lunes, 5 de septiembre de 2011

Bambalinas

No sabía a dónde ir. Tuve que salir corriendo porque algo dentro de mí explotaría. Corrí a mi refugio, a este espacio oscuro que me ha servido tantas veces de guarida en las tormentas. Llueve, llueve a cántaros, furiosamente, mis mejillas son un diluvio. Empapada y temblando de frío. Mis labios tiene un acerbo lacerante, me cuesta tragar saliva por el agrio sabor de mis palabras pronunciadas. Esta noche debería mirar las estrellas, observar la luz viajando desde hace tanto, tanto, que tal vez ella ya no existe y yo sólo soy testigo de su muerte. Así es esta historia, terminando desde el principio, sin certezas. Nos encontramos, nos reconocimos. Siempre he sabido quién eres, puedo verte entre millones de destellos. Sé oirte, puedo saber quién eres sin verte, cubierto de oscuridad. Pero no puedo derrotar las desesperanzas que te rodean, no puedo transgredir tus límites, tus distancias. Esperé. Esperé. Lo he hecho tantas veces, que ya no noto cuando adopto esa posición de espera resignada. Esta noche me he ataviado del abrigo de mis melancolías, ayer estaba dispuesta a todo, renovada de ímpetus, pero esta noche, por esta noche no quiero pensar. Abrazaré mi confidente almohada, y lo imaginaré abrazado a ella. Yo abrazada a mi poesía, un copa de champagne y mi último cigarrillo.

Olvido!, es lo único que necesito!, embriagarme de olvido, sumergirme en él y nunca más recordar, vaciar la mente de cada detalle, de cada fragmento amado y venerado. Destrozar las cavernas de esta conciencia infame que me encadena al cepo del tormento perpetuo, errante buscando, buscando, buscando...

¿Qué debería hacer? no es lo que debería, es lo queda, es la reducción de las posibilidades y luego el proceso lógico de asumir lo evidente, no hay más opciones que una, aquella que más odio, aquella que se ha vuelto un kharma. El único imperativo posible es dejar de lado lo que quisiera, lo que amaría, lo que desearía.

Este lugar se ha vuelto mi cárcel, y sin embargo la celda con las puertas abiertas me recibe cada noche.

2 comentarios:

  1. para que te sigues martirizando, si sabes la respuesta?? la realidad es tan solo una...

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  2. No es martirio amiga felina. Se trata de saber lo que hay que hacer y no tener las agallas de llevarlo a cabo.
    Hace mucho que no se trata de él. Él dejó de ser la razón, para convertirse sólo en una causa. El efecto posterior fue mi decisión.
    Tal vez, algún día...

    Esta noche es más oscura que todas las otras, porque veo claramente.
    Gracias por estar.

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