martes, 21 de diciembre de 2010

Noche Melancólica...

Esta noche un brindis. Esta noche un suspiro por nadie; una sonrisa cómplice con el espejo...
Esta noche sólo Chopin y sus nocturnos acariciarán mis oídos.
Esta noche seremos ella y yo: luna y lágrimas; cigarrillo y ventana.

Esta noche suspiraré por cada nombre que ya no pronuncio, por cada cicatriz olvidada, por cada beso desperdiciado. Por todas esperanzas amalgamadas, por esos intentos tan fallidos, por todos estos sinsabores macerados en la memoria.

Esta noche será sólo mía. Mientras escucho el Nocturno N° 2 en Mi bemol M Op. 9 comienza a llover. Cada nota una corchea, cada suspiro un silencio. Una a una las gotas de lluvia van inundando todo. Una tormenta, un ciclón. Siento que puedo escapar y correr bajo esa lluvia, que se lleva todo, que deslava mi alma, que destiñe mis penas. Alocada, derrotada, con la mirada en el barro de las esperanzas.

Cada gota de lluvia es una lágrima.

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