jueves, 18 de noviembre de 2010

Fragmentos Mal Intencionados de Poesía Barroca

Esta noche escogí a Sor Juana Inés de la Cruz...
Dejaré que sea ella quién los introduzca...


Estos versos, lector mío
que a tu deleite consagro,
y sólo tienen de buenos
conocer yo que son malos,
ni depurártelos quiero,
no quiero recomendarlos,
porque eso fuera querer
hacer de ellos mucho caso.


-----ooo000ooo--------

Verde embeleso de la vida humana,
loca esperanza, frenesí dorado.
sueño de los despiertos intrincado,
como de sueños, de tesoros vana;

Alma del mundo, senectud lozana,
decrépito verdor imaginado;
el hoy de los dichosos el mañana:

Sigan tu sombra en busca de tu día
los que, con verdes vidrios por anteojos,
todo lo ven pintado de deseo;

que yo, más cuerda en la fortuna mía,
tengo entre ambas manos ambos ojos
y solamente lo que toco, veo.


(Fragmento tomado de Verde Embeleso)


Cogióme sin prevención
Amor, astuto y tirano:
con capa de cortesano
se me entró en el corazón.
Descuidada la razón
y sin armas los sentidos,
dieron puerta inadvertidos;
y él, por lograr sus enojos,
mientras suspendió los ojos
me salteó los oídos.

(Fragmento de Cogióme sin prevención)

En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.
Guerra Civil, encendida,
aflige el pecho importuna:
quiere vencer cada una,
y entre fortunas tan varias,
morirán ambas contrarias
pero vencerá ninguna.
Cuando fuera, Amor, te vía,
no merecí de ti palma;
y hoy, que estás dentro del alma,
es resistir valentía.

Córrase, pues, tu porfía,
de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistirlo
tienes vencido el Castillo
e invencible el Castellano.

(Fragmento de Vencedor Rapaz)


Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

¿o cúal es de más culpa,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿ Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredla cual las hacéis
o Hacedlas cual las bucáis.

(Mi fragmento favorito....de Redondillas)


Digitar estos versos fue un placer.... un pequeño y delicado placer. En estos versos esta noche mi alma encontró reposo...

viernes, 12 de noviembre de 2010

Ayn Rand, La Rebeldía y el Individualismo en la Filosofía del siglo XX

En mundo enmarcado en los lineamientos teóricos de Hegel, Marx y Kant, un mundo estructurado con serias contradicciones entre la razón y el misticismo, entre los empujes del progreso y la nostalgia del pasado. En plena guerra fría aparece en escena una mujer que durante décadas ha quedado relegada a un segundo plano y casi desconocida en América Latina, pero al releer sus planteamientos, nos encontramos con argumentos de una claridad y sencillez que asombran, que revolucionan aquellos cimientos en los que cómodamente descansaba nuestra cognición. El hombre puede acceder a la realidad y no vivir sumergido en la eterna duda. En su novela The Fountainhead, encontramos a un protagonista que reconoce su propia capacidad y potencial para ser y hacerse hombre, imponiendo su visión propia y renovada del ejercicio profesional, una perspectiva individualista que se consagra estéticamente como una contrapartida a personajes autoflagelantes. La Obra que la consagra en la literatura universal es Atlas Shrugged (Atlas se encogió de hombros), título que fue traducido al español como La Rebelión de Atlas. Me agrada la descripción que la propia Ayn hace de su trabajo argumentando que trataría de una novela de misterio pero "no sobre el asesinato del cuerpo de un hombre, sino sobre el asesinato – y el renacimiento – del espíritu humano". Sabemos in extenso que el hombre bueno ha sido considerado el equivalente a un santo, palabra con larga y dudosa tradición religiosa y que trae implícita una connotación de moralidad; se trata de un hombre abnegado que asume un autosacrificio en función de los demás. Para Ayn el hombre debería investirse de egoísmo y abrazar la vida haciendo uso de la libertad, esto es, con la capacidad de decidir y asumiendo las consecuencias de estas decisiones. Es aquí donde la racionalidad emerge como el único principio ordenador, normativo, el que facilita la toma de decisiones conscientes, libres y sistemáticas. En el texto se puede leer el siguiente diálogo:



"- Si Ud viera a Atlas el gigante que sostiene al mundo sobre sus hombros, si lo viera en pie, sangre chorreando por su pecho, sus rodillas arqueándose, sus brazos temblando, pero aun así intentando mantener el mundo a salvo, con sus últimas fuerzas, y cuanto mayor es su esfuerzo, mayor el peso del mundo presionando sobre sus hombros, qué le diría que hiciera?


