Me
imagino lágrimas, de tristeza, melancolía, alegrías, de amantes, de madres,
hijos, despedidas, redención, todas lágrimas. Ciertamente es en el rocío donde
encuentro paz...para aquellos días de tormentas. Comienzo a mirar el mar...
Encontraste la paz que buscabas en las caracolas marinas? En las profundidades?
En la oscuridad? Y si...lo sigo intentando? Porfiando, Esperando, Y si...corro
el riesgo? El riesgo de la locura, de Penélope transformada en Alfonsina. Y
si...tan sólo nos desprendiéramos de estos lastres... Yo, de este cobarde
orgullo; y tú, de tu orgullo cobarde.
Esta noche
me acompañan un libro, un cigarrillo y una ventana con brisas marinas...
(Ninguno se atreve a musitar tu nombre). Prisionera de mi memoria, Maldita
memoria, Remembranzas con tu aroma, Recuerdos con el sonido de palabras.
Esclava del evocar En soledad. Suicido en pequeñas dosis literarias...
No lo
sabes, Ni lo recuerdas. Olvidaste antes de mirar atrás. Mientras yo continúo
inmóvil, En el mismo lugar, En el mismo ayer... Hay un solo atardecer capturado
en mi memoria, el mismo cuyo amanecer capturó tu ausencia... Mis ojos contienen
lluvias del sur...que inundan las pestañas en ríos con tu nombre, desbordados
Comienzo
a borrar mis huellas... Lo que fue, Lo que alguna vez creímos real, Fragmentos
dispersos Por el olvido vientos... Huracanes y tormentas, Sobre estas pupilas
cansadas de vigilias y esperas... Deslizo mis dedos, Enredados en tus
cabellos... Mis caricias silentes, Penitentes deseos, Inconfesables ansias,
Moribundas esperanzas. Con mis versos ebrios de melancolía te acaricio desde
lejos...
Con la brisa
de la tarde, Arremolinada de mis suspiros, Viajan palabras y recuerdos, Para un
hombre Cuyo nombre, Olvidar espero... Sombras, Me hice sombras, Para
acariciarte, Sin nunca poder tocarte.
Tantas
certezas apolilladas y en desgracia dispersas sobre derroteros de
incertidumbres... Quiero otoños...en mi mirada aún sobrevive el otoño con sus
aromas terrosos y maderas húmedas...
Poesía...quieres
dormir conmigo? Poesía cómplice, Poesía asesina, Poesía amante, Poesía amiga.
El poeta triste, El poeta suicida. Estrofas aullidos, Versos prohibidos. Esa
noche murió toda la poesía con su nombre atado a mis versos...
El
silencio de tu ausencia, retumba en mis pensamientos. Con sus ausencias, con
sus melancolías, con sus atuendos de insomnio y una lágrima suicida... Debería
embriagar tu recuerdo... No eres tú a quién extraño, extraño todo lo que tu
presencia inundaba, lo que tu presencia contenía.
Mis
poemas dispersos, Mi tristeza derramada. No hay motivos, No hay palabras. Se
acabaron los versos con tu nombre atado a ellos... Frígida de adverbios,
desinteresada en sustantivos... Sólo en los verbos encuentro conjugaciones
placenteras...
La trampa
de una nostalgia corrosiva y obsesiva... infinitas preguntas...infinitas
posibilidades...y ninguna certeza.
Cada
palabra mía eran pruebas de vida, Cada respuesta tuya, muerte presunta.
Cansada
de inútiles esperas, Cansada de tantas excusas, Cansada de mentiras tras
mentiras. Me rindo. Pierdo. Vencida. Soy Naufragio. Tierra firme, tras
naufragios del alma. Espejismo, esperanza vana
Mis
catacumbas están repletas de tus promesas muertas... Las lágrimas ya no son
aluviones de nostalgia. Hoy la sequía erosiona tu permanente ausencia... Cuando
se acaben las esperanzas, sólo me quedarán las ausencias... Viento del norte,
Lluvias del sur, Tierra húmeda Lirios y amapolas Sea mi tumba, mi lecho eterno
Y oir en las noches, el crujir de cielos.
