domingo, 9 de octubre de 2011

Claustro. El exilio de tu mirada

Hace unas semanas comencé a desdibujarme y rehacer un boceto inconcluso que me tenía afanada. Se ha hecho complejo buscar nuevas significaciones para palabras que aún desafiantes llevan encadenados como prefijos tu nombre. Comencé a enredarme en buscar una definición para la que no me alcanzan las cualidades, menos aún las certezas. Cabizbaja he recorrido los escasos espacios disponibles y lúcidos en mi mente, aquellos espacios que no tienen secuelas de excesos ni perdiciones.

Trazo las primeras débiles líneas de un perfil desfigurado. La soledad me abraza con su manto gélido. Tantas noches esperando tu abrazo, que he aprendido a contentarme con el viento de tu ausencia, las ráfagas provenientes de tierras lejanas que me susurran dónde te encuentras. Dibujo mis ojos abiertos, decretando de esta forma la imperiosa necesidad de la cordura. No más fantasías, no más devoción.

Esta noche acompañada de la luna, me resigno a aceptar este escenario, este personaje, estas ausencias sucesivas. Tal vez no sean ausencias, sino los preámbulos entre uno y otro acto. Tarde o temprano el telón caerá. La simpleza de aceptar ...



Las sepias se diluyen con el calor de mis manos mezcladas con lágrimas que no sé de dónde provienen. Quizás sean rezagadas nómadas de las tierras que algunas vez poblamos y nutrimos de amores y palabras, y hoy erosionadas de silencio y sequía extinguen la vida de nuestras fantasías en cuerpos humanos. Acurrucada en el regazo de mis propias palabras, aquí en mi espacio oculto, aquel espacio que alguna vez eclipsaste con tu presencia luminosa.

3 comentarios:

  1. Me ha encantado tu blog dulce niña; espero que no te importe que lo haya enlazado al mio. Un beso... donde tu mas desees...

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  2. Gracias por la visita, también deambulé como una voyeur por el tuyo...
    besos diversos...

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