- Yo no sé, qué podría ser? qué le diría usted que hiciera?


- Que se encogiera de hombros"




Agregaría que dejara caer los brazos, que dejara de llevar consigo las obligaciones impuestas, los sacrificios que se asumen para beneficiar a otros en una compleja y hasta patológica construcción de vínculos sociales e individuales.

Su trabajo denota una sencillez que la destaca, es capaz de desarrollar ideas complejas descomponiéndolas en elementos simples para guiar al lector en la comprensión de un sistema teórico impecable racional y lógico: Tenía la costumbre de comunicarse de manera pedagógica, sin el afán de menoscabar, sino que de precisar de manera pragmática y semántica sus expresiones: "Empezaré haciendo algo muy impopular, algo que no encaja en las modas intelectuales de hoy en día, y que, por lo tanto, es "anti consenso": Empezaré por definir los términos que emplee, para que así sepa usted de qué estoy hablando....". Qué acto de humildad en una sociedad en que se rinde extrema pleitesía a semánticas ininteligibles y discursos homogéneos. Su prosa exige el acto consciente del pensamiento racional desprovisto de ideas primitivas, misticismo y religión que atentarían contra la libertad de pensar del homo sapiens: La Racionalidad es la virtud básica del hombre, la fuente de todas sus demás virtudes, de este modo la irracionalidad expresada en fanatismos religiosos exacerbados y misticismos que hoy alcanzan su cenit en las ventas de objetos y servicios en un consumismo desenfrenado y compulsivo. Ayn advierte “la Irracionalidad es la renuncia al medio de supervivencia del hombre y, por lo tanto, la asunción de un camino de destrucción ciega”.
Considera que el vicio básico del hombre es la supresión de la conciencia, es decir del acto fundamental racional, este hecho explicaría la fuente de todos sus males. Muchas veces escuchamos acerca de la ignorancia como una justificación para actos burdos, pero el ser humano para Rand no es ignorante, dado que posee la cualidad de sorprenderse, de elucubrar, sino que suprime esa capacidad, renuncia a la posibilidad de conocer. En las palabras de Ayn: “Si quisiera hablar con vuestro vocabulario, diría que el único mandamiento moral que tiene el hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una contradicción en los términos. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la Razón no acepta mandamientos. La maldad del mundo se hace posible sólo por la sanción que tú le das.”
Su evidente ateísmo le generó una tremenda impopularidad en la sociedad conservadora norteamericana que reaccionaba de manera hostil a su activismo en pro de la racionalidad. Soy una atea intransigente, pero no una atea militante. Esto significa que abogo por la Razón sin compromisos de ningún tipo y que lucho a favor de la Razón, no contra la religión. Su prosa invita a percibir al ser humano no como un títere de las circunstancias, de los caprichos divinos, karmas ni de la predestinación, para vivir y convertirse en un verdadero ser humano se debe actuar, y para poder actuar se deben tomar decisiones; cada decisión posible implica un código de valores definido, y para lograr tener este código de valores se debe saber qué eres y dónde estás. Tener conocimiento de nuestra propia naturaleza y de nuestro universo, y he ahí el valor de la Filosofía. Ayn nos advierte: “podemos evadir la realidad, pero no podemos evadir las consecuencias de evadir la realidad”. Nos llama al autoconocimiento y al ejercicio de la racionalidad para conocer los propios deseos, sus significados y costos. Aboga por desechar la idea de que el altruismo en pro de los demás es benigno y malvado el egoísmo, para ella “el hombre no es un animal que haya de ser sacrificado en el altar de los demás; la vida no es un inmenso hospital”. De esta forma, surge el hombre racional, pensante, consciente de sus decisiones, investido de la capacidad para prever consecuencias, amparado en la ciencia, la filosofía y la lógica y no en temores religiosos o misticismos anacrónicos. En sus palabras: “No debemos confundir altruismo con generosidad, buena voluntad o respeto por los derechos de los demás. Estos no son valores primeros, sino consecuencias que el altruismo, de hecho, hace imposibles. El valor irreductible, primero y básico del altruismo es el sacrificio propio, que quiere decir: inmolación de uno mismo, abnegación, negación de uno mismo, autodestruccción, es decir: el yo es el mal y los demás el bien”.