Recuerdo
antes de él, cuando mi piel no tenía cicatrices, tampoco las tenía mi alma. Él
no sabe que existo, su cobardía y orgullo me olvidaron y mi silencio se hizo
distancia insoslayable.
Estuve a
punto de correr hasta tu puerta, sin orgullo, sin cobardías, desprovista de
todos mis prejuicios, incluso de mi pasado.
Ese
desolado paraje devastado por un huracán, mi piel desnuda destrozada por el
cataclismo de tu aparición repentina…
Las
sepias se diluyen con el calor de mis manos mezcladas con lágrimas que no sé de
dónde provienen. Comenzaré eligiendo las hebras para tejer mi mortaja.
Algarabía de risas y recuerdos atrapados en estos versos sin esperanzas. Podría
deslizar mis pensamientos hasta el borde de tu presencia, rondarla, sin
traspasarla...que sepas que estoy ahí, al acecho... Seclusión de fantasías con
aromas perdidos, No es tu piel, no es tu abrigo, Son los instantes mezquinos la
condena, mi presidio. La locura del encierro, Los barrotes de mi desdicha, Mi
cadalso es mi memoria, Mi tormento tu olvido. Melancolía criminal, Tristeza
canalla. Insomnio cómplice, Funesta esperanza. Insomnio tejedor de elucubraciones,
almohada consejera funesta, Cada suspiro fugitivo de mis penas, condenada a
eternas esperas. Cada hilera contenida de noches, Lunas, caricias y sábanas.
Otra hilera torcida de ausencias, Lluvias, soledad y nubarrones. Hilando las
hebras para un telar de recuerdos trenzados con mis lágrimas... Las brisas
costeras susurran, Aquella melodía con palabras tuyas. promesas moribundas,
Baldías esperanzas.
Noche,
Como aquella.
Noche,
En que fuimos;
Noche,
Cuando amamos,
Noche, Noche de
verano.
Mordazas
con besos, Cepo con mis abrazos, Encadenado con mis piernas, Ataduras con
caricias, Prisionero de mis amores. Un cigarro, una copa de vino y un
libro...acariciada por brisas marinas y acompañada de tu ausencia.
Calendario
inmutable, marcando aquel día. Un funeral de lágrimas un duelo, repentina
partida. El tiempo miserable, mi alma marchita. Los días invernales, la lluvia
evoca tu ausencia. Las noches estivales reclaman tu presencia. Cuando eras
sonrisa, cuando eras calor y sudor, cuando eras diálogo, sonido y presencia.
Luego, Fuiste vacío, ausencia repentina.
Besaré
mis manos, Suspiran las brisas, Alguna vez fuimos amados, Alguna vez fuimos
risas. Esta noche sombría, El alma agoniza, Sin despedida. No hay despedida Muere
lenta el alma querida. Y yo silente, enjuago las heridas, de un amor que solo
agoniza... Las rimas se han ido, Ma abandonaron los sonetos. Las palabras te
han seguido, Y yo me he quedado con los restos. Desfallecida mirada de ojos
tristes. Ya no hay sonetos, Ya no hay pulcros lienzos. Las melodías escapan a
mis versos. Me haré por un instante, la que fui. Colosal, radiante de
amaneceres. Nutrida de amores, Acariciada de deseos. Mustia sombra, Congojas
parturientas de sinsabores. Aquí te espero,Cómplice de nuestros desvelos.
Te has
dado cuenta que cada verso mío es una forma orgullosa de acariciarte a la
distancia? Y ahora qué? y ahora hacia dónde? y ahora para qué? Cataclismo de
preguntas inquietas...
A menudo
por las noches te visito en tu cama usando mis palabras... Te has dado cuenta
que cada verso mío es una forma orgullosa de acariciarte a la distancia?