sábado, 26 de junio de 2010

Melancolìa

Esta noche me siento invadida, sitiada por mi soledad. Por què no te acercas y me acaricias?, por què no te acercas y me abrigas con tu gèlida presencia?. Hace tanto que te has vuelto mi compañìa que deberìamos hablar en voz alta y no ignorarnos como lo hemos hecho hasta ahora. Mi soledad se ha hecho permanente, no un beso fugaz, no una caricia ocasional, se ha quedado conmigo al despertar. Me ha mirado con ternura. Hoy pude ver ese brillo en sus ojos, algo de ternura a comenzado a sentir por mì. Has venido a darme fuerzas? a susurrar en mi oìdo que yo puedo, que yo podrìa, que podrè? Sacudo mi cabeza, enciendo otro de mis abominables cigarrillos CAPRI MENTOLADOS, y comienzo a asfixiarme en pequeños sorbos suicidas. Hoy no quiero extrañarlo. Deambulo por mi pequeña guarida, las paredes parecen que colapsaran. Hoy no quiero recordarlo.
cuànto uno requiere para olvidar a alguien?? cuànto màs cuando ese alguien ni siquiera se esfuerza por pensarme, cuando ese alguien dejò de estar, cuando ese alguien fue distorsionado por mi mente imbècil, cuando ese alguien hoy piensa en ella, no en mì. No es justo odiarlo, nunca prometiò. Esta noche pienso en Ella, la imagino cerca de èl, reposando su cabeza sobre su pecho, observàndolo dormir, escuchando su respirar. Sumergidos en la penubra de su habitaciòn, los sonidos de la calle, del afuera desde el cual ahora me margino. La imagino entre sus sàbanas, en contacto con sus aromas, con su piel, embriagada de su ternura. La imagino miràndolo hipnotizada, escuchando sus relatos de niño, de sus barcos, de sus no-lugares, de sus padres, de su irreverencia, de sus cruzadas, de sus libros, de su mal genio, de esa tendencia a decir lo que siente màs ràpido de lo que piensa. Se sentirà turbada con sus palabras? reaccionarà con el simple timbre de su voz? lo esperarà ansiosa, expectante, dispuesta, emocionada, radiante...Vestirà su cuerpo para èl escondiendo detalles, tesoros ocultos para ser encontrados?. Estoy segura que debe amarlo, es imposible no hacerlo, es imposible estar frente a èl sin abrumarse en un torbellino de pensamientos y sensaciones.

Alguna vez fui ella...por unas horas, brevemente.

Al imaginar esta escena...recorrì por ùltima vez aquel lugar. Como presencia omnisiente caminè hacia el balcòn, la brisa del invierno escarchò mi piel,observè las siluetas de los àrboles cercanos al igual que aquella noche, pero esta vez Èl no vino tràs de mì, no rodeò mi cintura. Sentì el frìo de mi soledad. Ahora està con ella. Debo partir...es hora de olvidar.

Quiero correr lejos de aquí. Comienzo mi huida frenética, no miraré hacia atrás. Estas serán mis últimas lágrimas. Me pierdo en el laberinto de calles y árboles, no sé dónde estoy. Mi pecho agitado, mi rostro empadado en sudor y melancolía. Detengo un taxi, "lléveme lejos, lejos de aquí".

jueves, 24 de junio de 2010

Decisiones Cuerdas

Hoy mi cabeza no era mía. Los efectos de los medicamentos parecen lograr el efecto para el que fueron creados, embruter el sentido de la sinrazón, de la rebeldía, del revoltijo mental y reemplazarlo por un no ser, no sentir, no estar. He repasado la despedida dos veces...realmente fue una carta escrita con sinceridad. Me ha costado tanto, aún no entiendo cómo me enredé en esto, yo tenía las cosas tan claras, todo era tan simple, hasta que... Bien, ahorremos lágrimas, no es el momento. Sacudí mi cabeza, en algun lugar de este incógnito lugar debe quedar algo de cordura.

