martes, 10 de enero de 2012

Doxología para mi Muerte

De cuando en vez, regresaré a este momento, para besar tu sombra y en secreto venerar tu recuerdo. Acepto la realidad. Seremos un episodio, un recuerdo, una noche de verano, un amanecer y una despedida. Durmiendo en tus brazos, acariciada con el aliento de tus palabras. Así te recuerdo, expuesto, bendito, Mío. Hay tardes en que la melancolía me acecha sin piedad y con una fiereza que me aterra. Sus tentáculos cual férreas sogas aprisionan mi sosiego. Cada Noche es una proeza de sobrevivencia, sobrevivir a tu recuerdo, a tu lacerante recuerdo.

Mis versos marchitos,
Poemas inconclusos,
Besos furtivos;
Amante Maldito.

Tantas Palabras!
Tantas Promesas!
Tantas Pasiones!
Hechas alevosas mentiras.

A veces siento que me resigno, que me sumerjo en esta desdicha, habituándome al paisaje de tu ausencia. Tan dificil ha sido esta sanación y asumir tu decisión. Cuando me enamoraba sin medir las consecuencias de un juego macabro, en el que sólo mis apuestas eran como perdedor. Pero hoy dudo de esto, quién ganó? quién ha perdido? ganamos algo o lo perdimos todo?.

Hay tardes en que me siento perdida. Pensaba que con el tiempo todo pasaría, todo decantaría, seguiría su curso y el olvido cicatrizaría las heridas. El tiempo pasa, arrasando mis esperanzas, mis días, mis ansias, mis calendarios, mis agendas, mi insomnio, pero tu recuerdo permanece. Mi vacío se hace inmenso devorando los escasos fragmentos sobrevivientes a ti.

Asumo que opté por renunciar a la búsqueda. Tanto deambular buscando rostros, buscando un nombre, buscando un amante, comencé a perderme en los callejones de la indiferencia, de las mentiras, de tanta hipocresía, de tanta farsa, de tanta palabrería. Fue ahí cuando apareciste, como una anunciación, como un remanzo en la oscuridad de mis noches eternas, de mis inviernos inclementes y sombríos.

Opté por no renunciar a mi lapis philosophorum, aferrándome a mis escasas certezas, inundada de todas mis incertidumbres.

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