidí detenerme, era el momento. Había tardado tanto en llegar, que ahora que ya estaba aquí me era dificil reconocerle. Llegaba mi tiempo de resignación, el perdón de mis pecados, la amnistía de mis transgresiones.

viernes, 1 de junio de 2012

Habrá un segundo

No te imaginas, ni siquiera lo sospechas. No lo sabes, ni quisieras saber. Lo escribiré porque amenaza con estallar en mis entrañas y llevarse lo poco que va quedando de mí. No lo sabes, ni lo quieres oír. Este exilio ha menguado mis fuerzas, ha erosionado esta geografía que antes florecía cual vergel bendecido. Todo comenzó a perder la luz que tu presencia entregaba. 

Habrán momentos en que podré volver a este lugar, donde ahora entierro el féretro de tu recuerdo. No tengo opciones, se acabaron. Me aferré a todas las posibilidades, pensando que en alguna de ellas podría encontrarte. Me quedé quieta observando el tiempo, imaginándote desde lejos, acariciando tus palabras que en forma de eco recluidas quedaron en esta celda voluntaria. Ni siquiera puedo culparte, qué sentido tendría? 

Habrán momentos en que volveré a esta sepultura. Traeré lirios y jazmines, besaré tus labios en esta tumba que he construido con la fantasía de tus batallas. Te imaginaré victorioso, condecorado de honor sobre tu armadura impecable. Ya no quedan palabras, sólo nos restan los silencios. Se acabó el tiempo de siembra y cosecha, ha llegado el invierno. Pero, cerrarás los ojos y ahí estaré, me haré brisa, seré recuerdo esperando por ti, sólo recuerdo. Al igual que tú, debo zarpar desde este lugar, sólo que voy retrasada. 

Volveremos, cada aniversario.
Volveremos y otra vez beberemos de nuestros labios.
Volveremos, y otra vez haremos eterna una noche, cubiertos de penumbras y sudor.
Volveremos, sólo en nuestra memoria. La realidad tirana decidió nuestra suerte, y apostamos a perder.


Hay noches, que cuando sueño contigo, prefiero despertar.