1. Primer acto de cordura: olvidar, desatar, dejar ir... Recuerdo una tarde de septiembre cuando tenía 9 años. Subimos un cerro con mi padre y elevamos un papalote gigante, su cordón umbilical medía desde mis manos incontables metros, casi se perdía a mi vista, pero estaba, yo lo sentía a través de esa cuerda... Entonces mi papá sonrió y me dijo: ahora debemos liberarlo, dile adiós.... Fue un extraño momento, yo no lo quería dejar ir, no aún....pero las tijeras ya etaban ahí y por más que hubiese tratado de sujetarlo....se alejaba sin posibilidad de retorno. Creo que ahí está uno de mis grandes problemas, el atesorar, guardar, retener...Qué dificil!, aún no aprendo. Escribí una pequeña carta en forma de despedida. Él la leyó, y eso, sólo eso me reconforta. ALgo comenzó a arder en mi pecho, lo extraño. Pero me imagino que todo pasa, tal vez si me obligo a ir a nuevos lugares, leer otros libros, caminar por otras calles finalmente se convierta sólo en un nombre, un recuerdo anedótico.

Tareas para este acto: a) cambiar de cafetería, así no observaré más esa mesa en aquel rincón b) no entrar a su blog a hurtadillas para ver sus fotografías, c) ir al Museo de Bellas Artes d) Retornar a la Biblioteca Nacional. e) no comparar.

2. Segundo Acto de cordura: dejar de autocompaderme. No todo está perdido, aún puedo sonreir. Concentrarme en los proyectos pendientes, en las cosas importantes. Jerarquizar. Tomé una tremenda decisión y ahora debo hacerme responsable de las consecuencias de esto a) nuevo trabajo, quiero dedicarme jornada completa a mi verdadera vocación. b) No más rótulos mentales ni explicaciones que sólo pretenden justificaciones necias a decisiones absurdas.

Tecer ACto de cordura: detener la infección y amputar el tejido emocional necrótico. No más esperas, no más toxicidad. Borrar la memoria del teléfono movil, borrar los mensajes de las bandejas de entrada/salida, adquirir un nuevo número, quemar los puentes, no hay retorno, one way ticket.

Cuarto Acto de cordura: No más autodestrucción. No más juergas sin pausa, no más descontrol. Pausa, pausa, pausa. Necesito retomar el rumbo, fijar un trayecto.

domingo, 20 de junio de 2010

Perversiones

Hablemos honestamente. Con uno tono de voz arrogante quise detener los constantes y recursivos monólogos de siempre, aquellos repetitivos mantras de delirios filosóficos y necedades intrascendentes. Esa manía infantil de adornar semánticamente la estupidez, sí, sí, sólo se trata de estupidez contenida y aburrida. Probablemte sea su angustia de salir al exterior, de dimensionar la inercia de su microcosmos.

¿Estás dispuesta a aceptar la verdad?. Todo acabó. Eso es lo primero que debes aceptar. Sus ojos evitaron el contacto y rápidamente inmovilicé su mentón, que ya temblaba. No te quiero lastimar, susurré acercándome con suavidad a su frente que ya se cubría con sus cabellos desordenados. Sólo debes entender que no es necesario seguir en esta condición. Es urgente comenzar a avanzar. Proseguí mi discurso, ¿recuerdas esos días en que solíamos caminar sin prisa? cuando añorábamos la adultez, cuando entretejíamos historias de viajes, proyectos y amores. Cuando dormíamos plácidamente sobre la cama sin miedos absurdos, sin el nombre de nadie en nuestros labios? Recuerdas cuando sólo pensábamos en crecer, en imaginar, en crear, en reír? Cuando todo era simple, un lugar en el mundo. Fue en ese preciso instante cuando ella sonrió. Hace tanto que no veía una sonrisa, hace tanto que sobre sus retinas no se despegaba esa catarata de melancolía.

Continué hablando, ¿recuerdas aquella calle en la que caminábamos rumbo al colegio? cúal era su nombre? la que tenía los árboles con flores amarillas? ...Fue entonces cuando susurró: aromos...se llamaban aromos... Un hilo de voz ahogada por el silencio de tanto tiempo, el silencio de soportar sin emitir quejas, sin reparar en nada.
Cierto. Se llamaban aromos. La calle aquella de nuestra infancia era refrescada por la sombra de estos viejos centinelas, sus pequeñas flores amarillas expelían un olor característico cada primavera. Cierro los ojos y recuerdo, y me sumerjo en esto por unos minutos. Recuerdo esos lugares y no lugares, recuerdo sus cabellos largos y su morral aferrado a su hombro, sus libros añejos en las manos y una guitarra. Su voz era fuerte, rebelde y esperanzada...

jueves, 17 de junio de 2010

Borges.....

Dime por favor donde no estás, en qué lugar puedo no ser tu ausencia. Dónde puedo vivir sin recordarte, y dónde recordar, sin que me duela.

