miércoles, 7 de diciembre de 2011

Preguntas para las que no tengo respuesta

Dame una señal, una esperanza, y muevo tu mundo otra vez...y ahora qué? qué hago con este recuerdo maldito derretido en mi memoria? impregnado en mis huesos?  còmo encuentro el camino de regreso si aùn estoy atrapada en tu recuerdo maldito?.

Laberinto de pasos en procesión, interminables, consecutivos que deambulan en mi mente buscando tu recuerdo. Atesoro versos, sonetos y églogas y con cada uno de ellos te invoco, te recuerdo, te acaricio. En mi mente, en mis oscuros subterráneos, es el escenario de mi existencia infinita, no tengo ojos ahí, sólo me quedan miradas. Algún día, Alguna de estas noches, Volverás, Tal y como hasta ahora has hecho. Pero seré yo quién dejará de estar, Después de tanto esperar.

Otra noche triste, iluminada de oscuridad profunda que emerge de mi alma y resalta a contraluz con el brillo de mi ventana. Esta noche leeré en voz alta estrofas con tu aroma, versos con tu aliento y rimas con tu sonrisa. Poesía amiga, consuelo reconfortante. Para apagar la luz abrazando mi almohada y soñarte en mis sábanas, o yo en las tuyas. Cada compás atiborrado de silencios prolongados, esperando la nota final que tarda demasiado.

Fui huracán. Fui tornado. Fui tormenta en tus manos, y ahora, Silencio y Sequía, árida geografía de ausencias. 

Mis formaciones cóncavas expulsaran mis sedimentos profundos derretidos por tus laderas...tu boca la usé para beber mentiras dulces. Dispuesta a tus órdenes, sometida a tus sentencias, convicta de tus pasiones, prisionera del sudor de tu cuerpo, encadenada a tu deseo. El pecado de tu cuerpo; La abominación de tu carne sudada; La aberración de la humedad de tus abismos; Incendiando mi confesión penitente. Quiero musitar una letanía rozando con mis labios blasfemos el crucifico de tu cuerpo, una y otra vez, compulsiva y religiosamente...

Arácnida tejedora de mis pretensiones de envolverte en mis caricias, envenenándote con besos lascivos, atrapando el cansancio de tu cuerpo. Naufragando, agitada por el vaivén de tus olas, vientre; de tus manos, ráfagas; de tu aliento, tormenta; de tu proa, hecha mía. Me deslizo en las sombras de tus acantilados; me derrito sobre las planicies de tu pecho y sumergida en tus manantiales, disfruto tu paisaje. Quiero desaparecer sumergida en el oleaje de tus piernas...Hacerme un violín, mis piernas, las cuerdas tensadas, y tú, el arco que arranca las armonías desde lo profundo de mis entrañas...Sommelier de tus fluidos, Alquimista de tus elementos, Nigromante de tus instintos. Serás un diestro matarife, con cada estocada trozos de mí, esparcidos sobre ti. Al compás de tu aliento frenético, mis caderas tomaban posesión de tus territorios rebeldes. Deseos incontrolables de someterte con caricias con forma de mordazas invisibles...y besos látigos.Arando tu espalda con mis manos, regando tu siembra con deshielos de mis adentros. Quiero amanecer, arrojada por la marea baja de tu abdomen, varada en tu orilla, encallada en las aguas superficiales de tu geografía...Qué mal debemos pagar cuando quedamos encadenados a las mazmorras del eterno recordar. Y si...invoco un sueño perverso, imaginando que torturo tus carnes con besos látigo? Con caricias-ataduras?

Y ahora amortajada, ese criminal insomnio invadió mi oscuridad...El amanecer inevitable se acerca, aunque me resista...Cada soneto inconcluso fraguado con los gélidos ósculos de su partida definitiva...Cada estrofa hilvanada con la seda de sus caricias...Cada verso tiene encadenado su nombre...Èl no sabe que aún existo. Su orgullo me olvidó y mi silencio se hizo distancia eterna. Errática, sin el rumbo trazado. Zozobrando en el delirio de tus caricias naufragio. Encallada en las rocas de tu costa remota...

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