martes, 17 de marzo de 2015

Preámbulo para Abril

Todo en mí se hizo nostalgia. Se fue muriendo todo lo que tenía y que por años había atesorado como una tierra fértil, que ahora erosionada por la desilusión y tantas ausencias malditas. 
Hay noches en los que los nocturnos de Chopin me hacen creer por unos segundos que un pensamiento tuyo, lejano y ufano, me recorre la piel otra vez. Una caricia tan pasajera y mezquina como todas las que alguna vez me diste. Miro a mi alrededor y todo lo que tengo son recuerdos, famélicos y alicaidos recuerdos que yo nutrí durante las noches más solitarias, aquellas que aun acompañada me hacían recordarte. No tengo más que recuerdos, ésa es mi pobreza. También tengo lágrimas con las que día a día voy regando mis escasas esperanzas de verte regresar, aunque sea por segundos, aunque sea en forma de casualidad.

Fui cerrando las puertas y ventanas de esta seclusión voluntaria. Decidí permanecer en silencio, escuchando mis latidos, mi respiración y el susurro de estos recuerdos. Sé que es una pequeña existencia. No necesito más. Alguna vez te pedí algo? Alguna vez me negué? Alguna vez dejé de responder? Me hice una constante cosmológica en esta ecuación sin solución.

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