jueves, 20 de enero de 2011

Declaración de Intenciones

Me declaro incompetente. Incapaz de tolerar la estupidez, la vanagloria burda, la majadería cretina y burlona, que jamás será simil a la sabia simpleza y la convicción certera.

Me declaro cansada de los ruidos monótonos de conversaciones frívolas, de las sonrisas gastadas de hipocresías y malicias intencionales.
Me declaro en guerra contra la rutina, las imposiciones, los prejuicios y los rótulos antojadizos.
Me declaro en ruina moral, por ello no juzgo, no pregunto, no acuso a nadie, a ninguno. Soy culpable de disfrutar, de observar, de provocar, de sonreir y acariciar. Soy cómplice con los ojos cerrados, sólo mi corazón es delator enmudecido.

Decreto para mi alma noches de silencio con baños de luz de luna.
Decreto para mi memoria el bálsamo que suavice mis heridas de batalla.
Decreto para mis labios el vino embriagante de labios sinceros.

Prisionera de decisiones mías, mías sólo mías.
Esclava de consecuencias que no enmendaría, que descaradamente repetiría con alevosía y premeditación.
Orgullosa de ser Culpable y con humildad aceptar mi condena.
Mi condena, sólo mía, mía y mía.

miércoles, 19 de enero de 2011

Fragmentos de Mí

Hace un año... que no escucho su voz. Hace un año fue la última vez que naufragué entre sus brazos en la tormenta que me ha llevado a perder el rumbo trazado. Tengo la certeza de mi magna estupidez. Lo sé. No intento defender mi falta de cordura. Cuando era niña Chopin y Dumas marcaron de una forma profunda mis preferencias, los nocturnos me cautivaban y por unos momentos me hipnotizaban evitando los descalabros que mi inquieta conducta provocaba; Dumas por su parte, me presentó un personaje que sólo al repasar estos escritos he notado sorpresivamente el parecido, Marguerite Gautier. Qué ironía !, que macabra ironía. Sólo esta noche me doy cuenta...

martes, 18 de enero de 2011

Ausencias...

Esta noche mi espalda fría y mis manos inquietas se resisten a someterse a un acuerdo de paz, todo en mí es un disturbio incontenible, todas mis ansias se alzan en rebeldía, mi razón intenta establecer un estado de sitio, e imponer por la fuerza un orden quebrantado, un caos provocado por mis entrañas revolucionadas, clamores de venganza y revueltas de hastío. Me siento sitiada, rendida, cansada de una guerra interna sangrienta y violenta. Me he aniquilado, un exterminio sin-sentido de mi misma a manos de un Yo tirano y enajenado. No tengo escapatoria de este ghetto autoimpuesto, los vallados no son necesarios cuando ya has perdido las fuerzas para huir. Las masmorras se han tornado mi refugio y en ellas intento esconderme de la que solía ser. A veces escucho sus llamados desquiciados llamándome, y yo cierro los ojos y guardo silencio, prefiero que me piense muerta y no se entere que me he desquiciado, que basta que él aparezca y todo vuelve a derrumbarse. Por qué no me dejas ir? por qué no puedo cumplir esta condena y volver a ser libre de ti? No me tomas, y no me dejas. Estás, pero no vienes.

Esta noche, Victor Hugo me acompaña....sus versos son mis preguntas...

Canción II (Victor Hugo)


Si nada de mí queréis,
¿por qué os acercáis a mí?
Y si así me enloquecéis,
por qué me miráis así?

Si nada de mí queréis,
¿por qué os acercáis a mí?
Si nada intentáis decir,
¿por qué mi mano apretáis?

Del hermoso porvenir,
de la dicha en que soñáis,
si nada intentáis decir,
¿por qué mi mano apretáis?

Si queréis que aquí no esté,
¿por qué pasáis por aquí?
sois mi afán y sois mi fe;
tiemblo al veros ¡ay de mí!
Si queréis que aquí no esté,
¿por qué pasáis por aquí?

martes, 4 de enero de 2011

Confieso que He Pecado

Confieso que He Pecado.
Confieso que  mis pensamientos han sido poseídos por fuerzas incontenibles de pasión y descaro.
Confieso que las noches se han vuelto febriles y las madrugadas insaciables guiadas por un apetito voraz  en búsqueda de aromas y texturas.
Confieso que no sólo he deseado al prójimo, sino que lo he amado como si fuera una extremaunción.
Confieso que he codiciado la piel de otros, el respirar frenético, los suspiros ahogados, la flagelación extrema.
Confieso que He Pecado, y cada pecado ha sido degustado, besado, bebido.
Confieso que cada Padrenuestro ha sido murmurado con las manos atadas, expectante, rendida, sometida.
Confieso que disfruto de la perdición, que me deleito en lo terrenal, que la única redención surge de las cumbres borrascosas de lo prohibido.
Confieso que cada pecado ha sido una letanía repetida con frenesí, flagelante, anatema y furiosa.
Confieso que pequé contra el Padre, y me complazco con el hijo.
Confieso que por gracia divina he podido descubrir mis limitaciones y explorar los confines de mis oscuros pensamientos.
Confieso que el éxtasis lo he palpado con el Espíritu Santo, que me ha embriagado de amores y temblores.
Confieso que He Pecado.
Confieso que he sido Adúltera con orgullo, Poseída con asombros y Maldita con soberbia.
Confieso que mi via cruxis la he caminado con mis vituperios y concupiscencias a cuestas, con toda mi vanagloria en esplendor.
Confieso que no me arrepiento,
Confieso que He Pecado.
(y que al confesar, una sonrisa se dibuja en mis labios una vez más)


sábado, 1 de enero de 2011

Súbitamente...

No lo puedo describir, comencé a escribir casi en forma automática. Es un deseo incontrolable, que se apodera de mi cabeza, de mi mente, que pudre el alma invadiendo mis venas, mi escasa existencia reducida a fragmentos que no se conectan, que no vibran, que han dejado de cohesionar mi esencia. Qué estoy haciendo? qué estoy haciendo? hacia dónde me dirijo con todo esto? cuál es el propósito de este sin-sentido que me gobierna, que me manipula cual marioneta?. Las lágrimas emergen desde mis adentros pero ya no con pena, no por la ausencia de él, de ellos, de nadie; brotan del vacío interno, de las desesperanzas vacuas, de aquellos estériles aromos que no florecieron en mis recuerdos de cultivados de ayer; brotan desde el tiempo perdido, aquel desde las esperanzas extraviadas intentando amar, de tantas y tantas promesas rotas.

Hoy me perdía en una noche estrellada, sería aquello que buscabas al disparar a tu pecho, Vicent? qué pensabas cuando aquella bala penetró tus entrañas?

D. Flemming...

Año Nuevo...

Hace tanto que deseo un año nuevo, una vida que recomience, un proyecto que me reinvente, una brisa refrescante, que con el paso de los sádicos segundos solo he terminando deseando que simplemente las cosas cumplan con la ley de la inercia.  Anoche  fui capaz de sonreir, un brindis al silencio con una mueca dibujada en forma de aparente sonrisa, necesitaba terminar el protocolo y luego sumergirme en las caricias de Morfeo. Todo transcurrió bien, no pude contestar mi teléfono, habían 15 llamadas perdidas, alguna sería de él? me habrá pensado?. Anoché no pensé en él, dice la superstición que lo que haces esa noche tiene un impacto en los eventos del resto del año, entonces seré crédula por un instante, será un año de paz, de indiferencia, de despreocupación, de anestesia emocional...sin lágrimas, sin tristeza, un vacío que no necesité llenar de nadie, sólo mío, mi propia ausencia.