miércoles, 19 de mayo de 2010

Diagnóstico

No puedo describir qué es lo que me está ocurriendo, siento un malestar, una sensación pecibida, sospechada, pero difusa, encriptada y extraña. No puedo asignarle sentimientos ni ideas, tal vez sólo se trate de delirios inconexos, febriles espasmos mentales, prefiero pensar eso y de estar manera aliviar el desconcierto que me deja enmudecida, aterrorizada con la idea de... (opto por enmudecer). Trago saliva. Intento pensar, el pensar se ha hecho esquivo, intento esquematizar, racionalizar, ordenar las ideas con alguna representación lógica. Se hace difícil, un hormigueo en mi pierna derecha me recuerda que debo mover mi cuerpo de este estancamiento de varios minutos, es un adormecimiento en el alma!, aquella que debería estar muerta!. Ha sobrevivido, tengo esa sospecha. Comienzo a recordar cada detalle, su sangre, su extraunción. Estoy segura de que la ví morir, desfallecía en mis brazos. Estoy segura de haberla acompañado en su último suspiro. Fui verdugo y testigo de su muerte, de su desaparición.

Hace días que la que solía ser estaba extraña, ida, cabisbaja, era evidente su tristeza, se había encariñado con Ella. Debo reconocer que cuando la ví llegar tampoco le rechacé inicialmente, de alguna manera fui cómplice de su locura, de la pérdida del control. Pensé que nos entendíamos. Pensé que las reglas del juego estaban claras. Ella era tan impulsiva, tan ingenua, tan niña. Fue casi imposible no dejarla salirse con la suya. Desde su muerte, la extrañaba. Regresaba a sus días, a sus rizos aromatizados. La recordaba.

Algo me pasaba. Algo se gestaba dentro de mi. Algo emergía de mis adentros. Respiro profundo, mi respiración entrecortada anuncia un estado angustioso silenciado. Mi cuerpo está muriendo. Mi vientre ha comenzado a secarse y en el aquel nido otrora fértil y nutritivo, se ha arraigado la muerte con formas amorfas y venenosas.

Estoy muriendo en secreto. Tal como siempre pensé que sucedería.
Trataré de ordenar mis cosas, no entiendo para qué, no tiene sentido, pero de alguna manera evitará que sienta una vez más lástima de Mi misma....Ella ha muerto, y ahora el que fuera el cuerpo, el templo del triunvirato comienza a transformarse en nada, en desaparecer.

No le diré nada a la que Solía Ser, por ahora parece ignorarlo todo, lo confunde con molestias simples, prefiere no darse cuenta. Es mejor así.

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