viernes, 22 de julio de 2011

Tras mi Ventana...

Esta noche mi pecho arde. Siento la melancolía apoderarse de mis vísceras, que despedaza con sus garras afiladas desgarrando jirones de piel, amasijos de carne, y yo inmovilizada, observo impávida la escena desde la indefensión de mi tristeza. 
Hace tanto que he perdido el rumbo, que ya no me afano en buscar trayectos. Estos últimos meses me he conformado con reunir las fuerzas suficientes para respirar, para caminar por el Parque Forestal disfrutando del sendero pavimentado en hojas amarillentas húmedas de invierno. Acaricia mis mejillas la brisa fría susurrando entre mis cabellos lo evidente, eso que no quiero nombrar.
Supe su nombre, su verdadero nombre. Tantas noches lo había llamado de otra forma que fue un momento extraño. En mis sueños era EL, así simplemente. ¿Cuántas veces habríamos caminado por el mismo sendero?, ¿coincidido en el mismo lugar?, ¿cruzarnos sin vernos?. Pronuncio tu verdadero nombre y mi alma comienza a encontrar sosiego, ya lo sabía, no eres tú.
Comienzo a retroceder hacia la única salida, aquella que había rehuido en otras noches pasadas, en mi porfía de encontrar otras posibles. Perdí la esperanza, mi lámpara que iluminaba mi oscuridad. Extravié mi alforja y mendrugos endurecidos. Antes me acompañaba tu ausencia. Antes me acompañaba tu recuerdo, tu hermosa geografía. Antes me reconfortaba el sonido de tus palabras. Comienzo a enloquecer, duele tanto...

lunes, 18 de julio de 2011

Perdida...

Otra noche más, otro día menos. Lentamente las cosas decantan, al igual que los sentimientos. Aquello que brillaba e iluminaba mis oscuridades, comienza a perder su brillo. Fui perdiendo las semánticas, fue perdiendo los conceptos. Las metáforas comenzaron a hacerse esquivas, las hiperboles me evitan, me menosprecian los renglones. Todo se desfragmenta y pierde el otrora sentido. ¿Cuál es el significado de todo esto? ¿cuáles son los propósitos de esta búsqueda sin encuentros?, sólo con pérdidas, sólo con esperas.

Debería aceptar que todo fue una amalgama de errores y desaciertos. Que todo estuvo mal, que todo lo sentido, lo ansiado, lo anhelado fue producto de esperanzas pueriles, de insensatos arrebatos.

martes, 5 de julio de 2011

Al borde de la cornisa...

Huí. Corrí lo más rápido que mis alicaidas fuerzas permitieron. Corre, corre, huye presurosa. No mires hacia atrás!. Emprendí la frenética carrera hasta mi escondite, este mi espacio sórdido y repleto de recuerdos, de telarañas, de fragmentos rotos y astillados de mis emociones. Por unos días me confundí, pensé que podía olvidarlo todo, que tal vez, que quizás, otra vez. No aprendo, no aprendo. Reiteraba mi juego macabro, ése de caminar por el borde, desafiando el abismo, la incertidumbre de volver a caer. Ni siquiera vi sus ojos, probablemente ví lo que deseaba ver, me precipité a sentir haciendo del alma el combustible para seguir, de no aceptar esta monotonía, esta soledad que me va apagando lenta y mortalmente.
Vi sólo el resplandor de un caminante anónimo entre esta multitud inhumana.
Cerraré los ojos, me obligaré a aceptar mi paisaje, el silencio de mi historia sin capítulos, sin puntos suspensivos. De regreso a mis amantes Baudelaire y Chopin.
Me confundí. Perdón. Un tropiezo en la muchedumbre de tantos sin rostro sin nombres.
Casi creí reconocerlo. Vamos en direcciones distintas.
Au revoir, Monsieur.
Esta tarde de invierno simplemente, estoy triste.