Nuestra última ternura...

...esas líneas fueron profèticas, tal vez autocumplidas. Preparé mis alforjas, intentando cargar sólo aquello que pudiera sobrellevar, sin sentirme culpable ni cansada. Volver al lugar de los hechos, al epicentro de este gran terremoto en mi vida, en mi cotidianeidad... volví a la misma dimensiòn, intentando rescatar el dominio propio, la dignidad y algo de espìritu que se debe haber quedado esparcido en este contexto... Y asì fue, me rodeaba un halo de incertidumbre, de soledad abrumadora, que me mareaba, que me desorientaba con cada paso... La tristeza me rondaba, sigilosa, astuta, invadièndome durante mis desvelos... observaba la ciudad desde el mismo balcòn, desde la misma ventana de aquel encuentro, las luces, los ruidos, la gente, el bullicio....pero en mi cabeza el silencio era ensordecedor, mis labios temblaban besando el cigarrillo y su tòxica y etérea columna invadìa mis sentidos atontados de pensarte, de recordarte...