Dime por favor en que vacío, no está tu sombra llenando los centros; dónde mi soledad es ella misma, y no el sentir que tú te encuentras lejos.

Dime por favor por qué camino, podré yo caminar, sin ser tu huella; dónde podré correr no por buscarte, y dónde descanzar de mi tristeza.

Dime por favor cuál es la noche, que no tiene el color de tu mirada; cuál es el sol, que tiene luz tan solo, y no la sensación de que me llamas.

Dime por favor donde hay un mar, que no susurre a mis oídos tus palabras. Dime por favor en qué rincón, nadie podrá ver mi tristeza; dime cuál es el hueco de mi almohada, que no tiene apoyada tu cabeza.

Dime por favor cuál es la noche, en que vendrás, para velar tu sueño; que no puedo vivir, porque te extraño; y que no puedo morir, porque te quiero.



Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.

(despedida)


Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.


(Ausencia)

miércoles, 16 de junio de 2010

JUICIO DE REALIDAD

Qué fecha es hoy?
creo que miércoles...

Detalle sus síntomas, está durmiendo bien?
No, la verdad....insomnio permanente...a veces hipersomnio...

Apetito?
nauseas...sobretodo si la juerga fue larga...solo hago fotosíntesis

Motivación?
escasa...hace falta en las mañanas

Sexo?
mm...de la hipersexualidad a la asexualidad

fumas?
en exceso...

Alcohol?
Por favor....seco y dulce, con hielo

Drogas?
todas las posibles...

Padre?
hippie izquierdista

Madre?
psicótica y momia

infancia?
olvidada

adolescencia?
precoz

estado civil?
...soltera, divorciada, viuda...

depresión postparto?
preparto, periparto y post parto y puerperal

Fobias?
al mar

culpa?
por toneladas

Alucinaciones?
auditivas, olfativas y visuales...a veces hasta kinésicas

Obsesiones?
demasiadas

Delirios?
incluso despierta

Desfragmentacion?
un triunvirato

intento suicida?
mm...

ideación ?
algunas

Terrores?
últimamente...

Pesadillas?
despierta

Redes de apoyo?
solo telarañas

Pasatiempos?
soledad y la lectura


Análsis Clínico:

“…Inestabilidad biográfica, derivada de una intensa desregulación
temperamental” (Akiskal,2005)

Mientras que el temperamento hipertímico per se no representa patología
alguna, el desarrollo de una depresión clínica en individuos con este
temperamento, debería sugerir un trastorno del...

Diagnóstico probable: depresión recurrente con rasgos psicóticos
Trastorno bipolar

CONCLUSION:
Tratamiento farmacológico : antidepresivos, reguladores del ánimo, antipsicóticos/neurolépticos
terapia electroconvulsiva
hospitalización
Psicoterapia

lunes, 14 de junio de 2010

Au revoir


Lo intenté todo, todo, todo...incluso los imposibles. Traté de acercarme de todas las formas posibles, traté de ser honesta, simple, entera, transparente. Intenté abordarlo con ternura, con pasión, con verdades, con artilugios y subterfugios. Me mostré entera, parcial, con oscuridades, fuera de foco, con detalles, con texturas. Traté de susurrar todas las palabras, las poesías, los anhelos, los insomnios, las sobriedades, las confusiones. No hubo día que no le recordé, ahora intento no pronunciar su nombre, no invocarlo para que mi alma no estalle en pedazos. Me quedan fragmentos inconclusos, besos furtivos, el sabor a miel.


Cada día me asomaba a mi ventana para verle pasar. Dejó de estar, dejó de aparecer en ese mundo. Llegaba y buscaba su silueta, sus ojos ocultos tras gafas oscuras, esa barba hirsuta creciendo rebelde. Evoco las reminisencias de su cuerpo, de su voz y comienzo a temblar...


Invoqué todos mis demonios, me armé de fuerzas. Mi cuerpo ha comenzado a enfermar y ya es visible, no puedo continuar ocultándolo. Debo dejar ir todo aquello que no me fortalece. Debo renunciar a lo que no será, a las fantasías, a los sueños, a lo que no ocurrirá.


Por meses, esperé...esperé sus ciclos con paciencia. Cada noche esperaba su llegada. Me conformaba con tan poco. Me humillé voluntariamente. Esperé voluntariamente. Amé voluntariamente, y de la misma forma tomé la ingenua y estúpida decisión de sufrir.