lunes, 8 de noviembre de 2010

Frases Escogidas del Marqués de Sadé: Libertino Jamás Criminal


 


El Marqués de Sadé. Su sólo nombre hace temblar a los mojigatos y puritanos, pero lamentablemente, sus reflexiones filosóficas y crítica social es desconocida por muchos. Su trabajo literario (tanto la prosa como el intercambio epistolar) refleja una reflexión singular para una época atiborrada de desilusiones y promesas rotas; una Revolución Francesa que reemplazó un sistema cruel e indiferente, por otro doblemente cruel, y además caracterizado por la paranoia. Fueron sus escritos los que ya auguraban la ineficacia de una Revolución Social que no fuese acompañada de una Revolución Moral.  Probablemente la oscuridad disfrazada de luces reflejaba un período histórico decadente, una nueva cacería de brujas, sólo que esta vez las brujas no eran quemadas en la hoguera para purificación de sus almas, sino decapitadas en nombre de la manoseada Libertad. Una revolución que enarbolaba la bandera de la Igualdad y Fraternidad, pero que en la práctica no modificaría las desigualdades sociales, sólo cambiaría los rostros en la cúpula del poder, depondría a una monarquía decadente robusteciendo a una burguesía ambiciosa y moralista. Pareciera que no hablamos del s. XVIII sino de hoy.
 
Considerando que el Sr. de Sade que ha sido alojado en Charenten, está poseído por la más peligrosa de todas las locuras; que sus escritos no son menos insensatos que sus palabras y su conducta personal; que dichos peligros son sobre todo inminentes en medio de seres cuya imaginación ya es de por sí débil o extraviada (Sentencia del Ministerio del Interior Francés, Octubre de 1810)
 
Sadé ha sido víctima del descrédito, y me he propuesto la cruzada de reivindicarlo. Pretendo realizar una breve recopilación de sus ideas en frases escogidas que describen con humildad su vasto trabajo. Debemos recordar que gran parte de su obra inédita fue quemada por sus familiares avergonzados del vínculo consanguíneo. Lo primero que quiero hacer es llamarlo por su nombre: Donatien Alphonse François, nacido con título nobiliario y luego con el estigma social que odiosamente ha permanecido hasta nuestros días. Propongo a los lectores que arrojemos las caricaturas que se le han impuesto, los comentarios maliciosos de beatas con los pechos endurecidos provocados por la repetición compulsiva de sus letanías mea culpa, mea culpa. Sadé fue reducido a la figura de un sádico sexual y los rumores de sus conductas aberrantes fueron más tomados en cuenta -por el morbo de la sociedad- que sus aportes teóricos. Fue un impecable intelectual, de una mente racional, perspicaz y suspicaz, "Uno de vuestros filósofos modernos se decía el amante de la naturaleza: y bien, yo, amigo mío, yo me declaro verdugo". El descaro de sus pensamientos, la empatía con los sometidos, los invisibles, los marginados, provee de una perspectiva novedosa acerca del movimiento del cuerpo, de la sacralización de todo aquello que fue aborrecido por una estética del buen gusto aristocrática y pedante. “Sólo me dirijo a aquellos capaces de entenderme, ellos me leerán sin peligro”. Su voz surge como una alternativa, una postura disidente que invita a una lectura donde el prejuicio y la moralidad mojigata actuarían como una barrera para acceder a la belleza de una prosa honesta, acelerada, con matices claroscuros y una arrogancia propia de los genios. El reposicionamiento que hace de los marginales en el sentido moral probablemente sólo lo volvemos a ver con los trabajos de otro francés, pero con dos siglos de diferencia, en los trabajos de Michel de Foucault; sólo entonces tendremos la oportunidad de volver a mirar la locura desde otro ángulo visual, quién rescata el discurso de los marginados, de diversos marginados, relacionándolo con el poder. "La dureza de los ricos legitima el mal comportamiento de los pobres".
 
