jueves, 13 de noviembre de 2014

Status Quo

Me intentaba encontrar entre las palabras dispersas sobre mi cama, entre las paredes, danzando en el aire, en forma de recuerdos invasores. Todo perdía su coherencia, su otrora sabor dulce. Cada día buscaba una excusa cualquiera para seducirle y convertirla en mi propósito, aunque fuera efímero, aunque doliera en el alma sincerarse con la verdad. Oh! la Maldita Verdad. Siempre merodeando entre mis mentiras cómodas. 

La existencia simplemente se volvió una carga imposible de arrastrar. Es una ilusión que uno avanza. Tal vez el cansancio se hizo tan insoportable que a diario consumimos sobredosis de opiáceos mentales. Nos seducen las lisonjas, nos conformamos con la espera. Quizás sólo estamos boquiabiertos y babosos, observando la inercia de mantenernos en un reposo permanente pero alucinamos con arrastrar la carga de la existencia.

Aquí estoy, en inercia. Observando como mis días transitan sin mí. Cómo se burlan de mi Triunvirato moribundo. Aquí estoy, derrotada. Sin pretensiones, sin demandas, sin esperanzas. Me rendí de todos los modos.

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