lunes, 27 de julio de 2009

Ausencia de Dios

Esta noche cometì un error... debo asumirlo. Realicé una dramática y patètica escena de desesperaciòn, de esas con mocos y lágrimas que goteaban como lluvia estival. Fue un llanto sin dignidad, de esos en los que sòlo hay un descontrol y autocompasión, en la que ya no quieres ser consolada, sólo es la urgente necesidad de llorar, no para disminuir el dolor, sino para aumentarlo en forma exponencial, para que colapse, para que el alma se haga pedazos, para que habiendo sido magnificado a su grado ùltimo, reviente, explosione, termine de una vez....

Llorè con làgrimas àcidas de sarcasmo autodirigido...
Llorè con làgrimas amargas de humillaciones reiteradas,
Llorè con làgrimas añejas, de penas preexistentes;
Llorè con làgrimas salobres de miserias;
Llorè con làgrimas insìpidas de afectos sinceros;
Llorè con làgrimas maceradas de espanto;

Me siento sola, muy sola....y los ecos de mis pensamientos me enloquecen.

Esta noche, Mario Benedetti...

Ausencia de Dios

Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.


Aquì, estoy, sobrevivièndote yo tambièn.....

1 comentario:

  1. Fue una profecìa autocumplida, sin saber, sin tener certeza ni sospecha alguna, que serìas tù, sè que no debo comentarlo, pediste no hacerlo, pero...demasiado larga es esta frìa noche...y ahora, estoy sobrevivièndote...

    ResponderEliminar