La Obra de este inquieto descarado podemos dividirla en dos grupos o momentos creativos, el primero de éstos considera las historias de Julieta y Justine, la Filosofía del Tocador y una serie de cuentos breves; estas obras dan cuenta de lo que se ha llamado Sadismo Puro, donde los personajes son caracterizados como seres depravados, poseedores de una conducta sórdida y desfachatada y al mismo tiempo una anomia evidente; el placer se obtiene a partir del goce de los sentidos -de todos ellos- a través de experiencias de martirio voluntario y tortura, se establece una relación consensuada de víctima-victimario y es por medio de estas experiencias donde surgen digresiones filosóficas y existenciales que dan cuenta del propio conocimiento autoobservado y de las connotaciones de éste. Queda declarada nula la observación de la Iglesia y desde esta posición de observación, es el libertinaje lo que permite acceder al conocimiento a través de los sentidos. Una vez trazado tu esquema, trabaja ardientemente por ampliarlo, pero sin encerrarte en los límites que al principio parecía imponerte: te volverías enteco y frío con ese método; son impulsos lo que de ti queremos, no reglas; ve más allá de tus planes, varíalos, auméntalos: sólo trabajando vienen las ideas. (Los Crímenes del Amor, pág 15)

 
La segunda compilación de obras de Sadé (obras como Oxitern o las desdichas del libertinaje; La Marquesa de Gange; La Historia Secreta de Isabel de Baviera; entre otras) aquí dejamos de apreciar el otrora singular sadismo, para dar paso a la emergencia de arrebatos coléricos, un ataque a las conciencias puritanas e hipócritas. Tal vez esta etapa coincida con su biografía, en su juventud se caracterizó por un carácter afable, de hermosa estampa y con amplios triunfos amorosos con  mujeres hermosas de la alta sociedad y amoríos no tan conocidos que daban cuenta de sus inclinaciones bisexuales. Posteriormente, y después de varios años en prisión, su apariencia física fue deformada por una obesidad que cambió su estado de ánimo, condenándolo no sólo a la cárcel del cuerpo, sino a delirios de superioridad y temperamento taciturno. "Las leyes, que son buenas para la sociedad, son muy nocivas para el individuo que forma parte de ella; puesto que, para una vez que lo protegen o lo salvaguardan, le molestan y encadenan durante tres cuartas partes de su vida". No se debe olvidar que Sadé tuvo una historia de vida caracterizada por un constante desacato, vivió las censuras de una familia castigadora y luego un matrimonio cuya familia política se encargó de minimizar su figuración pública enclaustrándolo en manicomios y cárceles. Los registros biográficos probablemente den cuenta de desajustes conductuales desde la primera infancia que los perfilaban como candidato a un trastorno antisocial y rasgos psicopáticos infantojuveniles. "Si, reconozco que soy libertino: he concebido todo lo concebible en ese género, pero qué duda cabe de que no he hecho todo cuanto he imaginado ni nunca lo haré. Soy un libertino, pero no un criminal o un asesino". (Cartas a Madame de Sadé, 1781)

 
Descubrir su trabajo me arrojó al borde de los acantilados teóricos, la seducción de pensar acerca de mis propias limitaciones, aquellas viejas máscaras y controles mentales heredados de una tradición judiocristiana castradora y disfuncional. Los invito a dar una relectura a un filósofo encantador y persuasivo, promiscuo y fascinante, a un irreverente del placer poseedor de descaro sarcástico y provocador. Un vividor que usó la sensitividad para conocer el mundo y describirlo. Esta travesía sin duda nos hará remecer nuestros apolillados conocimientos del mundo y de la sensualidad. "Vamos a darnos indiscriminadamente a todo lo que sugieren nuestras pasiones, y siempre seremos felices...La conciencia no es la voz de la naturaleza, sino sólo la voz de los prejuicios".

 
Uno de mis fragmentos favoritos, que incluso puedo imaginar a un hermoso hombre de largo cabellos dorados musitando en mi oído: ‎"Las pinturas más audaces, las descripciones más osadas, las situaciones más extraordinarias, las máximas más espantosas, las pinceladas más enérgicas tienen el sólo objeto de obtener una de las más sublimes lecciones de moral que el hombre haya recibido nunca."  Su postura anticlerical y atea le valió miles de enemigos, su valentía y racionalidad le hizo proclamar que el único pecado que no le perdonaba a la humanidad era haber inventado a Dios, en correspondencia con un coterráneo Voltaire. "¿Qué otra cosa veré en el dios de ese culto infame si no es a un ser inconsecuente y bárbaro, que hoy crea el mundo y mañana se arrepiente de su creación?". (Filosofía en el Tocador,  1791), aunque la más detallada crítica religiosa fue redactada en una de sus permanencias en la Bastilla, donde escribe Diálogos entre un Sacerdote y un Moribundo en 1782. Pese a los extensos períodos en que estuvo encarcelado, su prosa no tiene límites, ni morales, ni religiosos, ni políticos. Fue un hombre libre, de toda atadura, de todo prejuicio, libertino y libre. Dejo estos fragmentos sabrosos, descarados e irreverentes para ser degustados con la mente y las sutilezas de la geografía de nuestros cuerpos. "Mi manera de pensar es el fruto de mis reflexiones; está en relación con mi existencia, con mi organización. No tengo el poder de cambiarla; y aunque lo tuviera no lo haría. Esta manera de pensar que censuráis es el único consuelo de mi vida; me alivia de todas las penas en la cárcel, constituye todos mis placeres en el mundo, y me importa más que la vida. La causa de mi desgracia no es mi manera de pensar sino la manera de pensar de los otros"

