martes, 4 de octubre de 2011

Claustro Voluntario

Hay momentos en que volver a tu recuerdo no es una forma de evocarte, de hacerte presente. No, no lo es. Se trata de una estrategia para no perder el rumbo en estos derroteros confusos que me obligan a extraviarme del trayecto que en algún momento me imaginé. Un mapa con tu silueta detallada que me recuerde que así era lo que soñaba, que todas aquellas cosas que idolatraba podían ser contenidas en forma humana.
No te estoy recordando, sólo acaricio tus pestañas, bambalinas de tus oscuridades con pupilas vigilantes. Acaricio tus largos cabellos azabaches turbante de tus cruzadas y galeones. 
Tal vez, algún día.
Tal vez, en otra vida,
Tus besos los he extraviado. Mejor es no saborearlos.


(Mi mirada se dirigió al calendario, la noche aquella de octubre...las imágenes amenazantes intentaron emerger. Volví a aquel lugar como un narrador omnisciente y ...todo sigue intacto, cada fragmento nuestro sigue ahí, sobre las sábanas, sobre los muros y ventanas; así podemos recordar esa madrugada de octubre, para después, cerrar la puerta y abandonar el lugar. Caminar por la calle y no reconocernos.)

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