martes, 25 de julio de 2017

Recuperando la cordura

Una taza de café aromatiza mi despertar. Divagaba por el reducido espacio de mi refugio, los vidrios empañados, una pantalla parpadeando con mensajes pendientes, Gloria Gaynor canturreando. Hace tiempo que no regresaba a este lugar, de alguna manera me fui extraviando para evitar que las palabras me hiciesen retornar cabizbaja, una vez más penitente de esta cruz que convertí en mi desgracia.
Con los años fui minimizando los daños. Me fui convirtiendo en la sombra penitente, en la constante escondida. Me fui transformando de alguna misteriosa e irónica manera en una forma inexplicable de meretriz estacional. Era un juego macabro de dominación y sometimiento. A él le gustaba dominar, se sentía victorioso, por un momento amado y deseado, fuerte y altivo, como un guerrero extasiado por la batalla, por la fuerza de la supervivencia y la superioridad de la estrategia. Ella se conformaba con ser dominada, bajar la vista y aceptar su voluntad; como si contrariarlo hiciese que el momento corriera el riesgo de desaparecer. Había esperado tanto por volverlo a ver que cada vez que hacía el camino a su encuentro cualquier torpeza podría provocar el desastre. Guardaba silencio.Sólo quería contemplarlo,podría transcurrir un mes,una estación, un año antes de volverlo a ver podría ser nunca, podría ser mañana.
Tantos años se conformó con un instante que en su locura convirtió en inmortalidad. Esta noche, no.Esta noche intentaré recuperar la cordura.