viernes, 9 de octubre de 2009

Insomnio...mi fiel amante

Acariciada por el insomnio, mi eterno cómplice, me abrazaba esa noche de soledad, ahuyentando mis fantasmas, mis eternos tormentos, mis miedos endemoniados que se resisten a abandonarme, que se empeñan en mortificar mis sienes. Un canto gregoriano se desplaza por el espacio denso en la penubra de la noche, cierro los ojos, secos, petrificados, invadiéndome de sacras letanías. Quisiera creer en algo, en Dios en algo, suplicar ayuda, suplicar misericordia, apelar a la piedad, esta existencia se vuelto un miseria insoportabe. Qué soledad tan ácida, carcomiendo los tuétanos hasta mis entrañas. Mi adicción al tabaco se hace cada día más incontrolable, mi adicción a la tristeza casi inconsciente y mi estupidez casi innata. Otra noche sin dormir, otra noche de ideas, pensamientos repetitivos y automáticos. Estoy tan cansada, un peso y otro más, y otro más...ya no tengo espacio. Antes lloraba y se generaba un diluvio que arrastraba parte del exceso contenido, liberando un espacio residual. Ahora ni las lágrimas ayudan, ni buenas intenciones, ni la indiferencia, ni la autodestrucción.

Soy una bruja, una desalmada cargando sobre sus espaldas el vituperio y sobre su pecho la letra escarlata. Soyuna bruja que ha pactado con la búsqueda con la eterna búsqueda de sus propios secretos, con el miedo a aferrarse, con el desprecio por todo, por las ansias de ir más allá. Una bruja que ama sus libros, que se extasia de saberes viejos y nuevos, que explora, que se pierde en anacrónicos renglones, que memoriza pasajes y estrofas, que escarba en páginas amarillentas. Un bruja que se resiste a aceptar un rol, una imposición, que carece de moralidad, que sobrevive en contradicciones, que pasa por alto convencionalismos. Un bruja hereje, blasfema irreverente, que desprecia su propia humanidad, su propia intrascendencia, su propia miseria. Un bruja disfrazada de mujer, una bruja con severo luto, luto por su alma desaparecida, obligada a sobrevivir en un plano existencial aburrido, material, cotidiano.

Hoy sepulté mi última esperanza acerca de él, aquel que trastornó mi mundo, aquel a quién reverencié en una adulación hipnótica. Me invitó a un festín de su propia vanagloria, verle ahí frente a mi, ya no me sentí pequeña, ya no rehuía su mirada, ya no hablaba, mi mente se perdía en los detalles del escenario elegido. Observaba los libros viejos (qué hermosura! que títulos escondidos!) las fotografías, el menú...y su voz se confundía con el resto de los comensales... Ya su voz se hacía extraña, bárbara a mi oido, casi no la reconocía. Hablaba de si mismo, de su mundo, de sus penurias, hasta mencionó la palabra "querer" en una conjugación que no reconocí. Ya no deseaba abrazarlo, ya no deseaba estar ahi. Era señal que las heridas cicatrizaban? era la tan esperada superación, el venturoso olvid0, la pasiva resignación??

Acaso...avanzaba? Caminamos por una hermosa calle, con vetustos edificios, se despidió, mordió mi cuello y percibió el perfume, su perfume... ese que al aplicar cada uno de estos largos meses pronuncié religiosamente su nombre... su nombre...

Se despidió y caminé sola, aliviada, casi sonriente...no lloraba! no me alejaba destruida!! caminaba sin tambalear...comenzaba mi sanación. Comenzaba mi vida sin él...

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