Él no me desea.
El no me piensa.
El no me recuerda
El no regresará.


Sola me he inventado esta pesadilla, con la excusa de encontrar esas magias vetustas, que nadie ya invoca. Hoy invoco esa magia para continuar mi camino apartándome de su recuerdo. Me detengo frente a un gran árbol, saludo su sabiduría, le abrazo con todas mis fuerzas y dejo a sus pies parte de mi alma.


Au revoir, Monsieur, Au revoir...


Nadie escucha mi despedida, pero el pronunciarla es un alivio a mis tormentos autoimpuestos, un exorcismo a un espíritu que se pierde en sus propias trampas.

sábado, 12 de junio de 2010

Penumbras

Llevo varios minutos disfrutando del silencio sumergida en la penumbra. La conciencia ha regresado cargada de pesadumbre. El regreso a la realidad fue gradualmente doloroso. Mi cabeza estaba aun sometida a la presiòn de varias noches de juerga y desequilibrio. No lo discutirè, evidentemente habìa optado por la autodestrucciòn. El jolgorio provocado por la cadena de brindis y risas, la menta fresca y las toneladas de azùcar rebozando el ron blanco. La tos me recuerda los miles de cigarrillos encendidos, uno tràs otro, como una serie de rosarios en forma de mea culpa. La mùsica y sus compaces embrutecedores, los cuerpos sudados, el olor a humanidad enclaustrada. Era una noche para olvidar los dìas antes, pero al mismo tiempo, era una noche para ser olvidada. Ya eran muchas copas, y seguìa viendo su fantasma, què obsesiòn màs absurda!, alguien que ni siquiera me recuerda se ha vuelto mi obsesiòn, mi fantasma, mi via cruxis. No me arrepiento de ninguno de mis actos, crucè los lìmites, me arrojè en una caìda libre, dejè de mirar hacia atràs, dejè de esperar lo que no sucederìa.

A la mañana siguiente mi cuerpo yace en evidente estado de descomposiciòn. Dejè de luchar, dejè de mantenerme lùcida, dejè de intentar sobrevivir. Esta vez me abandonè, me dejè caer.

Apenas respiro.
Apenas entreabro los pàrpados cansados,

Apenas ...

Abrazo mi almohada, me niego a volver a la realidad.

lunes, 7 de junio de 2010

Voto de Confianza

Acudí a este espacio con angustia. Una angustia infantil de desesperación por refugiarte en un lugar, esconderte del mundo por unos minutos. Temblorosa, junto mis rodillas en un acto de protección, ocultando mi rostro tras ellas. Las lágrimas comenzarán a surgir, y lavarán mi rostro una vez más.
Esta soledad me está destrozando. Cada día se roba un trozo de mi energía, de mi fuerza, de mis sonrisas. Yo -antes de él - era capaz de brillar con luz propia, no necesitaba el resplandor de nadie. Hoy sin embargo y pese a mis desesperados esfuerzos de sobrevivencia, me he ido apagando lentamente.
En este devenir pensé que mi problema era la impulsividad, que sólo tenía que esperar, no medir el tiempo en forma de días y noches, sólo esperar sus ciclos. "En algún momento, él llamará", y esa absurda fe me llevaba a adecuar mis amaneceres, atardeceres, medianoches a la fragilidad de esa inconsistente estupidez. ¿Esperar a que él decida llamar? ¿esperar que me recuerde? ¿esperar que tenga ganas de mi? ¿ y yo? ¿y yo qué siento?. Aprendí la paciencia absurda de esperar, de resignarme a sus imposiciones, a sus reglas. Comenzaron a pasar los días, días trás días, ciclos y ciclos, las noches eran las peores, atenta, ingenua, y cuándo ocurría el milagro....qué delicioso instante de dulzura. Olvidaba todo, perdonaba todo, y sonreía.
Esta mañana he despertado rodeada de mi pobreza. Por primera vez abrazaba mi almohada sin querer abandonar mi lecho. Las cortinas ocultan el sol que afuera ilumina la cotidianeidad de otros, incluso la de él. El continúa su vida, y yo en cambio, detuve la mía.
¿No aprendí de todos estos días? ¿sigo siendo la misma idiota que se empeña en la porfía de amar? o debo decir, en la porfía de sufrir??

Ya no puedo llorar. Mi cuerpo está tan cansado, esta soledad me ha vaciado, dado que ahora carezco hasta de tristeza.
Necesito huir de aquí.