 
Su razonamiento limpio, prolijo, sin adornos retóricos ni poesía sobreadornada. Utiliza una semántica racional, desprovista de accesorios metafóricos, se refiere a las cosas con un afán de volverlas  a lo terrenal, quitarles esa connotación mística o espiritual que para él carecían no sólo de valor, sino además de lógica. "No sé qué es el corazón... Yo sólo llamo así a las debilidades del espíritu". Ya nos advertía acerca del sesgo en el estudio de la conducta humana y su contexto social, augurando la influencia del positivismo epistemológico "Las sensaciones morales son engañosas mientras que la verdad solo está en las sensaciones físicas". A fines del siglo XVIII se anticipaba a Freud y Klein sentenciando: "El erotismo es un poder sexual, sin final, ilimitado y desmedido. Es necesario temerle..."
 

Quisiera finalizar esta apología, no con mis palabras, quiero que sea él quien con las suyas termine este artículo: Imperioso, colérico, irascible, extremo en todo, con una imaginación disoluta como nunca se ha visto, ateo al punto del fanatismo, ahí me tenéis en una cáscara de nuez... Mátenme de nuevo o tómenme como soy, porque no cambiaré."

Génesis

Estoy de pie, cansada,
dolida
perdida
Los días han pasado burlones
sarcásticos
miserables

He tratado de huir,
He tratado de alejarme;
En vano en recorrido estas calles
Perdida de vagar
Perdida de pensar
Perdida de amar.

Cada paso me trajo de vuelta,
Entre más lejos huía, más cerca caía;

He regresado al mismo lugar de donde partí.
He regresado después de tanto tiempo a tu puerta...

domingo, 7 de noviembre de 2010




Con las manos sumergidas en mi propia humillación. Con el rostro empapado en lluvias eternas que erosionan mis límites, mis planicies, mis cimientos. Me acurrucaré un momento, dejaré de pensar en lo que no ha sido, en lo que ya consumado, cual incienso se eleva a las alturas en señal de plegaria. Dejaré de pensar, de lamentar.

Esta noche de luna creciente, espero reunir fuerzas desde mis entrañas. He deambulado errante por lagoteros lejanos e intrincados, he visto tantos rostros y expresiones, he oído tantas voces y esquivado miradas mezquinas. En todas te he buscado, pero en este instante todo este torbellino de emociones, enjambre de recuerdos, se consume entre mis manos. Todo lo de ti comienza a perder sentido, te he buscado tanto, que de tanto buscar olvidé tu rostro, el sonido de tu voz comenzó a hacerse extraño a mi oído, tu olor se desvaneció desde mis dedos, intento retener tu sabor en mis labios, pero fue hace tanto, tantas noches, tantos soles, tantas lluvias... Mi rostro escondido entre mis rodillas comienza a levantarse, mis alas surgen, se fortalecen... Aun no puedo moverme, ni siquiera la intento. Me conformo sólo con contemplar mi entorno, mi paisaje... Me pareció escucharla, cantaba una canción con la misma voz de esos tiempos...

La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes
los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí
ni el recuerdo los puede salvar...


Fantasmas

Un breve despertar, sólo bastó abrir los ojos de par en par, como ventanas resplandecientes con los destellos matutinos. Olvidé cerrar las cortinas antes de dormir, quería un baño de luna, caricias de brisa primaveral sobre los pliegues de la piel nocturna.

