viernes, 2 de marzo de 2012

Buscando el rumbo...

No tenía dónde ir. Estoy perdida, ni siquiera me encuentro. La única certeza que poseo es este vacío. Como un adicto rendido regreso a mi refugio, intentado buscar alivio temporal a esta angustia.Escucho un par de canciones de la Piaf e inevitablemente regreso al barrio Lastarria y sus cafés. Regreso a la misma silla y las velas encendidas. Es lo único que me queda, fragmentos de recuerdos con lo que alimento la inanición de mis días y el insomnio de mis noches. Como una compulsión comienzo a recordar y a escribir, y las lágrimas, las infatigables lágrimas.

Me avergüenzo de todo esto. Quisiera volver sobre mis pasos, borrar todo, comenzar otra vez, y aún con ese imposible milagro, tal vez sólo sería para regresar a ese pasado y volver a cometer los mismos errores con la intención de también volver a encontrar la misma desgracia, los mismos poemas, los mismos desaciertos.

Hay momentos en los que mi alicaído orgullo se levanta y me fortalece; sólo lo logra cuando la maldita melancolía me olvida por unos instantes. 

Esta vez las lágrimas fueron reconfortantes, un alivio.
Supongo que eso ayuda. Supongo que tampoco es cierto, pero...

2 comentarios:

  1. Hola Patricia! Llego a tu blog gracias a mi mejor amigo, y me impresiona la calidad de tu prosa y de tu búsqueda personal, esa sensibilidad exquisita que trasluce cada capítulo, cada línea, cada metáfora. Entiendo que seas atea, te basta creer en ti misma. En Twitter soy LOBIGUS, allí están los links de un par de blogs donde podrás leerme y conocer mi forma de ver la vida, que también me permite verte y entenderte. Un cordial saludo! Gustavo

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  2. Gracias por tu visita, Gustavo; y gracias también por tus cálidas palabras. Bienvenido a mis oscuras búsquedas sin encuentros.

    Te sigo en Twitter. Nos leemos.

    Un abrazo!

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