lunes, 5 de enero de 2009

Acto IV

Fue una larga noche febril, al despertar el cansancio no lo había provocado el insomnio, sino más bien, las ideas amontonadas, apiladas, desordenadas, que provocaban una jaqueca desequilibrante... por inercia el repertorio conductual una vez más se ejecutó, el ritual del bautismo en la ducha, la máscara de maquillaje, las esencias perfumadas, los accesorios y herramientas...y ahi estás, de nuevo funcionando, cumpliendo expectativas, asumiendo roles... muriendo...sobreviviendo...

Mientras caminaba observaba los rostros, los cuerpos, las sonrisas...y pensaba...."cómo lo logran?" cómo lo hacen para disfrutar de esta vida, de esta monotonía de crecer, amar, odiar, alimentarte, sonreír....vivir? esta letanía de vivir cada día, de intentar desesperezarte, de entusiasmarte con la idea miserable que algo le dará sentido, que podrás encauzarla en algún rumbo, con lo que sea, con fe, con amor, con sexo, con drogas, con hijos, con trabajo, con libros, con fiestas, con lo que sea, de la naturaleza que sea...del olor que sea, con cualquier textura, visión, con lo que sea.... y lo único que percibo es que el alma se vuelve árida, desolada...silenciosa.... con un vacío insoportable que se hace infinito en las noches....cuando la oscuridad me abraza, y solo quisiera acurrucarme en ella como en un útero y desaparecer....

Siento aún.... tal vez sólo la jaqueca, el vacío y las ansias de autodestrucción, pero al menos...siento aún.... aún me puedo maquillar, aún puedo levantarme y fingir con una brillante sonrisa que sobrevivo, que estoy bien, que todo va de maravilla.... No tengo de qué quejarme, la vida ha sido generosa, he sido bendecida....y eso me obliga a ser una eterna y miserable agradecida...

Il pagliacci

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