La sed controló mis ansias, trataba de no pensar, y ese acto resultaba fútil, esforzado, extenuante. Fantasmas aparecían en mi espacio racional, el calendario marcaba claramente la fecha de su muerte, sin embargo, burlones emergían desde el olvido. Una vez más me susurró al oído, intenté no prestarle atención, susurraba letanías en una lengua que había olvidado, sólo fragmentos inconexos, memento mori...memento mori ... Mi cabeza estaba a punto de estallar, no podía soportar tantas locuras, tantas imágenes, tantas torturas en una simple noche, en una breve escena.

Stand by me



La noche comenzó a deslizarse por mis cabellos, fumaba el primer cigarrillo con culpa, y miraba la luna casi con una fijación hipnótica. Una melodía invadía mis oídos, tenía unas tremendas ganas de reunir la fuerza necesaria para terminar con este estado de imbecilidad. Necesito con suma urgencia reaccionar, gritar, llorar, dramatizar. ¿Hasta cuándo puedo contener sin reventar en mil pedazos de mi? ¿hasta cuándo puedo fingir que no me importa, que te olvido, que soy fuerte, que soy gigante? si la horrorosa verdad es que soy un fraude, una pequeña existencia, frágil e ingenua, un espectro sumiso y tímido, que se disfraza cada día con atuendos de indiferencia e incredulidad, con tacones de superficialidad y empoderamiento, para que cada paso retumbe sobre la calzada, pero lo cierto es que son sólo ecos de alguna vez. Todo un escenario, acotaciones y movimientos ensayados. Me observo desde el palco de honor, una mala actuación novata, un triste monólogo acompañado de una famélica interpretación de Mi Misma, de la que alguna vez Yo fuera.
La máscara comienza a fragmentarse. Esa tarde - en el café de siempre-  apareció una mirada que me hipnotizó, destruyó todas mis inservibles defensas, quedé expuesta, rendida, no hubo nada que me hiciera huir, me inmovilicé frente a su dominio, una palabra de sus labios y yo caería rendida, sin oponer resistencia. Cada palabra, cada movimiento, cada sonrisa me hacían olvidar que una vez más estaba corriendo el riesgo de despertar sintiéndome vacía, con un malestar que me empujaba a anestesiar mi alma con dosis mayores y mortales de miseria.

Esa noche lo olvidé todo, todo, sólo estaba él. No habían recuerdos de nadie más, no habían cicatrices, no había dilemas, las culpas se hacían agua y sal, los remordimientos caían desintegrados por ráfagas furiosas, ni geografía, ni señales de advertencia, ni duelos, ni fantasmas, ni trozos de alma, ni culpas expiadas, ni deudas pendientes, ni temores ansiosos. Sólo estaba él, frente a mí, en mí, alrededor de mí.

No lo notó pero estaba desnuda ante él, sincera, vulnerable, expuesta. Sentirle tan cerca, fusionado. Esa noche no podría dormir, con él a mi lado no podía, al intentarlo caía en un precipicio que ya se anunciaba amenazante, una premonición de las horas venideras. Al vislumbrarse los primeros rayos del sol, una vez más - la profecía autocumplida - amanecería sola, con vestigios de él en mi cuerpo, conteniendo los recuerdos, las falsas expectativas. ¿Y él?. Lo mismo de siempre, la regla universal causal, él se iría por el mismo camino que en la noche recorrimos juntos, besándonos descaradamente ante el mundo, bajo la noche. Recuerdo una banda de blues que musicalizó por unos minutos un beso invasivo. Él se llevó lo poco que me quedaba de mí misma, quedaba tan poco que tal vez no ha sido un robo. Probablemente se lo dí sin darme cuenta, o quizás, en un intento desesperado  e inconscientemente, intenté terminar con todo de una buena vez, acortartando esta  agonía con la última estocada.

Esperé, no lo niego, esperé por él. En el fondo, confieso que corrí el riesgo una vez más, tal vez porque me resisto a que este sea el último capítulo, buscaba un giro en la obra, un desenlace distinto.

Esta noche, el cigarrillo ya se ha consumido casi sin bocanadas, sólo aspiré recuerdos e intenté exhalar tristezas.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Mitología y Antropología: una aproximación sistémica a la práctica del BDSM en las sociedades modernas.


