lunes, 16 de marzo de 2015

El Templario, el hombre que no existe...

La Casualidad

Tantas Posibilidades!
Un mundo salpicado de abanicos y mosaicos,
Un universo de infinitas probabilidades!
De incertidumbres,
De planos curvados no homogéneos!
Y ahí estabas,
En el medio de mi tiempo,
Deteniendo los abismos,
Destellando luz desde tus centros.
Ahí estabas,
Con tus geometrías de curvatura constante,
Aboliendo mis rectas limitadas, mis puntos indistinguibles
De cualquier otro,
Sólo eras tú.
El mundo perdía sus principios.
Me perdía en la incertidumbre de tus ojos oscuros,
Todo en ti absorbía la luz de mis pupilas,
Arrastrada por tu torbellino,
Arrastrada por tus palabras.

De tantas posibilidades!
El universo conspiraba en mi contra,
Y a tu favor.
Ahí estabas,
Ahí estabas mientras yo desaparecía,
Ahí estabas,
Con el universo entero a tu favor.


 El Encuentro: Noche de octubre

Titubeaba, inquieta recorría los espacios.
Desesperada acicalaba mis cabellos,
Ungía mi cuerpo en sortilegios de brujas y pasiones.
Quería brillar para él,
Capturar sus pupilas oscuras.
Sumergirme en sus pestañas
Y ser acariciada por ellas.

Ungüentos de lavandas y rosas
Jazmines oleosos y manos esmaltadas.
Colores! Texturas! Aromas!
¿Cómo iba yo a saber que sería mi extremaunción?
Mi propia mirra para la danza con la muerte.

Valles con aromas a primaveras,
Octubre sobre los árboles de la ciudad
Hermoso, hermoso templario, sitiando los muros
Aún cuando lo recuerdo, mis manos ansiosas, creen acariciarlo.

Me dejé vencer sin oponer resistencia,
Ciudad acosada caería rendida si tan sólo tu voz clamara
Mi nombre en tus labios la celada
Mi nombre en tus labios, envenenada.



 El juego del azar

Recordaré cada fragmento, cada recuerdo
Lo haré un mosaico bautizado de azucenas.
Tulipanes rojos premoniciones de mi amores,
Desde mis sábanas, desde mis horrores.
¿Dónde vamos, noche cómplice?
Beberemos cerveza, y cada palabra de sus labios
En cada brindis, yo caía en un abismo, en la celada.
En una noche estrellada, en una muerte profetizada.

Me enamoraba de una mirada,
Me enamoraba de un hombre sin saber su nombre
La música nos rodeaba, cómplices una noche,
Bautizados de brindis, cobijados.
Amaba su sombra, amaba sus labios embriagados.
De sus manos inquietas, de su abrazo.

El azar burlón carcajeaba,
se reía de mi devoción, de mis ansias.
“Ya verás –advertía al Destino- su desgracia”


El Encuentro

Caminó a mi encuentro.
Hermoso, gigante.
Repito esa imagen una y otra vez
Como una forma de tiempo detenido,
Compases en reversa.

Sus cabellos largos,
El silencio al momento de reflejarme en sus pupilas.
Mi respiración se agita,
Mi alma se perdía.
El Templario. 



2 comentarios:

  1. Un tanto triste no saber cual era la intencion de la llegada y abrupta salida del Templario. Una desgracia

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  2. Aún sin explicarte porque no reaparece ?

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