sábado, 24 de septiembre de 2011

Oscuros Subterráneos

Hoy es un extraño marcador en mi calendario. Casi siempre lo olvido. Me he dedicado a deambular errática por los laberintos de "Ayer", "de antes", de "aquel entonces", de "cuando estabas tú", que de algún modo, mis proyectos, mis ansias comenzaron a transformarse en estos híbridos sin-futuro aparente. Este afán porfiado de aferrarme a los recuerdos, una forma retorcida de Diógenes encapsulado en millones de fragmentos, en trozos, en momentos vividos que sólo subsisten por la energía de mis invocaciones, por la devoción de mis palabras.
Respiro agitada, y una brisa de noche acaricia mis mejillas frías. Las lágrimas se han transformado, glaciares comienzan a instalarse en mis adentros. Comienzo a perder la sensibilidad de mis cavilaciones, el control comienza a ser dominado por mis reflexiones tiranas. Se acaba mi tiempo. Me dispongo a ordenar este caos circundante. Este mundo tenebroso que me he construido como una forma de protegerme de tantas desilusiones amontonadas con nombre y apellido, con fechas, con aromas, con lugares y no-lugares.
Inhalando recuerdos
exhalando olvidos...
Si pudieras ver este sótano!, un espacio agitado, confuso, son tantos fragmentos arremolinados con ráfagas de viento que acarrean más y más trozos de pasado,  restos inmortales, fotografías decoloradas, mechones de cabello, libretas de notas, cartas sin remitente, flores secas, libros apolillados, arañas, lágrimas, direcciones, postales, manuscritos, partituras, vinilos, muñecas...
Encontré tantas cosas, y lloro frente a la impotencia de no poder reconstruirlas, de que mis manos no alcanzan para abrazar todos los fragmentos, para darles un sentido, para atesorarlos y que no se destruyan, no se pierdan, que no me abandonen.
Me duermo dentro de mí, sollozando esta amargura que no encuentra miel ni abrigo. Cansada de ser sombras, de estar oculta, pero con un tremendo miedo a brillar, a ser vista, a caminar bajo la luz del sol. Ni te imaginas lo que intentado. No puedo confesar lo que he pensado.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Bambalinas

No sabía a dónde ir. Tuve que salir corriendo porque algo dentro de mí explotaría. Corrí a mi refugio, a este espacio oscuro que me ha servido tantas veces de guarida en las tormentas. Llueve, llueve a cántaros, furiosamente, mis mejillas son un diluvio. Empapada y temblando de frío. Mis labios tiene un acerbo lacerante, me cuesta tragar saliva por el agrio sabor de mis palabras pronunciadas. Esta noche debería mirar las estrellas, observar la luz viajando desde hace tanto, tanto, que tal vez ella ya no existe y yo sólo soy testigo de su muerte. Así es esta historia, terminando desde el principio, sin certezas. Nos encontramos, nos reconocimos. Siempre he sabido quién eres, puedo verte entre millones de destellos. Sé oirte, puedo saber quién eres sin verte, cubierto de oscuridad. Pero no puedo derrotar las desesperanzas que te rodean, no puedo transgredir tus límites, tus distancias. Esperé. Esperé. Lo he hecho tantas veces, que ya no noto cuando adopto esa posición de espera resignada. Esta noche me he ataviado del abrigo de mis melancolías, ayer estaba dispuesta a todo, renovada de ímpetus, pero esta noche, por esta noche no quiero pensar. Abrazaré mi confidente almohada, y lo imaginaré abrazado a ella. Yo abrazada a mi poesía, un copa de champagne y mi último cigarrillo.

Olvido!, es lo único que necesito!, embriagarme de olvido, sumergirme en él y nunca más recordar, vaciar la mente de cada detalle, de cada fragmento amado y venerado. Destrozar las cavernas de esta conciencia infame que me encadena al cepo del tormento perpetuo, errante buscando, buscando, buscando...

¿Qué debería hacer? no es lo que debería, es lo queda, es la reducción de las posibilidades y luego el proceso lógico de asumir lo evidente, no hay más opciones que una, aquella que más odio, aquella que se ha vuelto un kharma. El único imperativo posible es dejar de lado lo que quisiera, lo que amaría, lo que desearía.

Este lugar se ha vuelto mi cárcel, y sin embargo la celda con las puertas abiertas me recibe cada noche.