El ser humano sediento de intentos explicativos ha creado y transformado un amplio acervo de mitos para calmar la ansiedad frente a la incertidumbre de un mundo bipolar, desde la pasiva hermosura de sus paisajes a la hostilidad cruel de las inclemencias climáticas. La vida en sí fluía como un enigma y terminaba con la muerte, aún más oscura e inexplicable. Es aquí donde el mito utiliza los elementos presentes y se reagrupan en una argumentación que disminuyera el asombra y dominara las dudas, la angustia de la fragilidad, de la limitación, de la mortalidad. Es en este contexto en que el símbolo (simbolum en latín, symbolom en griego) y el signo (signum en latín y secnum en griego) surgen como las voces que representan lo no presente, la significación de una propiedad única atribuida real o fantaseada. El símbolo nombra las cosas, no las define conceptualmente, sino que genera una distinción; el signo es algo físico, perceptible a nuestros sentidos. Toda distinción genera una forma, establece Spencer Brown, ahora, esta sentencia debe ser entendida en el sentido de que la forma no es otra cosa sino el resultado de una selección en un conjunto de distinciones posibles. De este modo, el ser humano ha intentado representar lo que ven sus ojos, la representación de la realidad captada y limitada sensorialmente y materializada a través de la producción gráfica.

Lo simbólico de este modo es construido como un intermediario entre la realidad cognoscible y el conocimiento invisible. En sociedades primitivas se vinculó causalmente a la naturaleza y ciertos eventos de la vida cotidiana dando paso a la aparición de la zoolatría. Las arañas han sido representadas gráficamente en diversas y vetustas culturas, se tienen pruebas arqueológicas con una antigüedad de 10.000 años de este símbolo,en especial, la cultura sumeria donde estos artrópodos eran considerados el símbolo de la diosa creadora. La araña se trataría del artrópodo que aparece con mayor frecuencia reflejado en la mitología universal, existiendo similitudes y concordancias en los elementos explicativos y descriptivos de todas las produccciones simbólicas y culturales. La araña es laboriosa, capaz de construir a partir de sus propias secreciones entramados de una alta complejidad, diseño geométrico, construcción poseedora de resistencia, flexibilidad y estabilidad. Este manto tejido en perfecto orden y armonía es observado por el ojo humano en un mundo donde la naturaleza hostil generaba temores e inseguridades a partir de las fuerzas poderosas, el peligro y las inclemencias en un mundo desprovisto de orden aparente, es en este caos en que brillante surge la telaraña construida por un pequeño y misterioso animal, dibujando un micromundo en orden dentro de un macromundo en caos..... (continuará....)





jueves, 4 de noviembre de 2010

un café...

No puedo enlazar palabras, no puedo pensar con claridad, no puedo respirar sin sentir que me ahogo en mis propias cavilaciones. Estoy acurrucada en mi cama sin querer salir nunca más, enredada en sus ropajes, con la cara sumergida por la vergüenza, la rabia que implosiona en mis adentros, colapsando los residuos de lo que alguna vez fue mi fortaleza. Las lágrimas brotan inundando todo, recuerdos diluidos con trozos de piel, pedazos de mis sueños revueltos con la mierda de mis egoísmos y torpezas. Una cloaca de decisiones impulsivas, de promesas rotas, de ausencias fantasmales. El dolor ha deformado mi ritmo cardíaco, convirtiéndolo en un crescendo de angustia y soledad, cada compás atiborrado de silencios prolongados, esperando la nota final que tarda demasiado.
He pensado en todas las posibilidades, incluso las menos gratificantes. He pensado en huir lejos, en desaparecer, en transformarme en otra persona, en dejar de fingir que tengo una vida propia, porque en realidad es una frágil fachada de una miserable y patética sobrevivencia.
Estoy agotada de obligarme a sonreír, a tragar bocanadas de aire y automentirme con frases de motivación que sólo se tornan profecías no cumplidas. Hace tanto que no estás que me he ido acostumbrado a esa ausencia cotidiana, hace tanto que no sé cómo deshacerme del sobrepeso adicional.
Esta es la última historia que relato, esta es la última vez que mi personaje esquizoide emerge para narrar sus vivencias patológicas y lastimeras. Estamos desgastadas, cansadas, usadas y desechadas, hemos deambulados por calles y lugares buscando una pertenencia, o al menos una estancia agradable, poder pronunciar un nombre que no sea el de él, poder ansiar una piel y que sus aromas se impregnen en mis manos. He deseado que esta soledad termine, pero sólo he acarreado barreras y trincheras alrededor de un refugio que terminó convirtiéndose en mi propia celda.
Él fue mi último intento por volver a creer, por devolverle el alma a mis días zombie. El último intento de creer que las cosas podían ser distintas, pero fue sólo una tregua fugaz y nocturna, que una vez más se desvaneció con los rayos matinales.
No fue una alondra, fue sólo una quimera.
Renuncio a tu recuerdo, renuncio a la espera, renuncio a mí.
Alondra en Fuga.
Sinfonía de ausencias.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Ascenso de la Alondra

The Lark Ascending

He rises and begins to round,
He drops the silver chain of sound,
Of many links without a break,
In chirrup, whistle, slur and shake,
All intervolved and spreading wide,
Like water-dimples down a tide
Where ripple ripple overcurls
And eddy into eddy whirls;
A press of hurried notes that run
So fleet they scarce are more than one,
Yet changeingly the trills repeat
And linger ringing while they fleet,
Sweet to the quick o' the ear, and dear
To her beyond the handmaid ear,
Who sits beside our inner springs,
Too often dry for this he brings,
Which seems the very jet of earth
At sight of sun, her music's mirth,
As up he wings the spiral stair,
A song of light, and pierces air
With fountain ardour, fountain play,
To reach the shining tops of day,
And drink in everything discerned
An ecstasy to music turned,
Impelled by what his happy bill
Disperses; drinking, showering still,
Unthinking save that he may give
His voice the outlet, there to live
Renewed in endless notes of glee,
So thirsty of his voice is he,
For all to hear and all to know
That he is joy, awake, aglow;
The tumult of the heart to hear
Through pureness filtered crystal-clear,
And know the pleasure sprinkled bright
By simple singing of delight;
Shrill, irreflective, unrestrained,
Rapt, ringing, on the jet sustained
Without a break, without a fall,
Sweet-silvery, sheer lyrical,
Perennial, quavering up the chord
Like myriad dews of sunny sward
That trembling into fulness shine,
And sparkle dropping argentine;
Such wooing as the ear receives
From zephyr caught in choric leaves
Of aspens when their chattering net
Is flushed to white with shivers wet;
And such the water-spirit's chime
On mountain heights in morning's prime,
Too freshly sweet to seem excess,
Too animate to need a stress;
But wider over many heads
The starry voice ascending spreads,
Awakening, as it waxes thin,
The best in us to him akin;
And every face to watch him raised,
Puts on the light of children praised;
So rich our human pleasure ripes
When sweetness on sincereness pipes,
Though nought be promised from the seas,
But only a soft-ruffling breeze
Sweep glittering on a still content,
Serenity in ravishment

For singing till his heaven fills,
'Tis love of earth that he instils,
And ever winging up and up,
Our valley is his golden cup,
And he the wine which overflows
To lift us with him as he goes:
The woods and brooks, the sheep and kine,
He is, the hills, the human line,
The meadows green, the fallows brown,
The dreams of labour in the town;
He sings the sap, the quickened veins;
The wedding song of sun and rains
He is, the dance of children, thanks
Of sowers, shout of primrose-banks,
And eye of violets while they breathe;
All these the circling song will wreathe,
And you shall hear the herb and tree,
The better heart of men shall see,
Shall feel celestially, as long
As you crave nothing save the song.
Was never voice of ours could say
Our inmost in the sweetest way,
Like yonder voice aloft, and link
All hearers in the song they drink.
Our wisdom speaks from failing blood,
Our passion is too full in flood,
We want the key of his wild note
Of truthful in a tuneful throat;
The song seraphically free
Of taint of personality,
So pure that it salutes the suns
The voice of one for millions,
In whom the millions rejoice
For giving their one spirit voice.
Yet men have we, whom we revere,
Now names, and men still housing here,
Whose lives, by many a battle-dint
Defaced, and grinding wheels on flint,
Yield substance, though they sing not, sweet
For song our highest heaven to greet:
Whom heavenly singing gives us new,
Enspheres them brilliant in our blue,
From firmest base to farthest leap,
Because their love of Earth is deep,
And they are warriors in accord
With life to serve, and, pass reward,
So touching purest and so heard
In the brain's reflex of yon bird:
Wherefore their soul in me, or mine,
Through self-forgetfulness divine,
In them, that song aloft maintains,
To fill the sky and thrill the plains
With showerings drawn from human stores,
As he to silence nearer soars,
Extends the world at wings and dome,
More spacious making more our home,
Till lost on his aerial rings
In light, and then the fancy sings.

George Meredith
Edmund Clarence Stedman, ed. (1833–1908). A Victorian Anthology, 1837–1895. 1895.